física es evidente y lo seguirá siendo, a pesar del incremento en nuestra movilidad y la mayor virtualización de nuestras relaciones sociales y actividades recreativas. El proceso de globalización tampoco ha significado la decadencia de lo local como
locus de la identidad territorial de la mayoría de los actores sociales. Lo que está ocurriendo, eso sí, es una mayor complejidad en nuestro repertorio territorial como seres urbanos. Cultivamos más lugares y nuestro apego a cada uno es menos profundo. Es otro asunto, sin embargo, cómo los actores sociales expresan esta ansiada e ineludible espacialidad. He señalado que hay poderosos procesos que van reduciendo los espacios públicos, como son la delincuencia, el dominio del tránsito vehicular y el creciente énfasis en lo privado como sustitución de lo público. Como se verá en los próximos capítulos, este es justo el drama que nos toca vivir y entender.