73. Marta Marfany, «La traducción del Inferno de Pedro Fernández de Villegas: la huella de la tradición poética castellana y de los comentarios a la Commedia de Dante», Anuario de Estudios Medievales, 45, 1 (2015), pp. 449-471 y «Poetic Tradition and the Voice of the Translator: The First Verse Translations of Dante’s Commedia», Enthymema, 19 (2017), pp. 5-16.
74. De la decena de artículos que he publicado sólo cita «Los testimonios de la traducción...», art. cit. En su libro se pueden observar, sin embargo, numerosas similitudes con mi investigación: desde cuadros de variantes y descubrimientos filológicos que se presentaron por primera vez en mis artículos —fechas de producción y filiación de testimonios, precisión de datos del contexto histórico del autor y la mecenas—, hasta análisis específicos de pasajes —en relación a las reflexiones lingüísticas que incorpora en su glosa, así como las reflexiones en torno a la funcionalidad de la poesía y la ficción— e incluso se observa una similar perspectiva político-cultural y similares metodologías y perspectivas teóricas en el análisis de la traducción.
75. Para más datos ver Lucía Megías, «Sobre textos, traducciones y otros demonios (reseña crítica...», art. cit.
76. Dice Marfany (2015, p. 451): «[...] la traducción y el comentario de Villegas no habían recibido suficiente atención por parte de la crítica. No obstante [...] el panorama ha cambiado y hoy ya contamos con varios estudios. Cabe destacar los trabajos de Cinthia María Hamlin, que han permitido esclarecer, entre otros muchos aspectos, algunas de las cuestiones cruciales sobre la fecha de la traducción y del comentario, por un lado, y sobre la relación entre el manuscrito y la edición de Burgos, por el otro [...]. En 1494 [...] Juana de Aragón aún debía de residir en Barcelona, pues su enlace con Bernardino Fernández de Velasco [...] condestable de Castilla —cuya primera esposa murió en 1499—, que la llevará a vivir en Burgos, no se produjo hasta 1502.13 Sea como fuera la relación de F. de Villegas con Juana de Aragón se inició en Burgos a raíz de su matrimonio con Bernardino Fernández de Velasco [...]». En la nota 13 Marfany señala: «Una vez más, debemos la fijación de la fecha de la boda, entre otras cuestiones de datación, a las investigaciones de C. M. Hamlin [...] Véase Hamlin 2013a, p. 110.»
77. Véase Mondola, Dante vestido..., op. cit., pp. 15-8 y 24-7. Asimismo, vid. infra capítulo 1, nota 48.
78. Quizás sea relevante ejemplificar también con el pasaje de Hernando Díaz al que refería Marfany en su p. 451, gracias al cual prueba que Villegas dudaba sobre publicar su traducción: «Cabe destacar que, según parece, Villegas estuvo a punto de no publicar la obra, tal como explica Hernando Díaz en el prólogo a su traducción: hacia 1512 Hernando Díaz y Fernández de Villegas coincidieron en Burgos y, al saber Villegas que Díaz también estaba trabajando en una traducción de la Commedia, decidió no publicar la suya; no obstante —siempre según Hernando Díaz—, Villegas cambió de opinión [...]. [Y en nota:] Hernando Díaz lo explica en el prólogo a su traducción: ‘una vez nos comunicamos estando la corte en Burgos lo qual avra quasi quatro años: tuuo intencion [Villegas] de no publicarla [su traducción]: mi luenga dilacion mudo su proposito’ (apud Proyecto Boscán, registro 2259)». En su p. 26 Mondola dice: «Contamos con un testimonio valioso revelador de los titubeos de Villegas tres años antes de que su Infierno saliera a luz: en el prólogo de su La vida y excelentes dichos de los más sabios filósofos que hubo en este mundo, obra cuya editio princeps aparece en marzo de 1516, Hernando Díaz [...] alude a su encuentro con don Pedro en Burgos en 1512, en un momento en que el arcediano estaba a punto de renunciar a publicar su traducción de la primera cántica: ‘una vez nos comunicamos, estando la corte en Burgos, lo cual habrá cuasi cuatro años, tuvo intención [Villegas] de no publicarla [su traducción], mi luenga dilación mudó su propósito’»18 [nota 18: La cita proviene de la edición de la obra impresa en Sevilla en 1541 y conservada en la BNE, con signatura R/3223]». Mondola presenta el dato, lo califica de relevante y cita el mismo pasaje, aunque completando la referencia bibliográfica con información que extrae de la fuente de Marfany (Proyecto Boscán): título de la obra, año y otros datos que la crítica catalana no incluyó pues reenviaba al Proyecto. Puede verificarse que en su cita (exacto mismo extracto) no introduce folio ni página y que, además, su transcripción repone entre corchetes los mismos referentes que reponía Marfany.
79. El lector interesado en corroborar que la mayor parte del contenido de este libro fue escrito entre 2010 y 2012 —más allá de la actualización bibliográfica, del estado de la cuestión y algunos apartados con nuevas investigaciones— puede remitirse al ejemplar escaneado de mi tesis (noviembre 2012) que se encuentra en el repositorio de la UBA: <http://repositorio.filo.uba.ar/handle/filodigital/1494>.
1. La tradición textual de la traducción del Infierno: problemas de datación y filiación1
Como ya se ha señalado en la Introducción, la versión del Infierno de Pedro Fernández de Villegas en coplas de arte mayor, que salió de las prensas de Burgos en 1515 acompañada de un exhaustivo comentario alrededor de cada copla,2 era hasta hace poco una traducción bastante olvidada y poco estudiada por la crítica, no sólo desde el punto de vista literario o traductológico, sino también desde el punto de vista de su soporte material. De hecho, lo poco que se ha dicho sobre las problemáticas concernientes a su transmisión textual y datación se encuentra en trabajos de carácter general, es decir, en catálogos o estudios generales sobre la traducción en la Edad Media. Al respecto señalo, a modo de breve resumen, que según el inventario que ofrecen tanto Fernández de Valladares como Alvar y Lucía Megías, se tienen noticias de 45 ejemplares de este impreso de 1515, esparcidos en diferentes bibliotecas europeas y norteamericanas.3 El único testimonio manuscrito que se conserva de esta misma traducción (ms. B2183 de la Hispanic Society of America) es, según la descripción de Dutton, autógrafo, conclusión a la que llega basándose en la retiración de tapa, según asume Faulhaber.4 Morreale, siguiendo la datación de la letra que Rodríguez-Moñino presenta en el Catálogo de Manuscritos poéticos castellanos, data al manuscrito a fines del XV y Viña Liste, por su parte, presenta como terminus a quo de la traducción 1490.5 Faulhaber, en lo que parece ser la descripción más exhaustiva y atinada del manuscrito, señala como terminus a quo 1501.6 Alvar, además, en sus últimos trabajos señala que «es casi seguro que se trata del mismo texto que publicó Fadrique», como indicaba también Morreale.7 Los datos otorgados por todos estos críticos han sido poco discutidos, seguramente por la falta de un estudio minucioso que aborde el manuscrito y los problemas de su transmisión textual. Por un lado, en el que hasta hace poco era el único trabajo específico sobre esta traducción, la tesis inédita de Andreu Lucas, se señala simplemente que el texto del manuscrito «al parecer no presenta variante alguna con respecto al texto de la edición burgalesa», aseveración desacertada.8 Por el otro, en el libro de Mondola de 2011 se repiten y resumen las antiguas fechas y datos ofrecidos por Morreale en 1967, incluso se identifica al manuscrito con la vieja nomenclatura, sin someterlos nunca a una nueva evaluación ni rastrear nuevas catalogaciones. Es posible advertir, incluso, incongruencias en el abordaje filológico cuando, por ejemplo, deduce que la composición de la glosa debe fecharse también en el s. XV y más adelante en su libro se cita un pasaje de la misma donde Villegas alude a la batalla de Ravenna, ocurrida en 1512.9
En este capítulo, luego de ofrecer una descripción detallada de los testimonios, intentaré redefinir el terminus a quo de la traducción y de la glosa basándome en algunas referencias del contexto histórico de producción y en alusiones del mismo prólogo y de