Agradecimientos
Agradezco a las maestras, profesores y compañeras de la Escuela de Estudios Literarios de la Universidad del Valle, por las enseñanzas y lecturas compartidas, por los afectos con las letras y por hacer de estos saberes aparentemente inútiles una persistencia vital. A mis hijos, por sus transformaciones, con el perdón por asegurarme un lugar propio mientras me dedico a pensar, existir y escribir.
Resumen
En esta tesis desarrollo el cotejo entre dos poetas que escribieron durante la época más cruda del conflicto armado en Colombia, finales del siglo XX - comienzos del XXI, cuyos libros se reúnen en publicaciones que familiares y amigos hacen como memoria de su vida y obra frente al asesinato e impunidad que sufrieron los poetas. Ubico a Julio Daniel Chaparro (2012) y Tirso Vélez (2018) en el marco de la Generación emboscada, una forma de entender la escritura de autores de la época que el mismo Chaparro acuñó para referirse a las dos tendencias de la poesía colombiana escrita en los ochentas y noventas: la poesía de lenguaje y la poesía coloquial.
Aclaro antes de centrarme en la poética de estos autores que las “escrituras en emboscada” se caracterizan por un tipo de poesía política que tiene diversas técnicas, una es la documental tal como lo estudia Cristina Rivera Garza (2015) desde una noción de necroescrituras en el marco de la violencia generalizada que se vive en México en lo que ella denomina Estado sin entrañas; uso el concepto de Chaparro para evidenciar que en Colombia ya se había pensado en la escritura como respuesta política y que ya había una intencionalidad de autores de crear sus obras a partir del sentimiento de dolor y condolencia que motiva su poesía.
Con lo anterior, me interesa aquí definir e identificar la emergencia de cierto tipo de poesía que es tendencia en Colombia como una tradición que se da desde la época de la Violencia bipartidista en autores que responden políticamente a los conflictos armados con la aspiración de paz y con la palabra como recurso político sensible. Estos autores han escrito en estado de amenaza y son por definición una Generación emboscada, en la medida en que durante su vida escriben en esta condición y manifiestan sus preocupaciones y aspiraciones de paz a través de la poesía, aclaro que no de toda la poesía colombiana, sino una manifestación cuya tradición se identificó en algún momento como poesía testimonial (Urbasnski, 1965) en donde algunos autores fueron representativos y sus escrituras han estado al margen por no ser temas canónicos o prestigiosos dentro de un canon de estudio de la poesía colombiana.
A partir de esta categoría de la Generación emboscada me centro en dos autores que infortunadamente fueron silenciados por las balas del conflicto armado reciente en Colombia y cuyas obras sobreviven por el esfuerzo de sus familiares y amigos como una memoria de su aspiración y sensibilidad ante el país en guerra, ante la barbarie como norma generalizada en Colombia. Sin embargo, tengo que decir que, de esta generación, tristemente, se cuenta con una lista un poco más larga de poetas que fueron asesinados, por un lado, y por el otro, que hago un estudio más amplio sobre la poesía testimonial publicada durante el período de los ochenta hasta la época actual en donde profundizo e identifico un gran número de poetas contemporáneos que en algún momento se ven afectados y motivados a escribir sobre este tema.1
En adelante me ocupo de Tirso Vélez y Julio Daniel Chaparro por ser dos autores representantes de este tipo de escrituras comprometidas y por sus características más vinculadas a la escena política en un momento en que era importante la representación partidista y la gestión política como aspiración de un deseo nacional de cambio, en una época en que las políticas contra la droga se implementan a la par que crece la violencia narcotraficante y empiezan a surgir los diálogos con los actores armados y la Asamblea Nacional Constituyente instaura un ambiente de esperanza, abierta democracia pluralista y pacificadora.
De este modo, en ambos autores encuentro estas tendencias e interpreto a partir de la categoría definida por Chaparro como Generación emboscada un análisis de la estética de la lengua del resto, como lengua literaria en común y tendencia de la poesía testimonial. Una tradición que no ha sido muy estudiada. Encuentro que los dos autores dan cuenta de representaciones de un régimen de vida desde el trabajo con la imagen poética, que moviliza los afectos frente al horror de la guerra y el dolor como afecto de una política de la memoria. De este modo, proponen el imaginario de la sobrevivencia a pesar de la destrucción.
Esta estética incluye los desplazamientos genéricos entre narrativa y poesía, encauza unas ritualidades que dialogan, desde lo íntimo, con la política pública, son formas de poesía política comunal, frente a la violencia y la memoria como instituciones opresoras de la subjetividad y la existencia en medio del conflicto, además de la vindicación y el duelo. Encuentro así una poética pública que responde desde la sobrevivencia como condición del sujeto, a pesar del nihilismo, en una época determinada por lo póstumo.
Palabras clave: memoria, poesía colombiana actual, poesía testimonial, sobrevivencia, violencia.
“la herida en el espejo”
como el herrumbroso caminar de la penumbra
como Johannes Dahlmann que posa su pie en la llanura
y ya no se detiene
como Gutierre de Cetina, que no silenció su amor
y sigue sosteniendo el filo de la espada
como el trigo que rebrota y hace trigo
como el sol que silenció la sed desaforada del abuelo
así permanezco yo, así continúo vivo
a pesar del espejo y mis palabras.
(Julio Daniel Chaparro, 2012, p. 69)
Tengo una tristeza
que es ajena
estoy llorando
amargamente
con tus ojos.
(Tirso Vélez, 2018, p. 39)
1. Este trabajo hace parte de una investigación más amplia titulada “Poesía testimonial y sobrevivencia en Colombia: afectos, justicia y memoria del conflicto armado” que desarrollé en el marco de estudios del Programa de Doctorado en Literatura Latinoamericana de la Universidad Andina Simón Bolívar, con sede en Ecuador, acompañada por la dirección del profesor Álvaro Bautista Cabrera.
Introducción
En esta investigación estudio de la poesía colombiana escrita durante el contexto de violencia generalizada de los últimos veinte años del siglo XX y publicada póstumamente en el momento de memoria histórica predominante durante los años que van del siglo XXI. Para ello, mi objetivo principal es el cotejo de los poemarios De nuevo soy agosto y otros poemas de Julio Daniel Chaparro2 y Poesía reunida de Tirso Vélez3. Ambos autores fueron asesinados en medio del conflicto armado, fueron militantes de grupos de izquierda colombiana.
Sus libros abordan los temas de violencia del país desde un sentido existencial y estético que, antes que mostrar banalmente las huellas de la guerra, otorgan un régimen orgánico y ecológico de vida a la construcción de imágenes, construyen una lengua literaria en común, la lengua del resto, a partir del testimonio afectivo y de la reflexión socio-histórica que hacen los autores en sus poemas. El cotejo que me propongo da cuenta de cómo cada poeta construye socio-históricamente su autoría testimonial, los temas y manejos de la imagen se vuelven relevantes para la configuración de temas y estilos particulares que responden tanto al contexto de violencia como al de memoria histórica. Por ello en el primer capítulo hago un abordaje contextual del marco y antecedentes desde donde se entiende la violencia y el estudio de las tendencias de la poesía durante el período enunciado, para ubicar tanto