La pandemia de COVID-19 y un nuevo orden mundial. Liliana Henao Kaffure. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Liliana Henao Kaffure
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Книги о Путешествиях
Год издания: 0
isbn: 9789587603248
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en el futuro. Si elegimos la solidaridad global, será una victoria no solo contra el coronavirus, sino contra todas las futuras epidemias y crisis que podrían asaltar a la humanidad en el siglo xxi.4

      Esto implicaría un rediseño del proceso de globalización desarrollado durante las tres últimas décadas, ya no centrado en las leyes del mercado sin ninguna supervisión y con la actuación especulativa y sin control del sistema financiero —que tan graves resultados ha tenido en la desestabilización de las economías ante las reiteradas crisis financieras y la concentración en la distribución del ingreso—. Se abre la oportunidad de reafirmar la validez de un Estado de bienestar poskeynesiano, que otorgue la importancia necesaria a las políticas de salud pública para evitar abordar epidemias cuando ya constituyen una emergencia y tratarlas antes de manera preventiva; junto al aceleramiento del cumplimiento de los objetivos de la agenda de desarrollo sostenible 2016-2030, en particular de los compromisos para detener el calentamiento global.

      También, es previsible una más rápida evolución hacia mayores formas de capitalismo participativo y hacia la consolidación de un capitalismo numérico basado en internet, la inteligencia artificial y el big data, con el rastreo digital de ciudadanos para trazar mapas de posicionamiento desde los celulares para que las autoridades de sanidad obtengan información sobre la expansión de epidemias. Este mayor uso de información de localización de las personas para hacer más efectiva la calidad de la asistencia sanitaria abre el debate entre el derecho a la privacidad y la persecución del bien común, entre libertad y seguridad, que determinará ajustes muy importantes en los comportamientos futuros de las sociedades y del mundo político.

      Igualmente, se debe contemplar la reorientación y priorización dentro de los grandes avances tecnológicos disruptivos del proceso globalizador de los temas relacionados con la vida y la salud, en particular en los campos de la biogenética, la nanomedicina, la biofarmacéutica y la bioinformática, a fin de tener respuestas más prontas a las epidemias antes de que devengan pandemias planetarias más difíciles de controlar. Esto se complementaría con el cruce de la preparación intersectorial de recursos humanos en distintas disciplinas como la salud, el medio ambiente y la agricultura, que permitan mejores resultados científicos interdisciplinares.

      En materia medioambiental, sería esperanzador responder con mayores compromisos teniendo en cuenta que el origen de estas epidemias son los trastornos causados a la biodiversidad, y que se requiere una mayor vigilancia epidemiológica con el funcionamiento de alertas tempranas acompañadas de una priorización por parte de los laboratorios farmacéuticos de la investigación de producción de medicamentos para combatir pandemias.

      En el terreno geopolítico, afortunadamente para bien de la humanidad, no se produjo la reelección presidencial en Estados Unidos de Donald Trump, quien hubiera continuado con el marginamiento de la escena internacional y con las trabas al entendimiento y al trabajo multilateral en momentos de una pandemia que necesita de un mundo actuando consensuada y solidariamente. Se deberá dirimir entre dos tendencias, una que reforzaría el multilateralismo para la búsqueda de soluciones globales a la pospandemia y otra de consolidación de tendencias aislacionistas, nativistas y populistas contrarias al proceso globalizador y al sistema democrático. Estas tendencias ya se reflejan en gobiernos de creciente nacionalismo y autoritarismo que cada vez más devienen en regímenes poco democráticos; es el caso de los gobiernos de Vladimir Putin en Rusia, Viktor Orbán en Hungría, Jaroslaw Kaczyński en Polonia o Recep Erdogan en Turquía, por lo cual son convenientes estudios y acciones de defensa de los aportes favorables de la democracia.

      De igual manera, se ve conveniente la revisión de los instrumentos de gobernabilidad mundial, en los cuales varias de las organizaciones internacionales necesitan profundas reformas para adecuarlas a las nuevas realidades del siglo xxi, y en los que lo multilateral debería disponer de reglas de aplicación mundial en el enfrentamiento de la pandemia que eviten la ineficiencia de medidas fragmentadas o contradictorias de cada país. Esto, que aparentemente no debería tener resistencia en un mundo multipolar que actuase de manera multilateral, puede resultar complicado de lograr ante la arrogancia de quienes se disputan el liderazgo mundial y ante el refuerzo de las posiciones nacionalistas en el manejo de las relaciones internacionales.

      En el caso de Estados Unidos, el problema que había con el presidente Trump es que veía el multilateralismo como un juego de suma cero, en el que lo que beneficia a otros países es perjudicial para su país, y ejercía un liderazgo a base de políticas de aislamiento, retiro de instancias internacionales y desconocimiento de reglas multilaterales. En el caso de China, el problema es el autoritarismo que Xi Jinping viene reforzando en el interior del país, que promociona internacionalmente como el sistema que resultó más eficiente en la gestión de la pandemia, lo cual representa un estímulo al autoritarismo en otros países.

      Un tema que surge al considerar ajustes en la pospandemia es el de reorientar los gastos en armamentos, pues de haberlos dirigido a la salud pública y a la investigación sobre nuevos virus, no se tendría la actual epidemia convertida en pandemia. Añádase el clima de violencia y armamentismo en países como Estados Unidos, donde el primer impulso de la población ante la pandemia fue la compra de armamento, y el retorno y la consolidación de regímenes ultranacionalistas en varios países para los cuales las soluciones están en medidas de fuerza antes que en procedimientos democráticos.

      Estos fenómenos de violencia, armamentismo y clima conflictivo han puesto en evidencia la conveniencia de mejorar la gobernabilidad mundial ante la incapacidad de la Organización de las Naciones Unidas (onu) para dar una respuesta coordinada a la pandemia, con el agravante de que los miembros permanentes del Consejo de Seguridad son responsables de acordar medidas para la paz mundial, pero a la vez son los principales exportadores de armas del planeta.

      En el campo productivo, los ajustes pueden ser fuertes. Una característica del proceso globalizador había sido la deslocalización productiva, es decir, que en un mercado mundial abierto la producción de bienes y servicios buscaba hacerse lo más eficiente posible, para lo cual se subcontrataban aquellos procesos realizables de manera más competitiva. Así, tomaron fuerza las cadenas globales de valor (cgv), en las que gracias a un encadenamiento de procesos eficientes y competitivos se podía lograr una mejor inserción internacional, transformando radicalmente la composición y las características del comercio internacional. En esto, se involucraron de lleno las grandes empresas transnacionales y era un reto que comenzaba a ser abordado por empresas de países en desarrollo.

      Sin embargo, la pandemia modificó la situación rompiendo los intercambios de componentes y perjudicando la finalización del proceso productivo ante las medidas de confinamiento adelantadas por la mayoría de los países. Ya antes de la pandemia había comenzado un proceso de retorno a casa (reshoring) de algunos procesos por el encarecimiento de la mano de obra principalmente en naciones asiáticas, pero uno de los efectos que amerita seguimiento es la magnitud del cambio en el encadenamiento productivo en cadenas globales de valor, al decidir los países privilegiar producciones nacionales o estar más cerca de quien subcontrata la producción, con miras a mejorar la seguridad en los abastecimientos y aprovechar avances tecnológicos que permiten reducir eslabones de la cadena. El aspecto favorable es que una orientación de las inversiones hacia lugares más cercanos de las empresas que realizan subcontrataciones puede ser una oportunidad para que los encadenamientos productivos sean mejor aprovechados por los procesos regionales latinoamericanos de integración.

      Ahora bien, frente a la visión optimista de cambios favorables en el orden mundial como consecuencia de esta pandemia, se debe advertir que es lo deseable para la humanidad, pero se debe estar prevenido pues también se pueden presentar cambios negativos, por ejemplo: la consolidación de gobiernos autoritarios y dictatoriales y la expansión de populismos radicales; el afianzamiento de gobiernos que fortalezcan posiciones nacionalistas, xenófobas y de exclusión; el sometimiento de la sociedad a mayor vigilancia del Estado y a controles que anulen niveles razonables de independencia ciudadana; el reforzamiento de un entorno proteccionista en perjuicio del comercio internacional; una recesión a escala mundial de tal magnitud que los niveles insoportables de pobreza y pérdida de empleos ocasionen revueltas sociales y actos generalizados de violencia que impidan un clima de convivencia y de solidaridad; y poder asumir los gastos necesarios para el desarrollo sostenible y el cambio climático.