Las Parábolas de Jesús. Simon J. Kistemaker. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Simon J. Kistemaker
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Философия
Год издания: 0
isbn: 9789585957442
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necesitaban ser entendidas en el más amplio contexto en el que el escritor las pone.7 En el capítulo precedente, Marcos relata que Jesús encontró una descarada incredulidad y una oposición directa. Él fue acusado de estar poseído por Belzebú y de expulsar demonios por el príncipe de los demonios (Marcos 3:22). Por tanto, el contraste que Jesús presenta es entre creyentes y no creyentes, entre seguidores y oponentes, entre quienes reciben y los que rechazan la revelación de Dios. Los que hacen la voluntad de Dios reciben el mensaje de las parábolas, pues ellos pertenecen a la familia de Jesús (Marcos 3:35). Quienes buscan destruir a Jesús (Marcos 3:6) han endurecido sus corazones al conocimiento de la salvación. Es un asunto de fe e incredulidad. Los creyentes oyen las parábolas y las reciben con fe y entendimiento, aun cuando la plena comprensión pueda venir sólo gradualmente. Los incrédulos rechazan las parábolas porque ellas son extrañas a su pensamiento.8 Ellos rehúsan percibir y entender la verdad de Dios. Así, debido a sus ojos ciegos y oídos sordos, ellos se privan de la salvación que Jesús proclama y atraen sobre sí mismos el juicio de Dios.

      Que los discípulos de Jesús al principio no entendían la parábola del sembrador no es sorprendente (Marcos 4:13). La enseñanza de las parábolas dejaba perplejos a los seguidores inmediatos de Jesús porque ellos no habían visto aún revelada la importancia de su persona y su ministerio en relación a la verdad de Dios revelada en la parábola. Sólo por fe ellos pudieron ver la verdad de la que las parábolas dan testimonio.9 Jesús dio una interpretación comprensible de la parábola del sembrador y del trigo y de la mala hierba. (En otras, Él a veces agregaba una aclaración en una conclusión.) Los discípulos vieron la relación entre los eventos que Jesús describió en la parábola del sembrador y el reino de los cielos inaugurado en la persona de Jesús, el Mesías.10

      Interpretación

      Al comienzo, los padres de la iglesia empezaron a buscar en las Escrituras del Antiguo Testamento varios significados ocultos acerca de la venida de Jesús. Como una consecuencia natural de esta tendencia, ellos empezaron a encontrar varios significados ocultos en las parábolas de Jesús. Tal vez ellos fueron influenciados por los apologetas judíos en sustituir la simplicidad de la Escritura por sutiles especulaciones. En cualquier evento, el resultado era interpretaciones alegóricas de las parábolas. Así, desde el tiempo de los padres de la iglesia hasta mediados del siglo XIX, muchos exégetas interpretaron las parábolas alegóricamente.

      Orígenes, por ejemplo, creía que la parábola de las diez vírgenes estaba llena de símbolos ocultos. Las vírgenes, decía él, son todas las personas que han recibido la Palabra de Dios. Las prudentes creen y viven una vida justa; las insensatas creen pero no actúan. Las cinco lámparas de las prudentes representan los cinco sentidos naturales, los cuales están todos afinados por el uso apropiado. Las cinco lámparas de las insensatas no dan luz y así salen a la noche del mundo. El aceite es la enseñanza de la Palabra y los vendedores de aceite son los maestros. El precio que ellos piden por el aceite es la perseverancia. La medianoche es el tiempo del imprudente descuidado. El gran grito que se escucha viene de los ángeles que despiertan a toda la gente. Y el novio es Cristo que viene a encontrarse con su novia, la iglesia. Así interpretó Orígenes la parábola.

      Para los comentaristas del siglo XIX, aún era habitual identificar los detalles particulares de la parábola. En la parábola de las diez vírgenes, las lámparas ardientes representaban las buenas obras, y el aceite correspondía a la fe del creyente. Otros vieron el aceite como una representación simbólica del Espíritu Santo.

      Sin embargo, no todos los intérpretes de las parábolas tomaron la ruta alegórica. En el tiempo de la Reforma, Martín Lutero trató de cambiar la manera de interpretar la Escritura. Él prefería un método de exégesis bíblica que incluía una consideración de los escenarios históricos y la estructura gramática de una parábola. Juan Calvino fue incluso más directo. Él evitó las interpretaciones alegóricas de una parábola en conjunto, y en su lugar, buscó establecer el punto principal de su enseñanza. Cuando él había comprobado el significado de una parábola, no se complicaba con sus detalles. En su opinión, los detalles no tenían nada que ver con lo que Jesús estaba intentando enseñar con la parábola.

      Durante la segunda mitad del siglo XIX, C. E. van Koetsveld, un erudito holandés, dio mayor ímpetu al acercamiento iniciado por los reformadores. Él señalaba que la interpretación extravagantemente alegórica dada por algunos comentaristas, en lugar de aclarar oscurecían la enseñanza de Jesús.11 Para interpretar una parábola apropiadamente, el exégeta debe comprender su significado básico y distinguir entre lo que es esencial y lo que no lo es. Van Koetsveld fue sucedido en su acercamiento a las parábolas por el teólogo alemán A. Jülicher, quien observó que aunque el término parábola es usado frecuentemente por los evangelistas, la palabra alegoría nunca aparece en sus relatos del evangelio. De manera sucinta, una alegoría es una serie de símbolos que necesitan ser interpretados, en tanto que una parábola es un simple símil que sólo tiene un punto de referencia.12 Sin embargo, y para concluir, admitimos que algunas parábolas contienen elementos alegóricos, pero estos deben ser vistos como excepciones y no como la regla.13 Por ejemplo, la parábola del hijo pródigo da a entender que el padre es Dios, el hijo mayor representa a los fariseos y los maestros de la ley, y el hijo menor tipifica a los cobradores de impuestos y a las prostitutas. La parábola sólo tiene el propósito de comparar un individuo con otro; no es una verdadera alegoría en la que cada detalle es igual a algo completamente diferente a lo que expresa el texto.14 En el Nuevo Testamento encontramos elementos alegóricos pero nunca una parábola plenamente alegórica. Sin duda, las parábolas de Jesús describen incidentes de la vida real que comunican una verdad irrefutable. Los detalles en estas parábolas son analogías que desafían al lector y al oyente a ver las comparaciones apropiadas.15 Cualquiera que interprete las parábolas debería saber el punto fundamental que transmite una parábola, entender el mensaje central que Jesús está enseñando y aplicar apropiadamente la parábola a la vida de las personas que lo escuchan.16

      Al final del siglo XIX, los grilletes alegóricos que habían aprisionado la exégesis de las parábolas fueron rotos y una nueva era en el estudio de las parábolas emergió.17 Mientras que Jülicher veía a Jesús como un maestro de principios morales, C. H. Dodd lo veía como un dinámico personaje histórico que con su enseñanza trajo un período de crisis. Dodd dijo: “la tarea del intérprete de las parábolas es descubrir, si puede, la configuración de una parábola en la situación contemplada en los evangelios.”18 Jesús enseñó que el reino de Dios, el Hijo de Dios, el juicio y las bienaventuranzas habían entrado al histórico escenario del día. Para Jesús, según Dodd, el reino significaba el gobierno de Dios ejemplificado en su propio ministerio. Por tanto, las parábolas que Jesús enseñó deben ser entendidas para tener una relación directa con la situación actual del gobierno de Dios en la tierra.

      J. Jeremías continuó la obra de Dodd. Él también quiso descubrir las enseñanzas parabólicas que regresan a Jesús mismo. Sin embargo, Jeremías se dedicó a rastrear el desarrollo histórico de las parábolas, el cual él creía que había ocurrido en dos etapas. La primera etapa pertenece a la actual situación del ministerio de Jesús, y la segunda es una reflexión de la manera en que las parábolas fueron usadas al comienzo de la iglesia cristiana. La tarea a la que Jeremías se dio fue recuperar la forma original de las parábolas para oír la voz de Jesús.19 Con su profundo conocimiento de la tierra, la cultura, las costumbres, la gente y las lenguas de Israel, Jeremías pudo acumular una valiosa información que hace de su obra uno de los más influyentes libros sobre las parábolas.

      Sin embargo, la pregunta puede ser si la forma original puede ser separada del contexto histórico sin sucumbir a una buena cantidad de conjeturas. Por otra parte, uno puede también tomar el texto de las parábolas y aceptarlo como una verdadera presentación de la enseñanza de Jesús. Es decir, el texto bíblico que los evangelistas nos han dado puede reflejar los contextos históricos en los que las parábolas fueron enseñadas originalmente. Tenemos que depender del texto que hemos recibido y hacemos bien en dejar intactas las parábolas y su escenario histórico. Esto exige medidas confiables para saber que los evangelistas, al registrar las parábolas, entendieron la intención de Jesús para enseñarlas en los contextos que ellos describen.20 Al tiempo que las parábolas eran registradas, los testigos oculares y ministros