Para fotografía de niños no es preciso disponer de un conjunto muy amplio de objetivos. Como en la mayoría de las especialidades fotográficas, en su elección debería primar la calidad de sus objetivos sobre su número. A continuación le ofreceremos algunas ideas útiles que pueden ayudarle a escogerlos. Para Pepa Valero, “en estudio e interiores resulta suficiente un pequeño conjunto de objetivos, que incluya un buen objetivo 50 mm y un tele corto entre 80 y 135 mm; personalmente me decanto por el 85 mm f/1,4 de Nikon”. Para Alba Soler; “si tuviera que escoger un solo objetivo, una lente fija que no te limite y pueda servirte en cualquier ocasión, estoy pensando claramente en un 50 mm. (Yo tengo el Sigma Art 50 mm f/1.4). Es una apertura que funciona bien prácticamente para todo y permite obtener atractivos desenfoques en los fondos. La mayor parte del tiempo trabajo en exteriores y tengo espacio de sobra para alejarme o acercarme si quiero cambiar el tipo de plano”.
El tele corto (80 a 135 mm de distancia focal) le permitirá conseguir planos medios y cortos, donde destaquen detalles del rostro y expresiones, desenfocando fácilmente el resto, para lo que debería elegir uno con una apertura máxima igual o por debajo de 2,8. Si, además, su tele corto es un objetivo macro, todavía podrá acercarse y captar planos aún más cercanos. Alba Soler tiene claro que “si queremos motivar nuestra creatividad y rodearnos de juguetes que nos hagan la vida más divertida, es cuando entran en juego otras lentes. Mi objetivo absolutamente favorito es el 85 mm f/1,2 que lleva pegado a mi cámara desde que lo compré. El 85 mm comprime el fondo de forma que no se come a la persona; encuentro que objetivos como el 50 o el 35 mm dan mucho protagonismo al entorno a no ser que la persona esté muy cerca de la cámara. Y aquellos con distancia focal superior al 85 mm hacen desaparecer demasiado el contexto de la persona, no permitiendo ver realmente donde está. El 85 mm nos sigue dando información del entorno, de sus formas y de lo que pasa alrededor, pero lo separa de la persona que cobra así mayor protagonismo”.
La fotografía superior está tomada con un objetivo 50 mm. Puede apreciar la escasa profundidad de campo al usar un diafragma muy abierto (f/2,5) si el punto de enfoque se encuentra muy cercano a la cámara. Las zonas enfocadas nítidamente se limitan a los ojos, nariz y labios, mientras que el fondo queda muy desenfocado permitiendo aminorar su importancia y reducir su visibilidad si no es muy de su agrado. Para la segunda, Alba Soler necesitó cambiar a un 135 mm para conseguir que, usando, un diafragma similar (f/2), pudiera alejarse de la niña y seguir teniendo un atractivo desenfoque en el fondo, pues si hubiera seguido usando el 50 mm tendría bastante zona enfocada por delante y detrás de ella.
Canon 5D Mark III, Sigma 50 mm f/1,4, ISO 200, f/2,5, 1/200 s.
Canon 5D Mark III, Canon 135 mm f/1,4, ISO 400, f/2, 1/160 s.
Manuel González coincide en estas apreciaciones sobre el 85 mm y añadiría también entre sus favoritos al 135 mm, además de un zoom 24-70 mm f/2,8 para ocasiones donde no tenga tiempo de cambiar de objetivo. Por regla general Manuel tira toda su fotografía de estudio con el 85 mm, nos comenta que “aunque los entendidos en la materia dicen que lo más parecido al ojo humano es el 35 mm o 50 mm, en la práctica y según mi criterio lo más fiel a la realidad de lo que estoy fotografiando cuando trabajo en el estudio es el 85 mm. Dependiendo de cómo usemos los ángulos en la toma, el 50 mm distorsiona la realidad y si hablamos del 35 mm mucho más. Además al usar el 85 mm consigo guardar la distancia de seguridad para no invadir los espacios de los sujetos fotografiados. En cuanto a exteriores, aparte del 85 mm, también utilizo el 135 mm, porque tiene un bokeh especial. El 50 mm y 35 mm lo uso para grupos puesto que carezco de espacio amplio en mi estudio para estas instantáneas. El 105 mm macro lo utilizo exclusivamente para detalles en fotografía de recién nacido”.
En el mismo escenario Pepa Valero suele efectuar fotografías con un 35 mm (arriba) y un 85 mm (abajo). En la foto tomada con el angular se puede identificar el lugar donde se tomó la imagen. Sin embargo, el ángulo más estrecho del teleobjetivo combinado con su menor profundidad de campo logra que el fondo de cañas y hojas aparezca mucho menos definido en la fotografía captada con el teleobjetivo. Además, al situarse la fotógrafa en un punto de vista más bajo para la toma logra transformar un paisaje convencional en un lugar mágico donde la niña aparece como en un sueño.
Arriba: Nikon D800, Sigma 35 mm f/1,4, ISO 200, f/2,8, 1/160 s.
Abajo: Nikon D800, Nikkor 85 mm f/1,8, ISO 100, f/2,2, 1/160 s.
Pepa Valero indica que “a veces puede ser necesario un 35 mm; sobre todo lo uso en estudio para grupos porque no tengo demasiado espacio. También tiendo a usar la combinación del 35 mm con el 85 mm en exteriores, porque me agrada el ángulo más amplio que me ofrece el 35 mm y la pequeña distorsión que añade. En fotografía infantil cada edad tiene sus peculiaridades. Los bebés los trabajo casi siempre con el 50 mm aunque últimamente voy utilizando más el 35 mm, casi siempre con diafragmas muy abiertos para conseguir desenfoques y, por supuesto, el 60 mm macro para detalles. Para los bebés más mayores y niños hasta unos 5 años uso el 85 mm y el 50 mm en estudio y exterior. Normalmente suelo trabajar casi siempre con diafragmas bastante abiertos, menos los grupos. Y para niños de 6 hasta 8 años, en estudio y exterior trabajó con la combinación de 35 mm, 50 mm y 85 mm, aunque con la variante que decía antes: uso más el 85 y 50 en estudio y 85 y 35 en exteriores”.
Situándose a la misma distancia del sujeto pero con objetivos de diferente distancia focal, transformará por completo los retratos que fotografíe. Aquí puede comparar una imagen tomada con un objetivo de 35 mm de distancia focal (izquierda) y otra con un 85 mm (derecha). En la tomada con el 35 mm destaca el entorno, mientras que en la del 85 mm la niña se convierte en la protagonista indiscutible.
Canon 5D Mark II, Canon 35 mm f/1,4, ISO 400, f/2,8, 1/160 s.
Canon 5D Mark II, Canon 85 mm f/1,2, ISO 400, f/2,8, 1/160 s.
Zoom versus focal fija
Un buen objetivo de distancia focal fija con una excelente calidad de imagen y pocas distorsiones y aberraciones resulta mucho más fácil de diseñar y más barato de fabricar que un objetivo de distancia focal variable (zoom). La mayoría de las fotografías en este libro están tomadas con objetivos de distancia focal fija, principalmente 35 mm, 50 mm y 85 mm con aperturas máximas de f/1,4 o f/1,2. Para Alba Soler “hace años que descubrí la gran diferencia entre ópticas zoom y ópticas fijas, y decidí que nunca más compraría un zoom. Cierto es que siempre trabajo en entornos controlados en los que puedo tomarme el tiempo de cambiar de una óptica a otra. Mi fotografía es muy pausada y controlada, por lo que casi nunca sucede algo que no supiera que fuese a suceder. No ocurre lo mismo en la fotografía de bodas por ejemplo, donde hay veces que no hay tiempo para cambiar de objetivo y está más justificado el uso de zooms”.
Considere que hay excelentes objetivos de focal fija (35 o 50 mm) que le costarán menos de la cuarta parte de un objetivo zoom de calidad. Algunos objetivos de distancia focal fija ofrecen una relación entre calidad y precio increíblemente alta, podríamos mencionar entre ellos: Nikkor 35 mm f/1,8 G-ED (sobre 530 euros), Canon o Nikkor 50 mm f/1,4 (sobre 380 euros), Canon 100 mm f/2,8 macro (sobre 490 euros) y Canon 200 mm f/2,8 (sobre 690 euros). Estos objetivos de precio ajustado no suelen llevar un sellado contra inclemencias del tiempo, pero por su coste más reducido no le dolerá reemplazarlos si se estropearan algún día.
Otro problema de los objetivos zoom es su mayor peso, Pepa Valero resume sus pros y contras: “tengo un zoom 70-200 mm f/2,8, maravilloso en cuanto a calidad de imagen pero muy pesado, por lo que lo uso poco. También un 24-70 mm que utilizo cuando hay niños que son muy movidos o se cansan y enfadan rápido. No quiero perder ningún gesto ni cansarlos mucho; con esta tipología de niños hay que ser muy rápido