SEIS ROJOS MESES EN RUSIA
LOUISE BRYANT
Bryant, Louise Seis rojos meses en Rusia / Louise Bryant ; coordinación general de Maximiliano Lionel Thibaut. - 1a ed . - Ituzaingó : Cienflores , 2020. Libro digital, EPUB Archivo Digital: descarga y online ISBN 978-987-4039-42-2 1. Revolución Rusa. 2. Crónica de Viajes. I. Thibaut, Maximiliano Lionel, coord. II. Título. CDD 947.0841 |
© Louise Bryant.
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Índice
UNA EXPLICACIÓN DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS
EL PRE-PARLAMENTO Y EL SOVIET DE LA REPÚBLICA RUSA
LA CAÍDA DEL PALACIO DE INVIERNO
DOS MINISTRAS DEL BIENESTAR SOCIAL: PANINA Y KOLLONTAY
EL MINISTERIO DE ASUNTOS EXTERIORES
MIS AVENTURAS COMO CORREO BOLCHEVIQUE
“Cuando las noticias de la revolución rusa se desplegaron por las primeras páginas de los periódicos del mundo, decidí ir a Rusia. Lo hice de repente, sin pensarlo. Por la fuerza del hábito puse diez centavos en el puesto de periódicos que estaba en la esquina y el voceador me entregó un periódico de la tarde. Ahí, con la ciudad rugiendo en torno mío, leí el primer recuento, una cálida sensación de profunda felicidad se esparció sobre mí”.
Louise Bryant
“El mundo en que vivimos está tan lleno de variedad y color que apenas puedo contenerme para no imaginar las espléndidas y terribles posibilidades de los tiempos que han de venir”.
John Reed
RUMBO A RUSIA
Cuando las noticias de la Revolución rusa iluminaron las primeras planas de todos los periódicos del mundo, decidí marcharme a Rusia. Fue una decisión repentina y totalmente espontánea. Como de costumbre dejé mis diez centavos en un puestecito de periódicos y el vendedor me dio un vespertino. Ahí, rodeada por el rugido de la gran ciudad, leí el primer recuento y me invadió un fuerte sentimiento de profunda felicidad.
Estaba caminando al lado de un joven ruso del East Side; me volteé para hablar con él pero se quedó mirando fijamente las grandes letras negras, como loco, con los ojos desorbitados. De repente, me arrancó el periódico y se puso a correr locamente por la calle. Tres días más tarde me lo encontré y todavía estaba abrazando a todo el mundo, llorando y comunicando las buenas noticias. Había pasado tres años en Siberia...
En los primeros días de agosto me fui de Estados Unidos en el vapor danés United States. Desde la altura de la cubierta de primera clase, la primera noche en alta mar, pude oír a unos exiliados, que regresaban en tercera clase, cantar canciones revolucionarias. Durante los días siguientes pasé la mayor parte de mi tiempo allá abajo; eran las únicas personas en el barco que no se aburrían como ostras. Eran unos cien, en su mayoría judíos del ghetto. Perseguidos, explotados, maltratados de todas las maneras posibles antes de refugiarse en Estados Unidos, habían conservado de algún modo el amor más grande por su tierra natal. En aquel momento me fue imposible entenderlos. Ahora sí: Rusia ejerce una atracción fuerte, incluso en el afecto del visitante extranjero.
El camino de regreso era muy largo para estas personas. Nos quedamos