Conclusiones
Movilidad territorial y precariedad laboral
Primeras vanguardias viajeras
Moverse en el espacio para sostener el trabajo en el tiempo
Desarraigo y conflictos familiares
Una tensa y trabajosa calma en la distancia
Changas entre el campo y la ciudad
La conspiración de las fábricas
Conclusiones
El oficio, la identidad y la autonomía en cuestión
Las certezas de la mecánica y la vieja escuela de la práctica
Aprender a hacer y a querer hacerlo
La invasión de las computadoras y el automatismo
Complejización de las maquinarias y simplificación del trabajo
Como extraños en su propia casa
Desplazamiento de los ámbitos de aprendizaje al mundo empresario
Tensiones de un difícil recambio generacional
Conclusiones
El tejido cotidiano de la autoridad patronal
Las cadenas invisibles del destajo
Favor, deuda y paternalismo
Tu casa es mi casa
Usted también puede ser empresario
Trabajadores que piden, patrones que dan
Del bilateralismo al tabicamiento
Ya no sos igual
“Quedás mal mirado y no laburás más”
Conclusiones
¡Juicio al patrón!
Protesta verbal
La importancia del rumor
Rotura deliberada de herramientas
Hurtos a la propiedad
Fuga intempestiva, renuncia individual
Intentos de nucleamiento independiente
Conclusiones
A mi madre y a mi padre,
que me hablaron de los maíces de Pergamino
y me enseñaron que todo iba a cambiar
“Tebas, la de las Siete Puertas, ¿quién la construyó?
En los libros figuran los nombres de los reyes.
¿Arrastraron los reyes los grandes bloques de piedra?”
Bertolt Brecht
Preguntas de un obrero ante un libro, 1934
“El estanciero presume
de gauchismo y arrogancia,
él cree que es extravagancia
que su peón viva mejor,
mas no sabe ese señor
que por su peón tiene estancia.”
Atahualpa Yupanqui
El payador perseguido, 1964.
Prólogo
Conozco la obra, leí la introducción, y ciertamente hay poco para agregar a los conceptos, claros y precisos, con los cuales Villulla nos presenta los resultados de su excelente investigación al explicarnos “de que se trata este libro”. Por esta razón, y por otras —más personales y también afectivas— elijo un tono menos académico y comienzo recordando el momento en el cual, hace unos ocho años, un muchacho muy joven, sociólogo recién recibido, ingresó en mi oficina del Centro Interdisciplinario de Estudios Agrarios, con su tesis de licenciatura en una mano —sobre los horticultores de La Plata, si mal no recuerdo— y en la otra su deseo de hallar un camino, que asociado al quehacer de su profesión, le permitiera avanzar en los que anunciaba como sus dos principales centros de interés: los estudios agrarios y el compromiso personal con la perspectiva y necesidades de los sectores populares.
Al respecto se me ocurre pensar en lo que Sartre contó alguna vez sobre un muchacho que —en tiempos de la ocupación nazi de Francia— le pidió consejo sobre su conflicto respecto a permanecer con su madre de la que era único sostén o sumarse a la resistencia, a lo cual respondió que si lo consultaba con él era porque ya había elegido. Efectivamente Juan Manuel había tomado, en realidad bastante antes, su decisión, y en todo caso necesitaba alguna ayuda para orientarse en el ámbito académico al que se incorporaba como profesional.
Por ese entonces, en mis fantasías creía tener —lo que el tiempo está revelando como muy cierto— mi agenda de trabajo completamente cubierta en línea con una eventual esperanza de vida promedio, y rumiaba en silencio la frustración de presentir que no habría tiempo para profundizar el estudio de cuatro temas que consideraba claves para el (mi) mejor conocimiento de la historia, la teoría y la actualidad del agro pampeano. Pero alguien debería hacerlo. El primero de mis actuales colegas y amigos que “compró” una de las propuestas fue Pablo Volkind, autor hoy de una tesis doctoral donde realiza una contribución fundamental al análisis del desarrollo del capitalismo en la agricultura bonaerense en el parte aguas de los siglos XIX y XX. El segundo fue el economista, y por entonces novel Master, Diego Fernández, que acabaría doctorándose con una excelente investigación sobre el proceso de concentración económica —núcleo de la correspondiente cuestión agraria— que viene teniendo lugar en la región pampeana durante el último cuarto de siglo. Dejo a Juan Manuel para el siguiente párrafo y manifiesto mi satisfacción por haber hallado en Fernando Romero Wimer al estudioso que se hizo cargo de mostrar, también mediante una tesis doctoral, como el capital extranjero —el imperialismo— juega un rol central en el control y operación de buena parte del sistema agroindustrial argentino, sumando desde allí a la condición dependiente que caracteriza al capitalismo argentino.
Volviendo a los primeros encuentros con Villulla, cuál no sería mi alegría al comprobar que no sólo compartíamos el interés por los temas que recién enumeré, sino que —en particular— sin dejar de reconocer el papel y los problemas de los chacareros