La muerte voluntaria en el tribunal
Textos y disposiciones legales
Reconocimiento del cuerpo del delito
Declaración del reo (confesión)
La infamia: degradación del cadáver
Capítulo 2. Motivaciones y narraciones del crimen
Impatientia doloris
Francisco Fabrica (1789)
Un “reconocimiento” complejo: miradas contradictorias
La confesión de Francisco
Las razones del acto
Declaración de testigos y embargo de los bienes
La desaparición
Otra razón: la melancolía
Un procedimiento irregular
José María Acevedo (1809)
Pérdida del honor
Francisco Felipe del Campo (1802)
Cargos civiles y académicos
Ministerio eclesiástico
Insignes lazos familiares
Un infortunio y la locura
El cirujano perito
El destino del cadáver
Consternación y locura
Una rivalidad mortal
Tiempos y espacios de la muerte
La teatralidad del acto
Vicente Duarte (1823)
Por culpa o para evitar una pena
Juan José Castro (1830)
Por encierro
Manuel Escudero (1800)
Toribio Bernal (1783)
Locura, furor o frenesí
Nicolás Montaras (1808)
Capítulo 3. Transmigración, ultraje y melancolía: los suicidios de esclavos
Suicidio en la travesía atlántica
Congojas de la servidumbre
Luis Venegas: por locura furiosa (1727)
Felipa de Sarachaga: en represalia por su hija (1768)
Ambrosio Mosquera: venganza por un castigo (1775)
Ignacio Manrique: pedir otro amo (1778)
Joseph Julián Macías: un maltrato atroz (1804)
Francisco Potes (1828) y Gregorio Etayo (1848)
Tentativas de suicidio como estrategia
Tímida evidencia de una mutación
Capítulo 4. Escolios
Suicidio indígena
Métodos de la muerte voluntaria
El ahorcamiento
Las armas blancas
Lugares, tiempos y circunstancias
Los armazones
La casa
La cárcel
La prisión
Los días y las noches
Consideraciones finales
Fuentes y bibliografía
Debo mi gratitud a una gran cantidad de personas que sería imposible mencionar aquí. Estoy en deuda con los estudiantes y egresados que participan desde hace tiempo en el Semillero Crimen, Cuerpo y Muerte en el Mundo Colonial, de la Universidad del Rosario, por su generosidad al ayudarme con la transcripción de varios expedientes judiciales y por su serena gentileza y espíritu crítico cuando les solicitaba, una y otra vez, mirar los avances y las versiones diferentes de los textos que componen este libro. También con quienes tomaron cursos de Colombia Colonial conmigo durante varios semestres, por leer en forma aguda y analítica algunos capítulos. A los colegas del Programa de Historia y de la Escuela de Ciencias Humanas de la Universidad del Rosario, por las amables sugerencias y comentarios que realizaron a ciertos capítulos, presentados en el marco del Coloquio de Profesores de la Escuela; encontrarán en estas páginas el registro de algunas de las lecturas y perspectivas que me aconsejaron.
Tuve también la fortuna de conversar sobre este problema y estos escritos en distintas ocasiones con profesores del Departamento de Historia de la Pontificia Universidad Javeriana, especialmente con Juana Marín Leoz y María Camila Díaz; agradezco su benévola, detallada y concienzuda lectura, que me permitió mejorar tanto el estilo como el contenido del texto. Asimismo, los estudiantes de la Maestría en Historia de la Universidad del Atlántico, los colegas y alumnos de la Maestría y el Doctorado en Historia de la Universidad Nacional de Tres de Febrero en Buenos Aires (Argentina), me aportaron preguntas y precisiones muy interesantes.
Una buena parte del tercer capítulo lo realicé durante un año sabático que me concedió la Universidad del Rosario, en el cual efectué una estancia de investigación en el Laboratorio