Jesús y su misión en la posmodernidad. John Harold Caicedo. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: John Harold Caicedo
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9781953540355
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interesante propuesta al analizar el cuarto evangelio desde una perspectiva judía con un acercamiento histórico sin sacrificar la importancia religiosa contemporánea de su contenido. “Siempre he encontrado el contenido del cuarto Evangelio, en particular, más desafiante y más fascinante.”23

      Esta propuesta nos permitirá crear un punto de contacto entre autores diversos y de distintas disciplinas, con el propósito de crear un escenario propicio para comprender de una mejor forma las declaraciones de Jesús en el evangelio de Juan y su relevancia para los tiempos posmodernos. Más que establecer criterios de contradicción entre los diferentes autores, la propuesta es usar sus argumentos como una guía apropiada para entender de una mejor forma lo que supone escuchar las palabras de Jesús en este tiempo, entendiendo la aplicación de su misión en la posmodernidad, desde el ángulo de algunas de sus declaraciones iniciales que se citan en el cuarto evangelio. “Hay que saber cómo piensan los hombres y las mujeres a los que se dirige la Buena Nueva.”24Al observar desde los tres ángulos será posible comprender de una forma más cercana el contraste entre los enunciados de la cultura posmoderna con sus particularidades y algunas declaraciones de Jesús en el evangelio de Juan, para a su vez interpretar su misión y la aplicación de la misma en estos tiempos, que es al fin de cuentas el propósito de este trabajo.

      La posmodernidad es la generalización de un proceso histórico, cultural, social muy complejo que puede situar sus inicios en la segunda mitad del siglo XX. Refleja de alguna manera la frustración frente a lo que la modernidad no logró. “Desde puntos de vista bien distintos en este ámbito cultural ha surgido una nueva forma de pensar, y de entender el mundo, que difiere de lo que hasta ahora se llamaba el espíritu de la modernidad.”25 Algunas de las grandes propuestas de la modernidad se tornaron en fracasos y el hombre posmoderno quedó a la deriva en cuanto a estructuras que le den fundamento a su forma de pensar. “La posmodernidad surge a partir del momento en que la humanidad empieza a tener conciencia de que ya no resulta válido el proyecto moderno. Por eso está hecha de desilusión y desencanto.”26

      Dentro de ese mundo posmoderno de pluralismo, fragmentación y relativismo se hace cada vez más complejo comprender y vivir las palabras pronunciadas por Jesús durante su ministerio y llevar a cabo la misión encomendada por Él, especialmente en un tiempo en el cual las meta narrativas se diluyen en medio de la incredulidad y el lenguaje responde más a los cuestionamientos individuales que a las verdades universales.

      El pensamiento es hijo de su tiempo, pero la palabra de Dios es trascedente. Cuando los ideales planteados por el modernismo se vinieron abajo, en cuanto a la esperanza de que el poder del desarrollo científico y la racionalidad se convirtieran en los factores esenciales que la humanidad necesitaba para crear una sociedad perfecta, vista casi como una epifanía de potencialidad resurgente del ser humano, la desconfianza y la desilusión inundaron el corazón de los seres humanos y apareció el posmodernismo reemplazando esos ideales por el consumo, el relativismo, el crecimiento del narcisismo, el auge de los sentimientos, entre otras cosas. Ya no hay utopías, es el fin de la historia y ese es nuestro mundo. De hecho, Vattimo considera que la historia es vista ahora desde un ángulo de pluralidad en su interpretación. “Tampoco la historia, después del fin del colonialismo y la disolución de los prejuicios eurocéntricos, tiene ya un sentido unitario, se ha disgregado en una pluralidad de historias irreductibles a un único hilo conductor.”27

      El pensamiento posmoderno no es producto únicamente de un grupo de filósofos de finales del siglo XX. Es también considerado como un fenómeno cultural, artístico, social y de consideraciones éticas. Pero al referirnos a sus orígenes filosóficos se hace necesario remontarse, desde la perspectiva de Vatimmo, a Federico Nietzsche quien enarbola la bandera del nihilismo a partir de su anuncio de la muerte de Dios28 y de su obsesión por el superhombre29. Su crítica a la imposición de la racionalidad a toda costa se constituyó en parte fundamental de su pensamiento, al entender que tanto el mundo racional como el moral y el religioso son solo inventos del hombre occidental que constituyen símbolos de su propia decadencia. Las masas se adaptan a la tradición y es por esto que se debe renunciar al pensamiento de manada para estructurar conceptos particulares en cuanto a la verdad y a la autodeterminación.30

      Lyotard con su obra La condición posmoderna31, le da una identidad al fenómeno posmoderno y junto a Derrida, Vatimmo y otros, establecen una corriente filosófica de pensamiento que desarrolla conceptos básicos posmodernos en cuanto a la crítica a la racionalidad y el progreso modernista; la evolución social hacia una nube de pequeñas moralidades; la duda de los meta relatos de la modernidad en cuanto a la visualización del hombre como el héroe capaz de crear sus propias condiciones para vivir en paz y bienestar; o los grandes enunciados que sirvieron como fundamento de la revolución francesa de igualdad, justicia y libertad, que ya no son tan creíbles para la mente posmoderna. Por otro lado, algunos pensadores mantuvieron su fidelidad a la modernidad, al afirmar que este es aún un periodo inconcluso que aún necesita materializar más elementos para alcanzar los ideales modernos, en cuanto a la cuestión epistemológica del realismo en Habermas, 32el discurso filosófico de la modernidad analizando sus giros históricos33, o de la sociedad de consumo en las sociedades occidentales de Baudrillard34 y otros filósofos que se mantienen en esta línea de pensamiento.

      Desde el punto de vista teológico, el movimiento posmoderno podría semejarse más a Babel con su multiplicidad de lenguajes inconexos, que a Pentecostés con la comprensión diáfana del mensaje expresado en un lenguaje entendible para las diversas culturas presentes. Los militantes principales del posmodernismo son o han sido ateos o quizás ambiguos en sus pensamientos, como un fiel reflejo de las ideas que nutren sus inclinaciones. Rorty y Vatimmo, se movieron entre diferentes expresiones de su ateísmo, al cual calificaron luego de ser insostenible, al igual que el teísmo. Posiblemente su accionar lindaba más con un anti-clericalismo que con una negación tajante de cada aspecto de la religión. Tamayo en su libro Otra teología es posible se refiere al pluralismo religioso muy citado en estos tiempos. Como contraposición a los modelos exclusivistas o inclusivistas, el paradigma pluralista abre un abanico de posibilidades al interior de la ciencia teológica. Para escritores como José María Vigil, la teología del pluralismo religioso no es solo una nueva rama de la teología existente que ha encontrado formas de expresión exclusivas, sino en realidad es una nueva teología que debe ser tratada bajo una óptica diferente. “La TPR no cambia solo de tema, sino de supuestos profundos”.35

      El planteamiento de Vigil pone de manifiesto una necesidad absoluta de dinamizar la ciencia teológica, tomando elementos que corresponden a la visión pluralista del mundo posmoderno. “En este mundo actual, la teología estrictamente mono-confesional está condenada a no ser escuchada, tal vez incluso a no ser siquiera entendida por la sociedad como conjunto”36 Para Juan José Tamayo las religiones ancestrales han entrado en decadencia con la consabida pérdida de los valores que estas contenían. Las exigencias del mercado han obligado a las religiones tradicionales a tomar partido hacia una asimilación cultural que no les permite mantener su esencia, sino que por el contrario son solo una visión borrosa y desgastada de lo que algún día dirigió los destinos espirituales de las multitudes de creyentes. A pesar de que desconfiamos de lo que antes era más estable como concepto, aun no tenemos la posibilidad de generar alternativas sensatas para aquellos conceptos que desechamos.

      La modernidad representó uno de los saltos cualitativos más interesantes para la humanidad, toda vez que involucró las artes, la política, la filosofía, la ciencia y en general la manera de vivir de quienes salieron de la Edad Media en el siglo XV. Si la religión había tenido hasta ese entonces la mayor influencia en el pensamiento humano, la razón se instaló como precursora de grandes innovaciones que apuntaban hacia el Iluminismo como contraposición al Oscurantismo de la Edad Media. Del teocentrismo se pasó al antropocentrismo. “La característica predominante de la era moderna es su antropocentrismo radical.”37 El mito no fue más una explicación coherente del origen del universo. El Estado como institución se secularizó al punto de buscar su independencia de la monarquía y de las instituciones religiosas. La pregunta de Bosch entonces es: “¿Cómo puede estar reinando Dios soberanamente si las personas se consideran a sí mismos seres libres?”38

      Esa