Grasas saludables. Néstor Palmetti. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Néstor Palmetti
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Сделай Сам
Год издания: 0
isbn: 9789874780720
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más los ancianos con altos valores de colesterol sanguíneo.

      Tanto estos estudios, como aquellos condenatorios del colesterol elevado, son meras correlaciones estadísticas. Hasta el momento nadie está en condiciones de afirmar si el nivel de colesterol es causa o consecuencia de enfermedades. Descartadas las promocionadas investigaciones sobre animales -por la sencilla razón que no reaccionan a la ingesta de colesterol como los seres humanos- ningún estudio sobre personas logró demostrar que un colesterol sérico elevado fuese causa de arteriosclerosis o infarto de miocardio. Ancel Keys, el inventor de la teoría grasas-arteriosclerosis-infarto, reconoció posteriormente que “no se encontraron relaciones significativas entre la alimentación y el valor de colesterol en sangre, por un lado, y la aparición de enfermedades coronarias, por otro” . Incluso el profesor Hans Kaunitz sostiene la hipótesis que un valor alto de colesterol sanguíneo sea un mecanismo protector contra el infarto de miocardio y por ello sea previsoramente elevado por el organismo.

      Las argumentaciones médicas se basan en literatura científica, que mucho dista de ser evidencia objetiva. El científico sueco Uffe Ravnskov demostró en 1992 a través del “Science Citation Index” (un sistema computarizado que lleva estadística de la frecuencia con que un investigador es citado por sus colegas en publicaciones científicas), que los estudios demonizadores del colesterol se citaban 6 veces más que aquellos con una posición crítica. Estos últimos coincidían en que una reducción del colesterol sérico apenas influía sobre el número de infartos y no afectaba en absoluto la esperanza de vida.

      Otra trampa de los estudios, está en la técnica de la “media verdad”. Por ejemplo, en el famoso estudio de Karelia del Norte (Finlandia), tras una fuerte campaña anti-colesterol se mostraron menos muertes por infarto de miocardio. Pero nunca se dijo que en el distrito testigo de Kuopio, donde la población siguió con sus hábitos normales y con valores estables de colesterol, el número de muertes por problemas cardiovasculares bajó aún más que en Karelia del Norte. Otra “media verdad” se difundió en el estudio Helsinski (Finlandia), donde se testeó a 4000 personas con medicación anti-colesterol. En ese grupo, 6 murieron de infarto de miocardio, mientras que en el grupo testigo sin medicación fallecieron por esa causa 8 pacientes. La conclusión del estudio muestra la reducción de mortandad por infarto. Sin embargo estas investigaciones no consideran la mortandad total (sin discriminar la causa), generalmente mayor en el grupo de estudio que en el testigo.

      Tampoco se difunde lo que sucede con las personas que consumen fármacos reductores de lípidos. En las experiencias a gran escala se advierte mayor mortandad global por otras enfermedades, como cáncer o inflamación de páncreas. Animales sometidos a medicación anti-colesterol desarrollaron tumores hepáticos. Los prospectos de estos medicamentos advierten sobre riesgo de migrañas, mareos, trastornos alimentarios, impotencia, cálculos biliares e insuficiencia renal.

      Los reductores de colesterol tienen evidente incidencia sobre la psiquis y el manejo del estrés. Valores bajos de colesterol deprimen y generan agresión, incrementando la tasa de suicidios. Investigaciones sobre mujeres fértiles con bajo consumo de grasas, presentaban irritación, abatimiento y retracción. Experimentos sobre animales muestran que bajos valores de colesterol sanguíneo, disminuyen el nivel cerebral de serotonina. Este neurotransmisor nos brinda equilibrio y su deficiencia nos torna depresivos y agresivos.

      Un seguimiento de 5 años sobre 1.222 ejecutivos con riesgo cardíaco (publicado en el Journal of American Medical Association), corrobora estas conclusiones. Un grupo del estudio recibió medicación para el colesterol y la hipertensión, mientras que el otro no tomaba medicación. Luego de los 5 años, el grupo medicado había reducido 46% la mortalidad por enfermedad coronaria; pero la mortalidad general (sin tomar en cuenta la causa) era 45% mayor en los medicados.

      Por si faltase una evidencia sobre lo que aquí se expresa, recientemente un periódico argentino (Página 12 del 6/8/07) ventila una demanda judicial nacional contra un laboratorio multinacional por los efectos secundarios de una estatina que luego fuera retirada del mercado mundial. Resultan ilustrativos algunos conceptos del artículo, que reproducimos.

       “En octubre de 1998, Flavio Rein, que tenía 41 años, fue al médico a hacerse un chequeo. Los análisis indicaron que tenía elevado el colesterol. El doctor le indicó una dieta hipograsa, gimnasio y, todas las mañanas, una pastilla de cerivastatina. Una mañana, cuando habían transcurrido 32 días, Rein se despertó mal: “No veía nada con el ojo izquierdo y, cuando quise pararme, las piernas no me sostenían”. Fue internado en una clínica, donde le diagnosticaron rabdomiolisis. En esta enfermedad, las masas musculares del cuerpo literalmente se van disolviendo. Esto no sólo lleva a crecientes grados de invalidez: las moléculas procedentes de la disgregación muscular dañan el riñón hasta causar insuficiencia renal.

       Rein –que había practicado deportes toda su vida– estuvo casi cinco meses sin poder caminar. Hasta hoy tiene dificultades para movilizarse y fuertes dolores musculares. Perdió el 70 por ciento de la visión en uno de sus ojos. Según el perito oficial Adolfo Zutel, estos efectos son “reacciones adversas a la cerivastatina, ya que aparecieron dentro del mes de la ingesta de la misma y obligaron a la suspensión del tratamiento”.

       En cuanto al médico que prescribió el fármaco, la demanda de Rein afirma que omitió indicar a su paciente, antes de recetar nada, un cambio de hábitos alimentarios de hasta tres meses, y señala “la relación existente entre los laboratorios medicinales y los galenos”, destacando que “se ofrecen ventajas económicas a los que recetan medicamentos de un determinado laboratorio”. La demanda incluye un vale emitido por el laboratorio y firmado por el médico, que éste le entregó a Rein para que, luego de terminada la primera caja del fármaco, pudiera recibir una segunda caja gratis, “como si fuera una promoción de figuritas”, observa la demanda.

       Además, el dictamen del perito Zutel compara los prospectos del mismo producto en el país y en Estados Unidos: en la Argentina “resulta insuficiente” y en Estados Unidos “es amplia”. El prospecto de Estados Unidos, a diferencia del local, “indica con claridad que se deben realizar controles hepáticos, no sólo previos, sino a las 8 y 12 semanas”; “comienza hablando de rabdomiolisis e informa que la aparición de dolores y debilidad muscular se da en el 0,4 por ciento de los pacientes”; “dice que se debe suspender el fármaco en cualquier condición que predisponga a insuficiencia renal”; señala “efectos adversos” que el prospecto local omite como “ pancreatitis, hepatitis crónica, necrosis hepática fulminante, alopecia, ginecomastia, pérdida de la libido, disfunción eréctil, progresión de cataratas, fiebre, cefalea, anorexia, hipertensión, angina de pecho, colitis, constipación, diarrea, úlcera duodenal, náusea, anemia, alteraciones de la vista ” y otros; advierte además, a diferencia del prospecto de la Argentina, que “los efectos inhibidores sobre la fertilidad masculina no se han investigado en un número adecuado de hombres”.

       Simultáneamente, a Rein se le desencadenó una disfunción de la glándula tiroides, que hasta entonces no había traído problemas clínicos: el informe del perito advierte que “existe una estrecha relación entre hipotiroidismo, hipercolesterolemia y toxicidad por estatinas: la asociación de hipotiroidismo y toxicidad muscular ha sido descripta en pacientes tratados con sinvastatina, cerivastatina y pravastatina”. El perito sostiene que “el tratamiento actuó como disparador para la alteración tiroidea que subsiste” y considera “inaceptable que en un prospecto no figure que la asociación de estatinas e hipotiroidismo aumenta la ya relativamente frecuente reacción adversa muscular ante las estatinas”.

      Como dice el ingeniero alemán Udo Pollmer en su libro “Buen Provecho”: “lo grave de esta situación es que, hasta que se tome consciencia de la