También prestaba una gran atención a la ropa. Cuando llegó a San Petersburgo en 1904, Rasputín «vestía una casaca sencilla, barata, de color gris, cuyos faldones gastados colgaban como dos viejas mangas de piel; los bolsillos los tenía hinchados pero vacíos, como los suelen llevar los pobres, que echan en ellos cualquier cosa comestible que encuentran; los pantalones iban con el ánimo general del atuendo, y también la chaqueta, asombrando ambos por la manera en que colgaban sobre las burdas botas campesinas, cubiertas prolijamente de alquitrán; el colmo del descuido era el trasero de los pantalones, que colgaba como una hamaca vieja y ajada».345
Al cabo de cuatro años, Grigori ya lucía «un buen abrigo ruso de paño negro y calzaba unos soberbios botines laqueados y rematados en punta».346 Y dos años más tarde, Rasputín «vestía lujosamente: llevaba una camisa rusa de raso carmesí, ceñida por un cinturón del que colgaban enormes borlas de seda; los pantalones eran de caro paño negro e iban recogidos a la altura de las pantorrillas a la manera castrense; los suntuosos botines llamaban la atención de todos por su pulcritud y brillo».347
Entre 1915 y 1917, Rasputín solía ir vestido «con una camisa de seda de color lila, pantalones ingleses a rayas y elegantes zapatos a cuadros».348
En general, la imagen de Rasputín provocaba recelo, irritación y desasosiego: «toda su “sencillez”, desde su presunción de elegancia, aunque continuara vistiendo trajes “campesinos”, hasta los cabellos engomados y las uñas mugrientas, tenía un carácter premeditado»;349 «era un típico vagabundo ruso, de los que se han evadido de la cárcel ... A juzgar por su apariencia, lo único que le faltaba era el abrigo de buriel y el gorro rojo de los presidiarios»;350 «un campesino ruso como el que más: típico, asqueroso y tosco»;351 «un campesino semianalfabeto, desmadejado sobre mullidos muebles desde cuyo fondo profería con aplomo cualquier insensatez que le pasara por la cabeza»,352 y tras cuya apariencia «se escondía una persona taimada, astuta, sinuosa, misteriosa y conocedora de todo lo horrible que llevaba dentro de sí».353
Rasputín no era ni un santo, ni un diablo; era exactamente tal y como querían verlo las personas que le rodeaban, de cuyas voluntades él, por su parte, se intentaba adueñar. En la medida en que esas personas que se arremolinaban a su alrededor, incluyendo a los aristócratas y personalidades más célebres, carecían, inmersos como estaban en una época turbulenta, de una definición clara de lo que verdaderamente querían, si la misteriosa y por lo tanto amenazante «constitución» o el tan ruso y centenario «esturión con rábanos», a Rasputín no le quedaba más remedio que ser, al mismo tiempo «diablo» y «santo».
44. Bojanov, A. N., op. cit., p. 39.
45. Platonov, O. A., op. cit., p. 10; Chernyshov, A. V., «Acerca de la edad de Grigori Rasputín y otros detalles biográficos», en Otiechestvienni Arjiv, 1992, nº 1, p. 113.
46. Chernyshov, A. V., op. cit., p. 112.
47. Rasputina, M., op. cit., p. 15.
48. Chernyshov, A. V., op. cit., p. 113; Radzinsky, E. S., op. cit., p. 460.
49. S. P., «Un encuentro con Rasputín», Russkoie Slovo, 31 de diciembre de 1916.
50. Almazov, B., Rasputín y Rusia. Una semblanza histórica, Tipografía Grunhut, Praga, 1922, p. 18.
51. Rasputina, M., op. cit., p. 16.
52. Chernyshov, A. V., op. cit., p. 113.
53. Amalrik, A., Rasputín. Relato documental, slovo, Moscú, 1992, p. 18.
54. Rasputina, M., op. cit., p. 20.
55. Ibid., p. 22.
56. Chernyshov, A. V., op. cit., p. 113.
57. Bojanov, A. N., op. cit., p. 40.
58. Platonov, O. A., op. cit., p. 10.
59. Ibid., p. 10.
60. Trauma de nacimiento: traumatismos en los órganos o tejidos del neonato producidos durante el parto. Pueden ocasionar algunas patologías transitorias o permanentes del carácter. También pueden afectar a otros aspectos del funcionamiento del organismo.
61. Rasputina, M., op. cit., p. 17.
62. Rasputin: The Man behind the Myth..., p. 11.
63. Rasputina, M., op. cit., p. 17.
64. Ibid., p. 16.
65. Rasputín, Grigori, Leyenda de un experimentado peregrino [mayo de 1907], p. 9.
66. Rasputina, M., op. cit., p. 18.
67. Ibid., p. 22.
68. Rasputín, Grigori, Leyenda..., p. 9.
69. Yo conocí a Rasputín, Kiedr, Moscú, 1993, p. 29.
70. Iliodor [Serguei Trufánov], op. cit., p. 10.
71. Ibid., p. 53.
72. M-v, I. [Manasievich-Manuylov, I. F.], Con Grigori Rasputín, Novoie Vremia, 18 de febrero de 1912.
73. Yo conocí a Rasputín..., p. 24.
74. Yo conocí a Rasputín..., p. 29; Dzhanumova, E., «Mis encuentros con Grigori Rasputín», Suplemento de la revista Ogoniok, 1992, nº 47-49, p. 4; Zhukovskaya, V. A., Mis recuerdos de Grigori Rasputín (1914-16), en Archivos de Rusia, Testimonios y documentos acerca de la historia nacional, ss. xviii-xx, vol. 2 y 3, trite, Moscú, 1992, p. 259.
75. El secreto de la dinastía de los Romanov, o Las