La percepción corporal está basada en gran medida en una mezcla de experiencias motoras y conocimientos sobre el propio cuerpo. Gracias a la información recibida a través de los órganos sensitivos, nuestra conciencia percibe las informaciones relativas del entorno y los diferentes procesos de nuestro organismo.
La percepción del propio cuerpo está siempre estrechamente relacionada con los patrones de percepción ya existentes, la propia historia del desarrollo personal y la percepción sensitiva. La mayoría de movimientos se realizan de forma automática, pero, aun así, la experimentación de un movimiento y la percepción física que de ello resulta constituyen una oportunidad de modificar comportamientos. La vivencia de experiencias hasta ahora desconocidas o poco habituales nos permite dirigir la atención hacia nuestro cuerpo y con ella se amplía la capacidad de movimiento y de actuación de forma positiva.
Los principales aspectos a considerar son, pues, conocer el cuerpo como órgano sensitivo y percibir el límite de carga posible, para poder así modificar la relación existente con el cuerpo mediante la introducción de nuevas dimensiones motoras. La percepción corporal constituye, por tanto, el fundamento de un entrenamiento bien estructurado.
Figura 1. El ciclo del movimiento en interacción con el entorno.
¿Qué es la coordinación?
“Aprendemos haciendo, y solamente hacemosaquello que hemos aprendido”
La coordinación constituye la base de todos los movimientos humanos y es la responsable del aprendizaje, la regulación y la adaptación de los movimientos. La coordinación también puede ser considerada como el factor central de la capacidad de rendimiento motor, puesto que su efecto es el que permite que las demás características motoras básicas de la condición física, como la fuerza, la resistencia, la velocidad y la movilidad, puedan ser utilizadas. El objetivo es poder ejecutar un movimiento determinado de forma económica. Cuanto mayor sea la capacidad de coordinación, más económica y precisa será una secuencia motora determinada.
La coordinación:
• disminuye el gasto de energía,
• disminuye el empleo de la fuerza,
• y disminuye la sensación de cansancio.
Por lo tanto, entendemos por coordinación la acción conjunta del sistema nervioso central como órgano regulador y de la musculatura esquelética como órgano ejecutor en el transcurso de una secuencia motora determinada y dirigida a la consecución de un objetivo. Por lo tanto, implica a todos los procedimientos del control motor.
Figura 2. Coordinación.
De forma general, diferenciamos entre coordinación intramuscular e intermuscular.
Coordinación intramuscular
Hablaremos de coordinación intramuscular cuando hagamos referencia al desarrollo de fuerza llevado a cabo dentro de un músculo. Este desarrollo de fuerza estará dirigido por los impulsos nerviosos que activan la fibra muscular (frecuencia) y simultáneamente por el número de unidades motoras activadas del músculo (reclutamiento).
Cuantas más unidades motoras se activen en un músculo, mayor será el grado de la contracción. Esto significa que cuanto mejor sea la capacidad de coordinación intramuscular, más fuerza se desarrollará en el interior de un músculo.
Coordinación intermuscular
Hablaremos de coordinación intermuscular cuando hagamos referencia a la sincronización de la actividad entre los agonistas y los antagonistas implicados en el desarrollo de una secuencia motora determinada. Por lo tanto, se trata por un lado de la sincronización entre agonistas y antagonistas, y por otro, de la dosificación en la activación de diversos músculos sinérgicos que trabajan al mismo tiempo.
La existencia de una buena coordinación intermuscular requiere menos energía y aumenta la capacidad de rendimiento. La realización de los movimientos es más precisa, fluida y armónica.
El sistema nervioso central necesita recibir informaciones del aparato locomotor para poder efectuar secuencias motoras coordinadas. Estas informaciones nos llegan a través de un sensor, o sistema de receptores, distribuido por todo el cuerpo.
Sistemas receptores más importantes
• Sistema óptico: posición de la cabeza en el espacio.
• Aparato vestibular: órgano del equilibrio en el oído interno– movimientos de rotación de la cabeza.
• Oído: coordinación acústica.
• Husos musculares: registran la longitud muscular.
• Órganos tendinosos: registran la tensión de los tendones.
• Receptores articulares: registran la posición de las articulaciones.
• Receptores cutáneos: registran el tacto y la presión.
Estas informaciones serán procesadas de diferentes formas en el sistema nervioso central. A nivel de la médula espinal se responde mayoritariamente a los estímulos recibidos de la periferia a través de patrones reflejos preestablecidos.
En el cerebro se recuperan las secuencias motoras ya aprendidas y memorizadas. Los husos musculares permiten que el cuerpo reaccione rápidamente a los estímulos cinéticos externos mediante los arcos reflejos. Estas rápidas reacciones son imprescindibles cuando se producen cambios de dirección súbitos o irregularidades en el terreno en el transcurso de una secuencia motora.
El entrenamiento y la mejora de la coordinación revisten una gran importancia, puesto que influyen en todos los aspectos de la motricidad e incluyen la percepción, la decisión y la ejecución de los movimientos.
El fundamento de la coordinación descansa en los siguientes componentes:
• Capacidad de orientación.
• Capacidad de reacción.
• Capacidad de diferenciación.
• Capacidad de acoplamiento.
• Ritmo.
• Equilibrio.
• Capacidad de anticipación.
• Capacidad de adaptación.
Capacidad de orientación
Es la capacidad de moverse en un espacio libre y hacia un objetivo determinado, y de mantener la orientación durante la realización de movimientos voluntarios e involuntarios, siempre respecto a un espacio y a un tiempo.
Cuando nos encontramos en un entorno habitual o un entorno desconocido, especialmente en la oscuridad, y en muchos tipos de juegos y disciplinas deportivas que conllevan una variación constante de la posición, la orientación espacial y temporal están ligadas a una buena capacidad de orientación.
Los mecanismos necesarios para garantizar una buena orientación son esencialmente las cualidades de los sentidos óptico, acústico y cinestésico.
Capacidad