En la historia de los diarios mexicanos y de América Latina han existido directores que se constituyeron en leyenda ya que se han ganado a pulso el reconocimiento de los demás. Algunas personas consideran así a Julio Scherer García cuando estuvo al frente de Excélsior de 1966 a 1976, y no falta quien considere que no es así, sino que acabó con el diario.
Otra de las cualidades que debe poseer el director de un periódico es que debe ser buen publirrelacionista. Es necesario hacer y tener amigos importantes en todos los ámbitos, en la política, en las finanzas, en el deporte, en los espectáculos, etcétera. Muchos de ellos tienen agendas impresionantes con correos electrónicos y números telefónicos, celulares, de casas y oficinas que no los tiene cualquier mortal.
Una vez que seleccionaron e hicieron las cabezas de las notas principales de primera plana, los directores contratados por los dueños de los medios generalmente le informan todos los días al patrón cuál será la cabeza principal del día siguiente.
Un director responsable de su publicación vigila principalmente la edición de la primera plana y si llega a la reunión de evaluación informativa a las 19 horas, se retira hasta que tiene en sus manos la primera sección completa del día siguiente que saldrá de las rotativas entre las 2.30 y las 3 de la mañana, “es como parir un hijo hermoso cada día”, han dicho algunos directores.
Han surgido historias reales o leyendas de actuaciones importantes por parte de directores de medios de comunicación, sobre todo escritos, durante el siglo pasado. Por ejemplo: en los años veinte, el valor con que se manejó el dueño y director de El Universal, licenciado Miguel Lanz Duret y no claudicó ni cambió la información en contra de los cristeros, al contrario, los apoyó no obstante las amenazas del presidente Álvaro Obregón; o como el asesinato del señor Herrerías en el diario Novedades; el ataque con metralletas al señor Jesús Blanco Ornelas, en Tijuana, B. C.; la integridad con que siempre se desempeñó don Fernando Garza, director de El Universal, quien renunció a su cargo cuando el hermano de la dueña de ese periódico se adjudicó un viaje al extranjero con el entonces presidente Adolfo López Mateos, el cual era para directores de diarios; o la dignidad de Jacobo Zabludovsky cuando renunció a Televisa, la empresa para la cual trabajó durante más de tres décadas, así como las intervenciones de muchos otros al frente de sus publicaciones, sobre todo en provincia, enfrentados a gobernadores o a los cárteles de la droga, actitudes que muchas veces se pueden considerar de antología.
Al director de un periódico o de una revista, le corresponde instruir a los editorialistas acerca de cómo quiere que se redacte el editorial del día siguiente, o ellos mismos lo escriben, ya que ese texto es la opinión de ese medio de comunicación sobre tal o cual tema, y ha ocurrido que muchas veces está en contra de los criterios oficiales de su país. Este género periodístico forma parte importante de la respetabilidad que pueda acreditarse todo medio escrito desde que existen los diarios en todo el mundo.
El director de un medio de comunicación es, entonces, la figura representativa más importante de una institución noticiosa, que tanto lectores como autoridades tienen presente para todas las noticias, editoriales, reportajes, entrevistas, artículos de opinión —aunque éstos vayan firmados por sus autores— así como las columnas, y todo lo que se publique en un rotativo impreso, también lo que se escuche y se vea en un noticiero de radio o televisión.
El jefe de redacción
Este funcionario es el encargado de vigilar que todo marche bien en la redacción de un medio de comunicación. Además de ser también pieza clave en las juntas de evaluación de las noticias que se publicarán al día siguiente, tiene bajo su responsabilidad jerarquizar las notas que no se publicaron en la primera plana y debe escoger cuáles deben ir en páginas interiores de la primera sección.
El jefe de redacción, por lo general, hace las cabezas de las notas que se publican en las páginas interiores de la primera sección y evalúa la importancia de cada una, que puede ser la principal en cada página par o impar, él decide a cuántas columnas publica en interiores una noticia, o si solamente merece una, en la penúltima plana. También se encarga de seleccionar las fotos y ordenar su publicación en las páginas a su cargo.
Existen días en que surge mucha información, el jefe de redacción tiene en sus manos 50 o 60 notas y sólo tiene espacio para publicar 30, ¿qué hace con las que le sobran una vez que escogió las más importantes?, si considera que son noticias cuya vigencia va más allá del día siguiente sin perder actualidad, las guarda, si no, puede formar columnas “de revoltillo”, aunque sea con el primer párrafo de cada una, o si no, las menos importantes, de las que aún le sobren, las tira, así de sencillo.
Desde luego que el jefe de redacción debe ser también un periodista que conozca las entrañas del oficio, ya que muchas veces se pone de acuerdo con el jefe de información para ordenar entrevistas o reportajes que sean de primera plana. Jefatura también las páginas on line.
El jefe de redacción supervisa también el trabajo de los editores de las diferentes secciones, por lo tanto, debe estar en contacto con éstos, para que el contenido en conjunto de todo el periódico sea lo más valioso posible y que resulte agradable a los lectores.
También este funcionario tiene a su cargo revisar las columnas de los encargados de este género periodístico, y las diagrama en el lugar que se les asigna específicamente. Revisa asimismo los artículos de los colaboradores que tienen un espacio en las secciones editoriales y supervisa los cartones de los caricaturistas que se publicarán al día siguiente.
Realiza en ocasiones funciones de corrector de estilo. En algunas redacciones se dice que cuatro, seis u ocho ojos ven mejor que dos, por lo que una misma nota, artículo o columna a veces es revisada, además de por su autor, por el jefe de información, el jefe de redacción y en determinadas ocasiones hasta por el subdirector —si existe este cargo— o el director, si la noticia es de primera plana.
El jefe de redacción debe tener también una agenda amplia y al igual que el director conviene que realice labores de relaciones públicas con personajes importantes de la política y la sociedad en general.
Si el director del periódico no se encuentra en la redacción, el jefe de redacción es el funcionario de mayor jerarquía. Sus horarios de trabajo —en algunos periódicos— suelen ser distintos a los del director —aunque sí coinciden en las juntas de evaluación—, con el fin de que exista un jefe a toda hora en la redacción, por si surge una noticia muy importante, es él quien buscará de inmediato al director para informarle.
El jefe de redacción se encarga también de recibir a personajes importantes, en el caso de que no se encuentre el director. Atiende a grupos de estudiantes o turistas que quieren conocer las instalaciones del rotativo y obtener información de cómo se hace un periódico, por lo tanto, se convierte en guía y debe explicar de principio a fin la forma de hacer un diario, o una revista, dependiendo de cuál sea el medio para el que trabaje.
En ocasiones, el jefe de redacción suple las ausencias del director, por lo tanto quien ocupa este puesto debe conducirse con profesionalismo, tacto político y prudencia, ya que tiene en mente que algún día puede ascender a la dirección del periódico.
El jefe de información
Se dice que el jefe de información es la columna vertebral de un periódico o de un noticiero.
Es el encargado de dar las órdenes de trabajo a los reporteros y fotógrafos, por lo que esencialmente debe ser un periodista que esté informado de todo lo que ocurra, no solamente en su ciudad o