Los sinergistas ayudan a los motores primarios y a veces participan en el ajuste fino de la dirección del movimiento. También impiden los movimientos indeseados que puedan producirse conforme el motor primario se va contrayendo. En este contexto, los sinergistas actúan como neutralizadores. Esto es en especial importante cuando un motor primario cruza dos articulaciones, dado que cuando se contrae, causará el movimiento en ambas articulaciones, a no ser que intervengan otros músculos para estabilizar una de ellas. Por ejemplo, los músculos que flexionan los dedos no sólo cruzan las articulaciones digitales, sino también la muñeca, con lo que, en potencia, provocan el movimiento de ambas articulaciones. Sin embargo, al disponer de otros músculos que actúan sinérgicamente para estabilizar la muñeca, podemos flexionar los dedos para formar un puño sin que se flexione al mismo tiempo la muñeca.
Un ejemplo simple de la función de agonistas, antagonistas y sinergistas es la flexión del codo, que requiere la contracción (acortamiento) del braquial y del bíceps braquial (agonistas), así como la relajación del tríceps braquial (antagonista). Sin embargo, la línea de tracción de los agonistas (motores primarios) también supinará el antebrazo (girar el antebrazo, como al fijar un tornillo). Si queremos que la flexión se produzca sin supinación, otros músculos deben contraerse para impedir esta supinación. El braquiorradial actúa como sinergista, ayudando al braquial y al bíceps braquial.
Figura 2.8: Flexión del codo, en la que el braquial y el bíceps actúan como agonistas (movilizadores primarios), el tríceps braquial como antagonista, y el braquiorradial como sinergista.
Fijadores
De forma más específica, se hablará de fijadores o estabilizadores cuando los sinergistas inmovilizan el hueso del origen de un músculo motor primario, con lo que ofrecen una base estable para la acción de dicho músculo. Son buenos ejemplos de ello los músculos que estabilizan (fijan) la escápula durante los movimientos de la extremidad superior. Otro ejemplo es el ejercicio de abdominales, o sit-ups. Los músculos abdominales se insertan tanto en la caja torácica como en la pelvis. Cuando estos músculos se contraen para permitirnos hacer el ejercicio de abdominales, los flexores de la cadera se contraerán sinérgicamente como fijadores que impiden la inclinación de la pelvis, posibilitando que la parte superior del cuerpo se flexione hacia delante, mientras que la pelvis se mantiene fija.
Estabilizadores y movilizadores
Los músculos esqueléticos pueden clasificarse generalmente en dos tipos:
1. Estabilizadores, que en esencia estabilizan una articulación. Están formados por fibras de contracción lenta para la resistencia y contribuyen al mantenimiento de la postura. Además, pueden subdividirse en estabilizadores primarios, que poseen inserciones muy profundas, situadas cerca del eje de rotación de la articulación. Los estabilizadores secundarios, que son músculos potentes, tienen la capacidad de absorber una gran cantidad de fuerza. Los estabilizadores trabajan en contra de la fuerza de la gravedad y, con el tiempo, tienden a debilitarse y elongarse (Norris, 1998). Son ejemplos el multífido, el transverso abdominal (primario) y el glúteo mayor y el aductor mayor (secundarios).
2. Movilizadores, que son responsables del movimiento. Aunque menos potentes que los estabilizadores, tienden a ser más superficiales, y tienen una mayor amplitud de movimiento. Tienden a cruzar dos articulaciones y están formados por fibras de contracción rápida que generan potencia, pero no tienen resistencia. Los movilizadores contribuyen a los movimientos rápidos o balísticos y a desarrollar fuerzas potentes. Con el tiempo y el uso, se tensan y acortan. Son ejemplos los músculos isquiotibiales, el piriforme y los romboides.
Cabe destacar que en función del movimiento y de la posición del cuerpo, así como de la manera en que reaccionan simultáneamente estos músculos, todos los músculos esqueléticos son estabilizadores y movilizadores.
Tipos de contracción muscular
El movimiento muscular puede subdividirse en tres tipos de contracción: concéntrica, excéntrica y estática (o isométrica). En muchas actividades (como correr, pilates y yoga), se pueden producir los tres tipos de contracción para generar un movimiento suave y coordinado.
La denominada contracción concéntrica es la acción principal del músculo, el acortamiento, en el que las inserciones musculares se acercan. Dado que se produce un movimiento articular, las contracciones concéntricas también se consideran contracciones dinámicas. Un ejemplo es el sostener un objeto: el bíceps braquial se contrae concéntricamente, el codo flexiona y la mano se eleva hacia el hombro.
Se considera que un movimiento es una contracción excéntrica cuando el músculo puede ejercer una fuerza mientras se alarga. Al igual que en la contracción concéntrica, se produce un movimiento articular, por lo que se habla también de una contracción dinámica. Los filamentos de actina se tensan desde el centro del sarcómero, estirándolo con eficacia.
Figura 2.9: La acción del bíceps braquial es un ejemplo de una contracción excéntrica, cuando el codo se extiende para bajar un peso pesado. En este caso, el bíceps braquial controla el movimiento, alargándose gradualmente para resistir la gravedad.
Cuando un músculo actúa sin moverse, se genera una fuerza, pero la longitud del músculo no se modifica. Este tipo de contracción se conoce como estática (o isométrica).
Figura 2.10: Ejemplo de una contracción estática (isométrica), cuando se sostiene un peso pesado, con el codo quieto y flexionado a 90 grados.
Transmisión de la fuerza
Una palanca es un dispositivo para la transmisión (que no generación) de una fuerza y consiste en una barra rígida que se mueve alrededor de un punto fijo (fulcro). En concreto, una palanca consiste en una fuerza de esfuerzo, una fuerza de resistencia, una barra rígida y un fulcro. En conjunto, los huesos, las articulaciones y los músculos forman un sistema de palancas en el cuerpo, en donde las articulaciones actúan como fulcros, mientras que los músculos aplican el esfuerzo y los huesos cargan el peso de la parte del cuerpo que mover.
Las palancas se clasifican en función de las posiciones del fulcro, la resistencia (carga) y el esfuerzo que se relaciona con ellos. En las palancas de primera clase, el esfuerzo y la resistencia se localizan en los lados opuestos del fulcro. En las palancas de segunda clase, el esfuerzo y la resistencia se localizan en el mismo lado del fulcro y la resistencia se sitúa entre el fulcro y el esfuerzo. Por último, en las palancas de tercera clase, el esfuerzo y la resistencia se sitúan en el mismo lado del fulcro, pero el esfuerzo actúa entre el fulcro y la resistencia; éste es el tipo más habitual de palanca en el cuerpo humano.
Figura 2.11: Ejemplos de palanca en el cuerpo humano: a) palanca de primera clase; b) palanca de segunda clase, c) palanca de tercera clase.
Generación de una fuerza
La fortaleza del músculo esquelético queda reflejada en su capacidad de generar fuerza. Si un levantador de pesos es capaz de levantar 75 kg, los músculos son capaces de producir una fuerza suficiente para levantar 75 kg. Incluso cuando no intentamos levantar un peso, los músculos han de seguir generando fuerza para movilizar los huesos en los que se insertan. En esta capacidad de generar fuerza, existe una serie de factores implicados como,