En cambio, frente a un equipo defensivo y que juega al contraataque colectivo, vemos que el conjunto busca el espacio de recuperación del balón en su propio campo. Esto nos obliga a analizar las características de los componentes de cada línea, según el sistema de juego definido (1-4-3-3, 1-3-4-3, 1-3-3-4, 1-4-4-2, 1-4-2-3-1 o 1-4-1-4-1). Es tan válida una estructura como la otra, es el resultado lo que cuenta.
Por consiguiente, hemos de saber esperar, o bajar a ocupar nuestras posiciones por medio de repliegues, frecuentando las zonas que nos propicien la recuperación del balón, ya sea individualmente, por error del adversario o colectivamente, con el fin de desarrollar correctamente la contra. Todo lo que sea recuperar el balón también suma a nuestro favor.
Por último, hay que resaltar algunas posibles diferencias al aplicar la defensa con un libre o en línea, cómo es posible desarrollar o contrarrestar el contraataque y qué se debe plantear de cara a ciertas estrategias que puedan ocasionar el fuera de juego o afrontar aquellos sistemas de gran intervención defensiva o contraofensiva, como son el juego a presión y el pressing, en los que se fundamenta una estructura extradefensiva. También hay que considerar cómo se siente un atacante que no posee el balón, un hecho que rompe la estructura conceptual de que el equipo que tiene el balón está en ataque y el que no lo tiene está a la defensiva. Es una situación que a algunos jugadores les cuesta llevar a cabo por la fatiga y el desgaste psicológico que supone correr todos sin balón para recuperarlo. En los entrenamientos suele haber una ausencia de concentración y de aplicación al juego real, por lo cual este estilo de juego se desgasta por sí solo, aunque bien aplicado suele obtener resultados. Pero ya se sabe que quien recupera el balón, ya sea individual o colectivamente, debe mostrar de inmediato la iniciativa ofensora, ya que así es un contraataque caracterizado y planteado como tal.
Organización de las fases del contraataque
El contraataque se ha planteado como cualquier acción ofensiva que se lleve a cabo con el balón controlado. En su desarrollo diferenciamos tres fases: fase de inicio, fase de tránsito (o elaboración) y fase de finalización. No obstante, en cualquier contraataque que hayamos diseñado se parte de una primera fase —fase de elaboración inicial— en la que el balón lo tiene el adversario y hemos de recuperarlo, y por eso debemos concretar cómo hacerlo.
1. Fase de inicio. Comienza con la preparación de la estructura defensiva para recuperar el balón, obligando al rival a que oriente su ataque por unas zonas que nos benefician y que están previamente establecidas. Si es así, sabemos quiénes ocupan esas zonas, cuáles son los puntos fuertes y débiles del sistema del adversario, y podemos entrenar a conciencia cómo recuperar el balón. Cuanta más eficacia desarrollemos en la competición, mejores serán los resultados, se recuperará el balón con mayor precisión y, si se comete algún error, todos lo detectarán. Si es así, querrá decir que esta fase se ha comprendido perfectamente.
Pero ¿cómo se recupera el balón? Esta es la pregunta que cada jugador debe saber responder bajo cualquier sistema de juego defensivo tanto si la recuperación del balón se hace de modo individual como de forma colectiva, previamente ensayada. ¿Y qué gestos-tipo se presentan y qué conceptos tácticos defensivos se han empleado? La respuesta a estos interrogantes garantiza la comprensión de esta primera fase de inicio del contraataque. Cuando el adversario deja de ser atacante, en ese instante, comienza la siguiente fase.
2. Fase de elaboración ofensiva individual o fase de tránsito colectiva. Al romper la iniciativa del rival, el poseedor puede jugar de inmediato el balón, y si decide finalizar, nadie puede reprochárselo. Si el ejecutor del contraataque logra su objetivo, la elaboración y la finalización ofensiva se concentra en el mismo jugador. Solo la eficacia demuestra que una decisión es mejor que otra. Si el resultado no ha sido el esperado, el jugador deberá modificar su acción para el beneficio del juego colectivo. Por lo tanto, el factor tiempo (velocidad de ejecución en la transmisión del balón) y el factor colaboración constituyen la fase de tránsito colectiva. Nos permite llegar con facilidad al área adversaria u obtener el ángulo de disparo a portería con ventaja sobre los adversarios directos y a ser posible desorganizados. Cuanto más fatigado se encuentre el rival y tenga sus líneas rotas y distantes, evidentemente mejor.
La respuesta del poseedor del balón viene facilitada por una acción gestual (pase en profundidad, pase en diagonal, pase al espacio, pase al tiempo, pared, conducción y pase, regate y pase, etc.) y su resolución o la de los demás compañeros del sistema. Cuando se requiere un colaborador directo, este jugador debe saber desmarcarse o apoyar al compañero, buscar el espacio idóneo para intervenir en el juego colectivo, y al ser partícipe en la intercepción o la recepción hasta completar esta fase, debe proseguir con la progresión de la contra iniciada.
3. Fase de finalización. El objetivo del contraataque es el gol obtenido individualmente, pero la mayoría de las veces “trabajado” colectivamente. Esta es la respuesta definida que da por finalizada la acción individual (poseedor) o colectiva (exige un colaborador), que contacte el balón y lo conduzca a la línea de meta adversaria en el menor tiempo posible y sin que el adversario pueda defenderse ni haya organizado su sistema defensivo. En última instancia, para finalizar esta fase, la trayectoria del balón ha de sobrepasar la línea de meta. Pero si no se consigue el gol, esto no quiere decir que no se haya desarrollado el contraataque. Debe valorarse principalmente la eficacia de los esfuerzos, ya que la mera recogida de datos de cada una de las respuestas individuales o colectivas que se plantean en estas fases no refleja la realidad de cómo se ha desarrollado la acción ni tampoco contribuye a ello el número de componentes que han intervenido en la recuperación del balón, ni en qué zonas se intervino sobre el balón, ni cuál ha sido la zona más eficaz para obtener el gol tras la elaboración o tiempo de ejecución del contraataque ante un equipo que poseía el balón y lo perdió (por error o por intervención voluntaria del adversario). A pesar de ello, hay que insistir en que el balón debe estar en poder del rival y que el tiempo de ejecución es primordial para el desarrollo del contraataque, que nunca debe confundirse con un simple ataque a la portería contraria.
Programas para el desarrollo del contraataque
Es necesario orientarse convenientemente al contemplar un plan general de trabajo que programe el contraataque de club o de selección. Todo contraataque exige un entrenamiento exhaustivo para desarrollarlo e implantarlo en la competición tanto en un club como en la selección. La disponibilidad y el tiempo de entrenamiento diferirán en ambos casos a sabiendas de que los componentes que integran una selección son jugadores de diferentes clubes, y por lo tanto, al tener menos tiempo y dedicación, llevar a cabo un contraataque programado presenta mayor dificultad. Por ello debemos diferenciar su programación para jugar como equipo local o visitante con el fin de emplear correctamente el contraataque y ser capaces de estructurarlo en un sistema de juego definido, acorde siempre con los estilos de juego empleados en temporadas pasadas. De ahí la importancia de desarrollar las capacidades estratégicas y tácticas de cada uno de los componentes que integren la plantilla y su capacidad de contraprestación durante su vida deportiva. Todos estos elementos se han de plasmar y recoger con tiempo para desarrollar con éxito el contraataque, resaltándolo de forma progresiva.
Contraataque en selección o club según el equipo adversario y se juegue como visitante o local
Se han de contabilizar y verificar todos estos elementos conceptuales para la planificación del contraataque:
• Ataque.
• Sistema/estilo y variantes.
• Contraataque.
•