Prólogo
El entrenamiento no programado fatiga tanto o más que el juego competitivo en cualquiera de las contiendas en que uno participa; por ello, créanme: ¡es muy complejo entrenar para ganar! Los métodos y los modelos de los entrenamientos varían tanto o más que los desenlaces de los encuentros. Dependemos de los resultados obtenidos, que trastocan y transforman los sistemas con el paso del tiempo. Alguno de estos sistemas se mantendrá durante más tiempo, pero aquellos que no satisfagan a los practicantes, que son los que los desarrollan, quedan en el olvido, incluso si han tenido resultados favorables, caducan y marcan un estilo propio de juego (offside, juego a presión, pressing...). Todos estos sistemas poseen cierta predominancia defensiva, pero no sé por qué se omite, desde hace mucho tiempo, el contraataque, ya que siempre está ahí por muchos sistemas de juego que se reconozcan numéricamente (1-4-4-2, 1-3-4-3, 1-2-3-5, 1-5-3-2, 1-3-3-3-1, 1-4-2-3-1, 1-4-1-4-1, 1-3-2-3-2, etc.). Se tienen pocas referencias del contraataque y nadie le otorga la credibilidad para utilizarlo como modelo, y aún menos se concreta la forma de ponerlo en práctica y entrenarlo a conciencia. Sin embargo, el juego de ataque/contraataque sigue de plena actualidad.
La alarmante corriente actual de que “se debe entrenar como se juega“ debería hacer que los técnicos abrieran sus libretas y repasaran los papeles de cada una de las líneas que integran los sistemas de juego planteados para comprobar así la realidad de esta afirmación. No es fácil planificar un sistema, y aún menos entrenar para que se ponga en práctica ante el rival en cada temporada. Diseñar el desarrollo para efectuar el juego de ataque o de contraataque tiene un gran margen para la creatividad y la toma de decisiones colectivas de forma coordinada en cada momento del juego global del equipo, en el que se debe procurar integrar a cada uno de los participantes y hacerles ver y convencerles de que el contraataque es un armazón estructurado más que hay que saber dominar.
Todo entrenador desea contar con los mejores jugadores, pero los que entrenamos sabemos que en buena parte de nuestra vida deportiva no es así; sin embargo, creemos en cualquier jugador que participe en nuestros entrenamientos, ya que pensamos que será creativo, se integrará mejor cuanto más se entrene, mejorará en la toma de decisiones y logrará organizarlas para la competición. Así, luego, percibirá y “leerá” el partido según el juego del rival (y aplicará entonces el sistema o estilo de juego propio con sus variantes posibles) y aportará los conceptos tácticos defensivos, ofensivos o contraofensivos en beneficio propio para extraer los mejores resultados del juego individual y colectivo.
La labor de Santiago Vázquez con esta obra va encaminada a revisar la parte teórico-práctica y el modelo de entrenamiento, así como a reforzar el juego y el estilo del contraataque mediante la planificación de forma individual y colectiva en cualquier sistema de juego para que todos sean partícipes a la hora de llevarlo a cabo. Nadie queda excluido. Es un concepto interesante y la información se transmite con rapidez. Dentro de unos meses veremos circular hojas de entrenamiento del contraataque que incluirán la evolución de algunos de los ejemplos o variantes aportados por este libro para un mayor perfeccionamiento conceptual del entrenamiento y de la eficacia del contraataque en la competición.
La comprensión de la idea conceptual debe primar en el lector, mientras que para el jugador es fundamental la aplicación práctica, que debe ser eficaz y lograr sus objetivos en el juego ofensivo o contraofensivo. Por ello, el autor desgrana la realización de esta estrategia de juego para cualquier equipo profesional debidamente organizado y con suficiente capacidad para realizar los “esfuerzos” mínimos necesarios para lograr desplegar el contraataque en toda su extensión sobre el terreno de juego. No malgaste su tiempo en contraponer dos equipos. Cada equipo tiene su palmarés. No los compare. Aunque sean muy loables los resultados de un equipo en particular, todos nos alegramos de que la selección gane. A veces la ilusión no se corresponde con la capacidad, pero hay que intentarlo, ya que ese palmarés existe en cada club o selección, y por lo tanto, siempre es posible mejorar.
Hablando del contraataque, sabemos que es un estilo de juego muy difícil que se debe dominar y entrenar, ya que no siempre se logra la victoria atacando y llevando la iniciativa. Los campeones han de saber jugar y combinar estos dos conceptos: cuando se logra estructurar el sistema de juego elegido y se consigue que esté totalmente compensado, llegan los resultados. Por consiguiente, todo practicante ha de reconocer en cualquier ejercitación que aquí se presenta el diálogo continuo entre el lector/ejecutor y el receptor/proyector creativo para llevar a cabo en el futuro cualquier contraataque en cualquier sistema de juego que uno desarrolle tanto en el entrenamiento cotidiano como en el transcurso del juego competitivo.
El autor nos hace partícipes de la representación gráfica de cada ejemplo, nos invita a que elaboremos respuestas y las pongamos en práctica, y las rectifiquemos si las variantes son más eficaces frente al oponente o poseedor directo. No cesa de insistirnos sobre que se han de plasmar los conceptos con claridad y ponerlos en práctica en el entrenamiento, repitiendo y rectificando si el equipo técnico detecta que la intensidad o la duración no es acorde con la concepción teórica. Todo entrenador ha de saber analizar cualquier acción ofensiva que desarrolle el adversario, percibir los principios defensivos predominantes para contrarrestarla y plasmar de inmediato la acción ofensiva o contraofensora que elija el equipo durante el partido.
Cualquiera que se implique en desarrollar un contraataque ha de saber interrelacionar los aspectos físicos, técnicos, tácticos y estratégicos en el menor tiempo posible, tanto a modo individual como colectivo, desde su propio campo o desde el campo adversario.
En la primera parte de la obra, el autor nos plantea de forma didáctica los aspectos individuales y de grupo reducido y deja las ejercitaciones colectivas y sus valoraciones como refuerzo para la segunda parte, al tiempo que recoge algunos datos y ejemplos de contraataques extraídos de la competición, tanto desde el propio campo como desde el campo adversario, y además nos facilita una muestra de percepción de ese “tiempo real” (conocimiento de la intensidad del contraataque observado). Ello nos obliga a recordar que no todos los equipos efectúan el ataque o el contraataque con la misma intensidad, lo cual nos sitúa en el contexto de la valoración de los resultados que todo entrenador debe extraer.
Así pues, con el desarrollo práctico de esta obra, tiene la garantía de que estará más informado sobre la estructura del contraataque en cualquier sistema que desee realizar frente a la estrategia que el adversario pretenda imponer tanto ofensiva como contraofensivamente.
El fútbol como deporte alcanza una gran dimensión en cualquier espacio natural o especial en que se plantee (artificial, indoor, playa...), y el juego del contraataque existe y persistirá si se entrena más. Este es el mejor mensaje con el que Santiago Vázquez nos deleita en estas 501 ejercitaciones, que también plantea para otras modalidades futbolísticas y sin diferenciación de sexo (fútbol a 5 o fútbol a 7), aunque tiene una mayor prioridad por el fútbol a 11. Además, nos sugiere valorar los resultados para luego programarlos según la edad y la habilidad de los participantes durante el juego competitivo.
Todo jugador desempeña una función y tiene una posición en el sistema de juego elegido. El entrenador del contraataque tiene su estructura; pero, como la variabilidad de la estrategia que le plantea el adversario no es fija, debe poseer recursos e ir plasmándolos en los entrenamientos, a la vez que recoge y analiza las observaciones que aportan las distintas líneas en el tiempo y el espacio. El ataque, como su “contra”, no espera, y todos los participantes, incluso los que tienen unas mínimas posibilidades (es decir, el equipo no favorito) saben que van a tener que realizarlo. Por lo tanto, han de estar preparados para ejecutarlo de forma eficaz y coordinada, y los resultados llegarán a lo largo de la temporada.
Como se verá, la información conceptual queda entrelazada entre los ejercicios a lo largo de los capítulos de la obra. El autor facilita definiciones y analiza los principios defensivos y ofensivos y los gestos-tipo que el jugador de fútbol debe aplicar en la competición. Da la debida importancia a las características de los jugadores y sus funciones en los puestos específicos del sistema de juego, nos recuerda las ventajas e inconvenientes que tiene todo contraataque y deja que la