Objetivo: El guardameta frente al oponente con balón (9) en el área.
Dificultad: 5.
Jugadores: 22.
Material: 2 porterías y 1 balón.
Descripción: Resolución planteada en el ejemplo. El poseedor frente al guardameta en el área (1 x 1). Debe realizarse un gráfico que represente el pleno juego competitivo y la percepción del juego real dentro del contexto táctico colectivo en nuestro sistema (1-4-3-3) frente al sistema del equipo adversario (1-4-2-3-1).
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Objetivo: El guardameta con balón frente al delantero que se opone a él en el área (11 x 11).
Dificultad: 5.
Jugadores: 22.
Material: 2 porterías y 1 balón.
Descripción: Resolución planteada en este ejemplo. El guardameta debe ser capaz de tener la posesión del balón en su área y mantener una mentalidad ofensiva cuando es poseedor del balón, a pesar del oponente directo. Ha de plantearse su función contraofensiva, estrategia que casi nunca hace. Debe percibirse el juego real dentro del contexto táctico colectivo en el propio sistema (1-3-4-3) frente al del adversario (1-4-3-2-1).
Debemos saber interpretar el entrenamiento del portero en estas situaciones 1 x 1 frente a frente a un adversario con balón. Tenemos que saber a qué línea del sistema de juego pertenece el poseedor: si procede del medio campo o participa sistemáticamente en la línea defensiva. También puede darse el caso de que el guardameta decida arriesgarse.
El entrenamiento cotidiano permite que el atacante con balón aparezca en el área de meta adversaria. La intensidad de este enfrentamiento es variable y, por lo tanto, la duración de su respuesta. ¿Por qué varían tanto las acciones atacantes y defensivas, y las ejercitaciones que dejamos para el contraataque? Las facultades innatas son inusuales, mientras que las prácticas de entrenamiento que retratan soluciones de juego real para la competición se limitan a unas propuestas muy concretas (golpeo, finta con regate y golpeo).
Percepción del juego real dentro del contexto táctico colectivo frente al sistema del equipo (A)
La figura del portero y su función en el contraataque
Debemos replantearnos las situaciones imprevistas durante el entrenamiento para entender que toda solución en la práctica directa se detecta en grupos reducidos (de uno a cuatro componentes), que debemos adecuar al entorno de la competición. Se ha de procurar que el portero poseedor del balón lo golpee hacia un compañero de entrenamiento o que se realicen entradas, caídas e intercepciones para que el adversario detecte estas respuestas, que evidentemente se han de aproximar a las respuestas reales de la competición. Si se plantea una pantalla individual al guardameta, este ha de contrarrestar la trayectoria del balón en el último instante del impacto y solo puede mejorar su velocidad de reacción si se plantean estímulos apropiados en el juego. El portero debe lograr recuperar el balón por medio de los elementos técnicos que elija. Ha de realizar esquemas gráficos y analizar qué elementos intervienen y cómo debe representar otras soluciones del juego a partir de enfrentamientos en grupos reducidos (1 contra 1), tanto en ataque como en defensa.
El portero es un puesto específico, que posee una función en el contraataque debido a su doble acción defensiva y ofensiva. Hay que contar siempre con él como un jugador atacante y, por tanto, debe simbolizarse en el comienzo de cualquier sistema de juego (del 1-10 más antiguo a los sistemas más actuales, como el 1-4-4-2, 1-3-4-3, 1-5-3-2, 1-4-2-3-1, 1-4-5-1, 1-5-4-1, 1-3-3-3-1, etc.), pero sin olvidar que su tarea más predominante en el juego es la individual, defensiva o contraofensiva. Así, para reforzar las capacidades física, técnica, táctica y estratégica del portero conviene:
• Trabajar la percepción espacial y el sentido de la profundidad.
• No temer el contacto con el terreno de juego (es decir, saber caer), realizar salidas con diversos tipos de desplazamientos, y destacar la importancia de la ubicación y orientación defensiva y la ejecución técnica individualizada de los apoyos e impulsos de los segmentos inferiores para la realización de saltos, giros y caídas.
• Practicar la caída o giro o torsión con el balón recibido o controlado o con el blocaje de balón entre los brazos y el pecho, lo que facilita un impacto óptimo con el suelo. Entrene preferentemente los gestos técnicos que exigen mayor riesgo en su aplicación y desarrollo ante la presencia de un oponente próximo: a la intercepción, el despeje en las entradas y las cargas o pantallas defensivas.
• Recordar los gestos determinantes de los diversos porteros (guardameta de meta o de área), en especial los blocajes, los despejes, las salidas con caída y las acciones imprevisibles, y, como jugador de campo, los pases y los saques o lanzamientos.
• Reforzar los conceptos y los principios ofensivos y defensivos desde la posición más retrasada del equipo en cualquier sistema de juego o variante. Resulta vital establecer la estructura de su espacio individual dentro del juego colectivo (campo de acción posible).
• Representar sus tareas y sus situaciones en el juego individual y colectivo, valorando su participación y rendimiento en la competición.
El fútbol, un deporte colectivo
Si nos limitásemos a desarrollar las acciones en grupos reducidos, estaríamos creando un problema futuro por la falta de adaptación al terreno de juego real al reiterar acciones gestuales sobre planteamientos de espacios inadecuados. Esto resulta difícil de solventar de forma práctica, aunque algunos jugadores captan las situaciones irreales. Pero sin datos consistentes, la información se queda en lo genérico y lo evidente. Lo más sensato es la recogida detallada de datos del entrenamiento y valorar si los objetivos se cumplen en el tiempo empleado para llevar a cabo la sistematización del juego del contraataque.
Los entrenadores que elaboran fichas de observación del juego competitivo de ataque, defensa o contraataque comprueban que los jugadores que más intervienen en dichas acciones son muy pocos (seis como máximo), lo que equivale a un grupo reducido. Sin embargo, si para algunos técnicos son pocos jugadores, para otros son demasiados, ya que son contados los entrenadores que indican que tienen establecidos ejercicios programados en sus entrenamientos para aplicarlos luego en la competición. Ya sabemos lo que cuesta incorporar ejercicios de aplicación táctica y técnica en la versión ofensiva y defensiva; pero tan pronto como un entrenador tenga claros los conceptos y las representaciones gráficas se ajusten a la realidad que experimenta, los analizará y comprobará en la práctica, corrigiéndolos y perfeccionándolos con la fantasía y la creatividad del momento. Asistimos a una sistematización de nuestro deporte tanto en su versión de ataque como de contraataque (que consiste en anular el ataque/contraataque del adversario para armar nuestro estilo de juego, que también puede ser contraatacante/atacante). Espero poder avalar este proceso si cada lector o practicante deportivo se compromete a participar, interpretar y resolver cada uno de los 501 ejemplos presentados.
Las iniciativas del delantero
Reconsideremos el ejemplo 1 contra 0. ¿Qué soluciones se dan y se plantean al delantero centro situado en la línea del medio campo? ¿Y si el poseedor está en una de las esquinas del terreno de juego?
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