Durante meses, yo mismo padecí lumbalgia y analicé el impacto que tenía en mi vida diaria: comprendo, mejor que nadie, la importancia de buscar –y encontrar– soluciones para poder superarla.
El hombre tiene la suerte de poder decidir y controlar sus posturas y sus gestos. Pero, por falta de educación y por no sentirlo, no presta atención a su espalda, y, en consecuencia, poco a poco van surgiendo los problemas. Y no se trata de simplificar el día a día para que las cosas evolucionen adecuadamente. Al contrario, llevar una vida cada vez más sedentaria favorecerá la debilitación global de nuestras facultades físicas y mentales. Consecuencia directa: ¡nuestra espalda ha recibido un fuerte revés!
¡El círculo vicioso del que se debe salir pronto!
El sedentarismo unido a un uso incorrecto del cuerpo conduce, a corto o medio plazo, al dolor. Si nuestra actividad física disminuye, utilizamos menos ciertas partes del cuerpo (los muslos o los músculos de la pared lumboabdominal, por ejemplo), por lo que éstas se agarrotan o se atrofian. A la hora de ejecutar una carga de trabajo físico importante, el cuerpo ya no sabe ni puede responder. Se establecen compensaciones, otras zonas del cuerpo son solicitadas en exceso: ¡empiezan los problemas!
Sedentarismo
+
Mal uso
del cuerpo
=
Dolor, a corto
y medio plazo
Frente al sufrimiento, como muchos de nosotros, usted busca la solución rápida o el remedio milagroso. Pero acudir de forma ocasional a un terapeuta, por muy bueno que sea, no resolverá nada si a su vez usted no se preocupa:
Sucederá lo mismo después de una intervención quirúrgica (hernia discal); si no cambia sus costumbres, dañará las zonas contiguas a la intervenida.
¿Está decidido y motivado? Sólo le falta encontrar a la persona que le haga comprender el origen de su dolor, como un auténtico coach, que se encargue de elaborar junto a usted una estrategia educativa y preventiva, y sobre todo que le anime a involucrarse en un programa.
“No será fácil encontrarlo”, pensará usted, porque si nuestro sistema actual es incorrecto, ¿quién está cualificado para presentar un nuevo modelo? Por eso, para ayudarle a “educar su espalda”, le propongo seguir mis consejos y el método descrito en este libro. Nadie puede adoptar las posturas correctas ni hacer ejercicio en su lugar. Pero verá que la fatalidad no existe: es posible actuar o reaccionar para prevenir sus problemas de espalda.
Debido a que he tratado a muchos trabajadores procedentes de profesiones diferentes, he podido identificar sus necesidades y encontrar las soluciones para que puedan recuperar el bienestar en el trabajo. Basándome a la vez en lo vivido y en mi experiencia profesional, he desarrollado el concepto Kiné form & santé® y el método que pone en práctica sus principios.
El concepto se basa en concebir al individuo globalmente. El método, lógico y pedagógico, tiene como objetivo enseñarle a tomar conciencia de la realidad, ¡aportarle soluciones prácticas para usar como es debido el cuerpo, la espalda, la zona lumbar!
Utilizar la espalda convenientemente en cada momento sólo será posible si:
De este modo, conservará, o recuperará, una espalda estable y flexible. Podrá adaptar sus esfuerzos sin restringir sus actividades. Si sufre episodios dolorosos, conseguirá controlar y aliviar el dolor.
¡Ponga en marcha el mecanismo!
La actitud de un buen número de personas con respecto a la espalda se halla reflejada en esta cita de Gide (Los alimentos terrestres, 1897): “El día que comprenda que el responsable de casi todos los males de la vida no es Dios sino los hombres, ya no se resignará a estos males.”
Cambie su rutina como he hecho yo: actualmente presto más atención a mi cuerpo y dirijo mis actividades deportivas hacia la práctica del deporte saludable. Puedo afirmar que la asimilación de buenos hábitos y la práctica diaria de ejercicios simples serán eficaces para su futura espalda.
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