Puede entrenarse a los perros para rastrear casi cualquier cosa y nuestra imaginación es prácticamente el único límite que tenemos en lo relativo a las posibles tareas. Lo más importante es que también se les puede entrenar para comunicarnos la información que obtienen a través de su olfato. El perro es el mamífero con más éxito de la tierra, después de los seres humanos, y uno de los motivos de esto es que son pupilos con muy buena disposición. En el libro publicado en 2013 Genios: los perros son más inteligentes de lo que pensamos, de Brian Hare y Vanessa Wood, pueden encontrarse ejemplos de su extraordinaria capacidad de aprendizaje.31 Las historias en el libro sobre los border collies Chaser y Rico32 dicen mucho sobre las habilidades de aprendizaje de los perros y su capacidad cerebral potencial. Chaser nació en mayo de 2004 y, a los cinco meses, John W. Pilley, un profesor de psicología del Wofford College retirado en Carolina del Sur, empezó a enseñarle diferentes palabras. Durante de tres años, Chaser aprendió y recordó los nombre de 1.022 objetos distintos, entre los que se incluían desde animales de peluche y bolas hasta discos voladores y diferentes objetos de plástico. A lo largo de 145 pruebas utilizando 20 objetos en cada una, Chaser identificó en todos los casos un mínimo de 18 de los 20 ob- jetos (aproximadamente un 95 %). En otra prueba, se entrenó a Chaser para que cogiera un objeto con la boca, lo moviera con la pezuña delantera o lo tocara con la boca o el hocico. Cuando Pilley le ordenaba: «Coge los corderos», ella debía agarrar los corderos de peluche con la boca. Se le encargaron 14 ta- reas similares y las realizó todas correctamente.
Chaser también sabía que los nombres de diferentes objetos pueden ser uno entre muchos de una misma categoría. Por ejemplo, «bola» es una categoría que contiene 116 objetos redondos que rebotan. Podía encontrar un objeto desconocido descartando de una manera lógica las otras alternativas posibles. En ocho repeticiones sucesivas, logró detectar un objeto del que desconocía el nombre, porque ese objeto estaba agrupado con otros que sí le eran familiares. Sin embargo, 24 horas después, había olvidado el nombre de esos nuevos objetos desconocidos, ya que, para desarrollar una memoria a largo plazo de objetos desconocidos, se requiere un ejercicio que incluya repetición.33 En una última prueba, se le dio la orden «lleva el disco volador a la bola» seguida de «lleva la bola al disco volador». Ella comprendió qué objeto debía acercar en el 78 % de los casos cuando se utilizaron una serie de objetos familiares en una frase.34 Su entrenamiento finalizó tres años después, no porque se hubiera alcanzado el límite de la capacidad de aprendizaje de Chaser, sino porque Pilley ya no pudo dedicar de cuatro a cinco horas diarias a entrenarla.35 Chaser aprendió nuestro idioma exactamente como un niño de tres o cuatro años lo haría. La mayoría de las palabras que aprendió podrían usarse en distintos contextos y en nuevas frases sin la necesidad de un aprendizaje adicional.36
A través de la domesticación de los perros, hemos desarrollado un vínculo único con ellos. Si tenemos un plato que huele a comida, pero señalamos otro plato, el perro no utilizará su sentido del olfato, sino que seguirá la dirección que le indicamos. Esto demuestra hasta qué punto confían en nosotros.37 Menos sorprendente es el hecho de que un perro confíe más en su dueño que en desconocidos.38 Sin entrenamiento ni socialización, a los perros se les da mejor que a los lobos y los chimpancés comprender los gestos de nuestras manos, aunque los chimpancés sean más inteligentes que los perros en la mayor parte de las situa-ciones restantes. Los perros trabajadores son los más expertos a la hora de interpretar nuestros movimientos.39 Están sumamente motivados en lo que respecta a realizar correctamente una tarea, y esto es así incluso cuando no reciben una recompensa inmediata.40 En cuanto a la determinación del mejor tipo de raza, no hay evidencias científicas que demuestren que una raza es más inteligente que otra.41 Los perros trabajadores más comunes son los pastores alemanes, los pastores belgas (malinois), el springer spaniel inglés, el labrador retriever, el golden retriever y el border collie. Estas razas son inteligentes, fuertes, leales, impresio-nables y, ante todo, tienen buena disposición para aprender.
Chaser conoce los nombres de sus 1.022 juguetes. Fotografía: Sebastien Micke.
Los perros tienen una increíble capacidad de adaptarse a las fluctuaciones en los horarios de trabajo. Tienen un patrón del sueño natural corto con frecuentes ciclos de sueño-vigilia, que les facilita la adaptación a cambios en las rutinas de trabajo.42 Así y todo, es importante recordar que los perros también necesitan tomarse descansos cuando trabajan, y cuatro horas de trabajo al día es una buena pauta general.43
Los científicos y quienes utilizan a los perros en su trabajo a diario no son los únicos interesados en las tareas centradas en el olfato canino. El trabajo olfativo está adquiriendo popularidad en numerosas comunidades distintas a nivel internacional.44 Los cursos de entrenamiento especializado para perros rastreadores se están volviendo cada vez más comunes, incluso en el mercado de los dueños de perro particulares.45 Para el perro resulta estimulante utilizar su olfato, tanto a nivel físico como mental, y es una actividad beneficiosa para todos los perros. Por ejemplo, resulta fácil enseñar a un perro a buscar premios o diferentes objetos (juguetes o cosas que hayamos perdido, como las llaves del coche) y a seguir distintos rastros (de una tortita, una salchicha o rastros humanos).46 Se ha grabado un vídeo que describe estos juegos de trabajo olfativo al detalle.47
En EE. UU., el trabajo olfativo se considera ahora un deporte que se ha hecho muy popular entre los dueños de perros. En Noruega, el deporte se encuentra en su fase incipiente y se le llama «smeller». El 12 de junio de 2014, la comunidad creó su propia organización: Club Noruego de Smeller (NSK, de sus siglas en noruego). Fotografía: Janet Oatney.
Los perros pueden llevar a cabo búsquedas tanto en laboratorios como en otras ubicaciones.48 Existen muchos modos de organizar el entrenamiento de detección olfativa para perros. Puede trasladarse al perro a un lugar específico para realizar una búsqueda en una habitación, en un pequeño territorio o sobre el terreno, o bien puede presentarse un olor de referencia al perro cuando esté trabajando sobre el terreno. Otra alternativa es traer olores de referencia a un perro en el laboratorio. El perro se convierte en una especie de detector y a veces puede ser más efectivo que un instrumento de análisis. Cuando se presenta un olor de referencia a un perro en un laboratorio, se ofrece al can un método de varias opciones. Con el tiempo, se han desarrollado una serie de dispositivos, cada uno con su propio método de búsqueda, como un laberinto, aparato de entrenamiento con cajas/entrenamiento con cajas para discriminación de olores, plataformas de entrenamiento, paneles de detección olfativa y una noria de entrenamiento. Los últimos tres son los más comunes. Para empezar, se ató a los perros a unas sillas que podían desplazarse; después se introdujo el uso de una mesa redonda.49 Este principio de múltiples opciones se desarrolló por primera vez en la década de 1960.50 En Noruega, la policía de Oslo fue la primera en introducir el método de las opciones múltiples para adiestrar a perros de detección de narcóticos y aún lo