Correlación del reflejo espondilogénico (RE): el dolor y la contractura no solo se perciben en los puntos gatillo, sino también en los puntos o zonas del síndrome reflejo espondilogénico. Entre ambos tipos de puntos debe establecerse un diagnóstico diferencial.
Puntos gatillo (PG): los puntos gatillo más frecuentes del correspondiente músculo se relacionan con los puntos de acupuntura cercanos. La conducción del dolor puede comprobarse en las figuras.
Meridiano tendinomuscular, puntos distales eficaces: se trata de zonas de los puntos de acupuntura en la periferia que suelen situarse en los meridianos que guardan una relación segmentaria topográfica con el músculo. A través de estos puntos distales, puede influirse en toda la cadena muscular funcional. En este aspecto de la función muscular también se denominan meridianos tendinomusculares. Los puntos eficaces se desprenden de las figuras de la conducción del dolor. Tensión-contratensión (strain-counterstrain): no se describe detalladamente el posicionamiento de esta técnica osteopática (ver GARTEN, 2011; JONES, 1981), aunque se deduce de la posición de prueba presentada que corresponde a un acortamiento medio del músculo. Por lo tanto, solo debe modificarse en la dirección de un acortamiento máximo.
Prueba de estiramiento: por un lado, esta prueba es importante para el diagnóstico de acortamiento y contracturas; por otro, durante dicha prueba, puede desencadenarse una transmisión del dolor desde los puntos gatillo, lo que facilita el diagnóstico de los problemas miofasciales y en los puntos gatillo. La posición en la prueba de estiramiento corresponde a la del tratamiento de trastornos miofasciales mediante “spray” y “stretch”, o a la de la relajación postisométrica.
Relajación postisométrica (RPI): en este apartado, se describe específicamente su realización en los diferentes músculos. Las flechas siempre indican el vector de contracción.
Hans Garten
Función y disfunción muscular
Resultados motores
La exploración motora a través de las pruebas musculares manuales está indicada en trastornos musculares, también después de lesiones, y en afecciones degenerativas del sistema neuromuscular. Asimismo, está indicada en trastornos articulares que no son primariamente de tipo inflamatorio, como los estados álgicos y los “bloqueos” en las articulaciones de las extremidades y del órgano axial, así como para la exploración funcional ampliada de la neurología en el sentido de un examen diferenciado de los reflejos musculares propios (ver capítulo 12 en GARTEN, 2012).
Disfunción muscular primaria y secundaria
En las lesiones y las afecciones degenerativas de la musculatura puede hablarse de disfunciones musculares primarias (o “trastornos intramusculares“), o de trastornos secundarios de la función muscular. Hablamos de trastornos secundarios cuando la disfunción se sitúa en el del arco reflejo neuromuscular y su modulación central, mientras que la estructura muscular (tendones, fibras intra y extrafusales y propioceptores) se encuentra intacta. Para el control motor, ver capítulo 12 en GARTEN, 2012.
Las causas de las disfunciones musculares secundarias son los impingements o atrapamientos periféricos o centrales y los trastornos de la conducción central suprasegmentaria que, por su parte, se ve influenciada por fenómenos reflejos, cuyos mecanismos sólo se conocen en parte. Los fenómenos reflejos viscerosomáticos se han investigado en profundidad y la correlación de los músculos con los diferentes órganos es un conocimiento adquirido con la experiencia, cuyo origen se encuentra en la osteopatía. Chapman observó y definió zonas cutáneas y subcutáneas a través de las cuales puede mejorarse la función orgánica (CHAPMAN, 1936; LINES, MCMILLAN Y cols., 1990). Por su parte, GOODHEART constató que estos reflejos de Chapman pueden mejorar la función de determinados músculos de forma muy destacable (GOODHEART, 1965; GOODHEART, 1970). Esto dio lugar al establecimiento de correlaciones entre músculos y órganos. Tras determinar cuál es el nivel existente de función de un músculo (que es el aspecto que básicamente se trata en esta obra), debe encontrarse la causa de la disfunción aplicando los medios diagnósticos de la evaluación neuromuscular funcional. Para ello, se recurre a la provocación (“challenge”) diagnóstica, la cual se describe muy detalladamente en GARTEN (2012). En este libro se presentan los factores más importantes de la correlación muscular para que, después de la lectura de la bibliografía de base, el lector pueda comprobar la presencia de dichos factores causales y corregirlos:
•Inervación motora
•Relación con el reflejo viscerosomático segmentario
•Puntos reflejos neurolinfáticos
•Puntos reflejos neurovasculares
•Correlación orgánica
•Correlación con los meridianos de acupuntura
•Lista de los nutrientes que frecuentemente resultan útiles
Apuntes sobre la realización de las pruebas musculares manuales
•En la Cinesiología Aplicada, es el paciente quien inicia la prueba muscular isométrica. El paciente tiene que tener la oportunidad de alcanzar su fuerza máxima.
•Al llegar a la fuerza isométrica máxima, el examinador aumenta mínimamente la presión de la prueba durante un breve espacio de tiempo (máximo un segundo), es decir, la contracción isométrica pasa a una contracción excéntrica.
•Para que el paciente pueda seguir manteniendo la posición de la prueba, es necesario que tanto los sistemas aferentes sensoriales y eferentes motores, como el control central, funcionen normalmente. Los trastornos en estos sistemas se traducen en el resultado de la prueba como inhibición.
Realización de la prueba
La extremidad, o aquella parte del cuerpo que se moviliza por la acción del músculo y que se va a examinar, se sitúa en una posición inicial definida. Por regla general, dicha posición acerca lo máximo posible los puntos de origen e inserción del músculo, de forma que éste se encuentra en la posición del grado máximo de acción. El examinador ha de establecer un contacto suave con su mano en el extremo distal de la parte corporal. Ha de evitar que el contacto sea puntual o muy localizado, sobre todo en zonas de eminencias óseas, para evitar desencadenar dolor durante la prueba. Ha de explicar al paciente en qué dirección ha de presionar o estirar la parte corporal con máxima fuerza y en contra de la resistencia que ofrece el examinador.
El examinador ha de ir adaptando la resistencia que él ofrece a la creciente fuerza del paciente, de manera que la prueba sea isométrica. Cuando perciba que ya no se produce ningún incremento de la fuerza, es decir, cuando el paciente ha alcanzado su máxima fuerza isométrica, el examinador incrementa la presión durante un breve lapso de tiempo de forma paulatina y leve. De este modo, la contracción isométrica se convierte en excéntrica, con lo que la prolongación del músculo examinado provoca un movimiento articular de algunos grados. En caso de una función muscular normal, el paciente debe ser capaz de mantener la posición de prueba. En un músculo normal se percibe un “encaje” elástico duro al pasar de la fuerza isométrica a la excéntrica.
Condiciones, errores y medidas preventivas en la prueba muscular
Aislamiento del antagonista principal mediante el control del vector de prueba y de la posición de prueba
•Se consigue considerando exactamente el vector de prueba que es específico de cada músculo: debe transcurrir a lo largo del arco que describe la parte corporal movilizada por el músculo cuando se contrae. El contacto de la mano del examinador debe ser evidente, para que también pueda dirigir con el tacto al paciente hacia la dirección correcta. [La mejor forma de establecer un contacto de prueba mantenido de forma evidente es con la palma de la mano plana, no rodeando la extremidad].
•La calibración