Se trataba de un concurso literario internacional y no podían declararlo desierto
Querían ver su novela
El desdichado explicaba que estaba inconclusa, que era un work in progress, que no tenía para cuándo terminar
Pero insistían y él no podía resistir, le ofrecían demasiadas cosas muy atractivas
Recuerda que dijo que el artista no era la madre y padre de sus obras, sino su hijo, más bien sería su hijo
Y ni siquiera tenía título
Citó a Montale
Eso es sólo lo que hoy podemos decirle
lo que no somos, lo que no queremos
Unos días después estaban a su lado
La joven y guapa editora había viajado desde México y transbordado en Canadá
El director de la empresa venía de Madrid y al saludarlo le dejó una moneda de oro en la palma de la mano
Les había gustado mucho el trayecto desde el aeropuerto
Hojeaban su manuscrito con satisfacción, con deslumbramiento
Confabulaciones, torbellinos, proyectos, promesas, revelaciones, irrealidades
Sus palabras no salían de su asombro
Orión surgía en la aurora del equinoccio de primavera
Inicio de todos los inicios
Primer movimiento del tiempo
El vocabulario en todas las obras de Shakespeare sumaba 29 066 palabras diferentes
¿Cómo podía recordar eso en ese momento, en esa situación?
En el Ulysses de Joyce había ligeramente más, 29 899 palabras distintas
A Evelyn Waugh lo encontraron muerto en el baño
Exasperaba sus laceraciones y se sumergía y hundía en las llagas de esas heridas
Señalaba continuamente las mutilaciones que le había infligido la vida
Ay, gestos enfáticos y chocantes
En la televisión de abajo veían una película en la que se produjo una explosión
Habían producido armas de destrucción masiva al mismo tiempo que creaban una cultura mediática que se deleitaba con imágenes de violencia destructora
La plancha IV del Rorscharch provoca siempre un choque negro
Había leído que producía una impresión disfórica general, y que aquel que la miraba se sentía abrumado por la negrura de la plancha, impresionado por la oscuridad y una especie de tristeza
Los fantasmas aparecían siempre de noche
Ciego como Eros-Cupido, como Edipo, como tantos reyes ancianos en tantos cuentos
Inmovilizado y sufriente, tratando de reanimar imágenes que le dieran fuerza para esperar quién sabe qué desenlace
El Príncipe de las Tinieblas
Aventuras y desventuras desvanecientes
Reanimar el pasado como alucinación
El ideal griego era la inteligibilidad, encarnada y representada mejor que nada en aquello que se mantiene idéntico a sí mismo, a saber, lo que se atiene a leyes
Como el movimiento circular de los cielos ni infinitos ni incorruptibles
En la medida en que lo singular, lo contingente o lo inesperado no era susceptible de encajar en la regularidad, lo único e impredecible eran considerados aspectos inferiores de la realidad
Su encierro allí tendría que terminar alguna vez
Los griegos admiraban lo permanente, lo racional, lo bello, lo grandioso
Había leído La lección de música, una novela de Pascal Quignard
Y allí leyó que el coito de las ranas duraba tres semanas si era eyaculación precoz, y cuatro semanas si era normal
Sándor Ferenczi decía que de esa manera la rana prolongaba el sueño de una regresión ininterrumpida en dirección a la cloaca materna
Añadía que era preciso colocar a las ranas muy por encima de nosotros en la escala de los seres, y reverenciar, como si de diosas se tratara, a esos pequeños antropoides verdes cuyo espasmo se prolonga por espacio de un mes y provoca la envidiosa admiración de los hombres
Lo invadía un deseo melancólico de orden absoluto
Pesaba la falta entre lo que tenía y sus experiencias mágicas
Sus experiencias míticas, fantásticas, paradisiacas, alucinantes, extraordinarias
Las experiencias perfectas de lo que había tenido y perdido
Amarrado y ciego
En oscuridad completa y con hambre
Desgarrado por no saber
Angustiado por no poder moverse
Heráclito había proclamado hacía casi tres mil años que la armonía del universo, es decir, de todas las cosas, estaba oculta
Cuando lo real había quedado sumergido en el espacio y en el tiempo sólo quedaba esa cámara oscura adonde vibraban sus palabras
Aterido de frío y de incertidumbre
Abandonado y alterado
Prisionero y solo
Todo ese horror como si fuera una tardía consecuencia
¿Consecuencia de qué?
No lo sabía, no entendía, estaba confundido y atarantado
En un no-lugar
En quién sabe qué parte
Adonde había dejado de ser
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