Apoyar el desarrollo de nuevos mercados
Ya se están empezando a evidenciar acontecimientos futuros en situaciones actuales, pero todavía no se reflejan plenamente en las señales del mercado. En este contexto, las políticas y regulaciones públicas deben desempeñar un papel crítico y desencadenar nuevas respuestas. Los temas que necesitan elaborarse incluyen el desarrollo de las métricas apropiadas para los nuevos procesos –para que puedan ser monitoreados de manera adecuada–, la integración de ámbitos políticos ya mencionada (recursos naturales, agricultura, desarrollo rural, educación, ciencia y tecnología), la reorientación de las inversiones públicas en infraestructura, educación, ciencia y tecnología, junto con nuevos incentivos para redirigir la toma de decisiones del sector privado hacia nuevas áreas de actividad económica, la mejora de los marcos de derechos de propiedad intelectual que puedan incorporar efectivamente la naturaleza de los nuevos parámetros científicos y tecnológicos, así como el cambio del rol de los recursos naturales en los procesos económicos. Todo esto debe ir de la mano con otros aspectos como los marcos regulatorios de bioseguridad y el desarrollo de estándares de mercado para los bioproductos, entre otros. Las acciones respecto a los incentivos y las regulaciones para la bioeconomía deben apuntar más allá de los instrumentos de política económica, científica y tecnológica tradicionales. El aumento de las inversiones y una mejor ciencia centrada en las prioridades adecuadas son condiciones necesarias, pero deben acompañarse de otros instrumentos que aborden los asuntos de recursos humanos, derechos de propiedad intelectual, sistemas regulatorios de bioseguridad y otras acciones dirigidas a promover la innovación y el desarrollo de los nuevos mercados para los bioproductos.
1. Los temas de propiedad intelectual tienen particular relevancia para ALC. En términos generales, la creciente importancia de la intensidad del conocimiento en los sistemas de producción y el surgimiento de la biotecnología provocan un desplazamiento notable del “espacio tecnológico” en la dirección del sector privado. La importancia de las tecnologías patentadas crece al enfrentarse al dominio de bienes públicos en la agricultura orientada convencionalmente. Esto exige una revisión profunda y continua de la investigación en tecnología, de las políticas de desarrollo y de los sistemas de organización, para reconocer los requisitos de gestión más complejos de los procesos de I+D. Además, es importante también para establecer las condiciones adecuadas para promover las inversiones y el acceso a tecnologías desarrolladas originalmente para otros entornos. Lo que ha estado ocurriendo en el área de los biocombustibles es un indicador de la importancia de la PI, en general, y de las patentes, en particular.
Hasta inicios del 2008 se habían presentado en todo el mundo 2.796 patentes relacionadas con biocombustibles; 1.047 de ellas en el periodo 2006-2007.21 Más específicamente, los derechos de propiedad intelectual son un aspecto clave para percibir eficazmente el potencial de los recursos genéticos y la biodiversidad de la región, sobre todo porque a la fecha el marco para regular el reparto del acceso y de la distribución de los beneficios sigue estando en fase de desarrollo en su mayoría. Si bien muchos países de ALC están activos en el Convenio sobre la diversidad biológica y el Tratado internacional sobre los recursos fitogenéticos para la alimentación y la agricultura, en el ámbito nacional todavía son un poco pequeños en términos de los mecanismos concretos necesarios para la transformación efectiva del potencial en beneficios reales. Las políticas en este sentido deben tener en cuenta la promoción de la participación privada en las actividades de investigación y desarrollo y también deben incluir cuestiones más globales atinentes a la creación de un entorno adecuado para una mayor inversión directa nacional y extranjera en la valorización de la biodiversidad y las actividades de desarrollo de negocios.
2. Las regulaciones de bioseguridad presentan un cuadro similar al de los DPI. Desde el punto de vista del desarrollo de la bioeconomía, la bioseguridad es un tema clave, no solo vinculado a las aplicaciones biotecnológicas de hoy en día. Las aplicaciones que la bioeconomía hará en el futuro de materiales vegetales –para producir biocombustibles, por ejemplo– serán altamente dependientes de la ingeniería genética y de la aplicación del conocimiento a partir de la biotecnología vegetal moderna, para explotar plenamente nuevos usos o entornos de producción. Además, se debe esperar un mayor avance en el desarrollo, las pruebas, la distribución y el cultivo de especies en ambientes en los que sus potenciales beneficios económicos y, sobre todo, sociales y ambientales, sean todavía en gran parte desconocidos. Trabajar en este campo es de particular importancia para los países más pequeños, ya que pueden aprovecharse de la I+D externos y captar beneficios. Los sistemas existentes también discriminan a las instituciones nacionales de investigación pública y a las empresas nacionales y su capacidad para convertirse en agentes activos en el desarrollo del producto –por ejemplo, al añadir iniciativas al valor de la biodiversidad–. Al tener, por lo general, una posición financiera más débil que las grandes corporaciones multinacionales, es más difícil para ellos asumir los costos adicionales que esto suponga. Una revisión a profundidad y el análisis de alternativas son cuestiones definitivas para el impacto futuro de las estrategias de la bioeconomía en las oportunidades de desarrollo social y económico de la región.
3. El desarrollo de las nuevas normas de productos y procesos es también una cuestión fundamental para el desarrollo del mercado de los productos biológicos. Los estándares son elementos esenciales que engloban la demanda inicial y permiten una comunicación efectiva entre los agentes dentro de un mercado determinado y en mercados relacionados. Son la base de la transparencia del mercado, proporcionan métodos de referencia común y requisitos con el fin de verificar las afirmaciones sobre estos productos (por ejemplo, biodegradabilidad, contenidos de materia orgánica, reciclaje y sostenibilidad). Sirven de orientación a la inversión y a la toma de decisiones económicas relacionadas. Las experiencias de los países europeos con la Iniciativa de mercados líderes y de los Estados Unidos con la certificación orgánica USDA desplegada en la etiqueta de los productos, así como los reglamentos de mezcla mínima de biocombustibles en muchos de los países de la región de ALC demuestran claramente la importancia y eficacia de este tipo de incentivos/mecanismos de regulación.
Los puntos expuestos en esta nota destacan que a pesar de que es posible que no haya una discusión explícita y un esfuerzo dirigido a promover explícitamente una bioeconomía para ALC, los procesos ya están presentes y evolucionando de acuerdo con las condiciones del mercado con base en las características de los recursos de la región y en los modos de inserción en los mercados internacionales. Esto no debería ser una sorpresa, ya que la bioeconomía está lejos de ser un modelo ideal para ser inducido en la consecución de los objetivos deseados. Es más bien una respuesta necesaria a los desafíos globales percibidos, así como un proceso que surge de la necesidad de enfrentar los retos de la disminución de los recursos, el cambio climático y la creciente demanda mundial que se construye sobre el terreno de una amplia y creciente base de conocimientos acumulados en las últimas décadas, que hacen que partir de los comportamientos pasados sea no solo deseable, sino posible.
En este contexto, la región de ALC desempeña un doble papel crítico. Debido al peso de sus recursos naturales en los mercados globales, en cualquier escenario posible, su