Sigmund Freud: Obras Completas. Sigmund Freud. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Sigmund Freud
Издательство: Ingram
Серия: biblioteca iberica
Жанр произведения: Зарубежная психология
Год издания: 0
isbn: 9789176377437
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de mi amigo ausente. Pero todo ello puede reunirse en un solo círculo de ideas, que podría rotularse: preocupaciones sobre la salud tanto ajena como propia, y consciencia profesional. Recuerdo haber experimentado una vaga sensación penosa cuando Otto me trajo la noticia del estado de Irma. Del círculo de ideas que intervienen en el sueño quisiera extraer ahora, a posteriori, la expresión que en él halla dicha fugitiva sensación. Es como si Otto me hubiera dicho: «No tomas suficientemente en serio tus deberes profesionales; no eres lo bastante concienzudo, y no cumples lo que prometes.» Ante este reproche se puso a mi disposición el círculo de ideas indicado para permitirme demostrar hasta qué punto soy un fiel cumplidor de mis deberes médicos y cuánto me intereso por la salud de mis familiares, amigos y pacientes. En este acervo de ideas aparecen singularmente algunos recuerdos penosos, pero todos ellos tienden más a apoyar las inculpaciones que sobre Otto acumulo que a mi propia defensa. El conjunto de pensamientos es impersonal, pero la conexión de este amplio material, sobre el que el sueño reposa, con el tema más restringido del mismo, que ha dado origen a mi deseo de no ser responsable del estado de Irma, no puede pasar inadvertida.

      De todos modos, no quiero afirmar haber descubierto por completo el sentido de este sueño ni que en su interpretación no existan lagunas. Podría aún dedicarle más tiempo, extraer de él nuevas aclaraciones y analizar nuevos enigmas, a cuyo planteamiento incita. Sé incluso cuáles son los puntos a partir de los cuales podríamos perseguir nuevas series de ideas, pero consideraciones especiales, que surgen de todo análisis de un sueño propio, me obligan a limitar la labor de interpretación. Aquellos que se precipiten a criticar una tal reserva pueden intentar ser más sinceros que yo. Por el momento me satisfaré con señalar un nuevo conocimiento que nuestro análisis nos ha revelado. Siguiendo el método de interpretación onírica aquí indicado, hallamos que el sueño tiene realmente un sentido, y no es en modo alguno, como pretenden los investigadores, la expresión de una actividad cerebral fragmentaria. Una vez llevada a cabo la interpretación completa de un sueño, se nos revela éste como una realización de deseos.

      En una novela de W. Jensen -la Gradiva- descubrí casualmente varios sueños artificiales tan perfectamente construidos e interpretables como si en lugar de constituir una libre creación poética hubieran sido realmente soñados. Interrogado, declaró el autor ignorar por completo mis teorías. Esta coincidencia entre mis investigaciones y la creación poética ha sido utilizada por mí como demostración de la exactitud de mi análisis onírico. (Véase mi obra El delirio y los sueños en la «Gradiva», de W. Jensen).

      Manifiesta Aristóteles que el mejor onirocrítico será aquel que con mayor facilidad vea las analogías, pues las imágenes oníricas aparecen, como las reflejadas en el agua, desfiguradas y dislocadas por el movimiento, y acertará mejor aquel que sepa reconocer lo que verdaderamente representan (Büchsenschütz, pág. 65).

      Artemidoro de Dalcis, nacido probablemente a principios del siglo II de nuestra era, nos ha transmitido en su obra un concienzudo y completo estudio de la interpretación onírica en el mundo grecorromano. Como ya lo observa Th. Gomperz, se esfuerza en basar dicha interpretación en la observación y la experiencia y trata de separar su arte de otros engañosos y arbitrarios. El principio en el que basa su método de interpretación es, según la exposición de Gomperz, idéntico al de la magia, o sea, el principio de la asociación. Un objeto onírico significa aquello cuyo recuerdo se despierta en el interpretador. De aquí una inevitable fuente de arbitrariedad e incertidumbre, pues el elemento onírico puede despertar simultáneamente en el interpretador el recuerdo de varias cosas distintas o recordar una diferente a cada onirocrítico. La técnica que en los capítulos que siguen habré de exponer se diferencia de ésta en un punto esencial: el de confiar al propio sujeto del sueño el trabajo de interpretación, no atendiendo sino a lo que al mismo se le ocurre sobre cada elemento onírico y no a lo que al intérprete pudiera ocurrírsele. Según recientes comunicaciones del misionero Tfinkdjt (Anthropos, 1913), también los modernos onirocríticos orientales conceden una amplia importancia a la colaboración del sujeto. Así, hablando de los intérpretes de sueños entre los árabes mesopotámicos, nos dice: Pour interprêter exactement un songe, les oniromanciens les plus habiles s’informent de ceux qui les consultent de toutes les circonstances qu’ils regardent nécessaires pour la bonne explication… En un mot, nos oniromanciens ne laissent aucune circonstance leur échapper et ne donnent l’interprétation désirée avant d’avoir parfaitement saisi et reçu toutes les interrogations désirables. Entre estas preguntas incluyen siempre las encaminadas a procurarse precisos datos sobre las personas má próximas al sujeto (padres, esposa, hijos), así como la fórmula típica: Habuistine in hac nocte copulam conjugalem ante vel post somnium? L’idée dominante dans l’interprétation des songes consiste à expliquer le rêve par son apposé.

      El doctor A. Robitsek me ha hecho observar que los «libros de los sueños» orientales, de los que no son los nuestros sino una lamentable caricatura, efectúan casi siempre la interpretación guiándose por las similicadencia o analogía de las palabras. Estas afinidades se han perdido, naturalmente, en la traducción, y a ello obedece lo arbitrario e inexplicable de las sustituciones que nuestras «claves de los sueños» nos proponen. Los trabajos de Hugo Winckler contienen una amplia información sobre esta extraordinaria importancia de los juegos de palabras en las antiguas civilizaciones orientales. El más bello ejemplo de una antigua interpretación onírica que hasta nosotros ha llegado se basa en uno de tles juegos de palabras. He aquí cómo lo refiere. Artemidoro: «Acertadísima, a mi juicio, fue la interpretación dada por Aristandro a un sueño de Alejandro Magno. Preocupado éste por la tenaz resistencia que le oponía la ciudad de Tiro, a la que tenía sitiada, tuvo un sueño, en el que vió a un sátiro bailando sobre su escudo. Aristandro se hallaba casualmente en las cercanías de Tiro incorporado al séquito del monarca, que guerreaba contra los sirios. Dividiendo la palabra satyros en sa y turos, dio alientos al rey para insistir con mayor energía en su empeño hasta conseguir apoderarse de la ciudad.» (Sa - Turos, = tuya es Tiro.) De todos modos, se hallan los sueños tan ligados a la expresión verbal, que Ferenczi observa justificadamente que cada lengua tiene su idioma onírico propio. Los sueños son, pues, en general, intraducibles a un idioma distinto del sujeto, y por esta razón opinaba yo que también lo sería el presente libro. No obstante, el doctor A. A. Brill ha logrado llevar a cabo una versión inglesa (Londres, 1913, George Allen), y los psicoanalistas doctores Hollos y Ferenczi han emprendido la tarea de verterlo al húngaro (1918).

      Con posterioridad a la redacción de la presente obra ha llegado a mi conocimiento un trabajo de Stumpf, coincidente con mis teorías en el propósito de demostrar que los sueños poseen un sentido interpretable. Pero la interpretación se realiza por medio de un símbolo alegórico y carece de alcance general.

      Breuer y Freud: Studien über Hysterie. Viena, 1895, vol. I de esta colección.

      H. Silberer ha deducido de la observación directa de esta transformación de las representaciones en imágenes visuales importantes aportaciones a la interpretación onírica. (Jahrbuch der Psychoanalyse, I y II, 1909 y sigs.).

      A esta tercera persona pueden también referirse los dolores de vientre, hasta ahora inexplicados, de que Irma se lamenta en el sueño. Trátase de mi propia mujer, y los dolores de vientre me recuerdan una de las ocasiones en que hube de comprobar su resistencia a mis indicaciones médicas. Tengo que confesar que no trato en este sueño con mucha amabilidad a Irma ni a mi mujer; mas ha de disculpárseme el que comparo a ambas al ideal de paciente dócil y manejable.

      Sospecho que la interpretación de esta parte del sueño no fue continuada lo bastante para discutir todo su oculto sentido. Mas, prosiguiendo la comparación de las tres mujeres, me desviaría mucho del tema principal. Todo sueño presenta por lo menos un fragmento inescrutable, como un cordón umbilical por el que se hallase unido a lo incognoscible.

      Freud comparó tal diferencia de carácter a la que existe entre dos personajes de una novela, ‘Ut mine Stromtid’ de Fritz Reuter; ellos son: el alguacil Bräsig y su amigo Karl, uno caracterizado por su rapidez y el otro por su lentitud pero seguridad. (Nota del E.)

      La palabra «ananas» muestra, además, una cierta semejanza con el apellido de Irma, mi paciente.

      Sobre este punto concreto no se ha