44. Ver Allen y Thomas (2000); Sen (1990).
45. Allen y Thomas (2000).
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El desafío de la inclusión laboral de personas con discapacidad intelectual
Entendemos que antes de continuar, y a fin de acordar el marco conceptual de la totalidad de los temas que nos convocan, debemos detenernos a ofrecer una definición de “discapacidad”, su recorte de discapacidad intelectual media y moderada, para luego hablar de inclusión.
1. Definición de discapacidad
Tópicos de alta sensibilidad requieren la especificidad de las definiciones científicas más actuales que suelen otorgar los organismos de salud.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) en la Clasificación Internacional de Deficiencias, Discapacidades y Minusvalías (CIDDM) definió a la discapacidad “como toda restricción o ausencia (debida a una deficiencia) de la capacidad de realizar una actividad en la forma o dentro del rango que se considera normal para un ser humano”.
A su vez, la misma OMS a través de “Clasificación Internacional del Funcionamiento de la Discapacidad y de la Salud (CIF)” distingue entre las funciones del cuerpo y las estructuras del cuerpo.
El Ministerio de Salud de la República Argentina, en su Ley N.° 22.432 establece que: “Se considera discapacitada a toda persona que padezca una alteración funcional permanente o prolongada, física o mental, que en relación con su edad y medio social implique desventajas considerables para su integración familiar, social, educacional o laboral”.
2. Definición de discapacidad intelectual
Por su parte, en el año 1992 la Asociación Americana para el Retraso Mental (AAMR) definió la discapacidad intelectual de la siguiente manera:
La discapacidad intelectual se refiere a limitaciones sustanciales en el funcionamiento del intelecto. Se caracteriza por un funcionamiento del mismo inferior a la media, que coexiste junto a limitaciones en dos o más de las siguientes áreas de habilidades de adaptación: comunicación, cuidado propio, vida en el hogar, habilidades sociales, uso de la comunidad, autodirección, salud y seguridad, contenidos escolares funcionales, ocio y trabajo. La discapacidad intelectual se ha de manifestar antes de los 18 años de edad.
La condición de discapacidad es inherente al individuo. No es contagiosa y es sustancialmente distinta a la enfermedad mental. La mayoría de personas con discapacidad mental pueden aprender y llegar a valerse por sí mismas, trabajar en empleos bien dirigidos y ser aceptadas por la sociedad. Solo necesitan tiempo, buena orientación y educación.
Es de vital importancia comprender que la persona con discapacidad intelectual es un individuo con características propias como tal, que tiene virtudes y defectos a raíz de su educación, de la influencia de su entorno familiar, de su entorno social, o simplemente de su personalidad; defectos y virtudes no necesariamente imputables a su pertenencia a un grupo de personas con discapacidad. Por eso, ha de ser valorada y aceptada por ser hombre, mujer, ciudadano, vecino, trabajador, persona con intereses individuales y no solo por su condición de persona con discapacidad intelectual.
Los mitos y prejuicios irán desapareciendo en la medida en que las personas, las instituciones y las sociedades aprendan a generar espacios de convivencia en la diversidad, a crear sistemas integrados donde cada individuo pueda funcionar según sus potencialidades y no de acuerdo con normas generales y rígidas.
La clasificación psicopedagógica de la discapacidad intelectual propuesta por la Organización Mundial de la Salud (OMS), se basa en cincos tipos, los cuales refieren a funciones y capacidades: límite, leve, moderada o media, severa.
3. Clasificación de la discapacidad intelectual
3.1. Discapacidad intelectual leve CI 50-55 a 70
Se denomina así a las personas que transitan la “etapa educable”. Son alrededor del 85% de las personas afectadas por el trastorno. Suelen desarrollar habilidades sociales y de comunicación durante los años preescolares (0-5 años de edad), tienen insuficiencias mínimas en las áreas sensorio motoras y con frecuencia no se diferencian de otros niños sin discapacidad cognitiva hasta edades posteriores. Adquieren habilidades sociales y laborales adecuadas para una autonomía mínima, pero pueden necesitar supervisión, orientación y asistencia, especialmente en situaciones de estrés social. Contando con apoyos adecuados, los sujetos con discapacidad cognitiva leve viven sin inconvenientes en la comunidad.
3.2. Discapacidad intelectual moderada CI 35-40 a 50-55
El grupo de personas con discapacidad cognitiva moderada constituye alrededor del 10% de toda la población con discapacidad cognitiva. Adquieren habilidades de comunicación durante los primeros años de la niñez. Pueden alcanzar una formación laboral y, con supervisión moderada, adquieren destrezas para su propio cuidado personal. También pueden beneficiarse de entrenamiento en habilidades sociales y laborales, pero es improbable que progresen más allá de un segundo nivel en materias escolares. Pueden aprender a trasladarse independientemente por lugares que les son familiares. En su mayoría, son capaces de realizar trabajos no calificados o semicalificados, siempre con supervisión, en talleres protegidos o en el mercado general del trabajo. Se adaptan bien a la vida en comunidad, usualmente en instituciones con supervisión.
3.3. Discapacidad intelectual grave CI 20-25 a 35-40
Incluye el 3-4% de los individuos con discapacidad cognitiva. Durante los primeros años de la niñez la adquisición de un lenguaje comunicativo es escasa o nula. Durante la edad escolar pueden aprender a hablar y pueden ser entrenados en habilidades elementales de cuidado personal. Se benefician solo limitadamente de la enseñanza de materias preacadémicas, como la familiaridad con el alfabeto y el cálculo simple, pero pueden dominar ciertas habilidades como el aprendizaje de la lectura global de algunas palabras imprescindibles para su autonomía e independencia. Los adultos pueden ser capaces de realizar tareas simples estrechamente supervisadas en instituciones. En su mayoría se adaptan bien a la vida en la comunidad a no ser que sufran alguna discapacidad asociada que requiera cuidados especializados u otro tipo de asistencia.
3.4. Discapacidad intelectual profunda CI 20-25
Incluye aproximadamente en el 1%-2% de las personas con discapacidad cognitiva. La mayoría de los individuos con este diagnóstico presentan una enfermedad neurológica identificada que explica su discapacidad intelectual. Durante los primeros años desarrollan considerables alteraciones del funcionamiento sensorio motor. Puede predecirse un desarrollo óptimo en un ambiente altamente estructurado con ayuda y supervisión constantes, así como con una relación individualizada con el educador. El desarrollo motor y las habilidades para la comunicación y el cuidado personal pueden mejorar si se las somete a un adiestramiento adecuado. Algunos de ellos llegan a realizar tareas simples en instituciones protegidas y estrechamente supervisados.
3.5. Discapacidad intelectual de gravedad no especificada
Se utiliza cuando existe claridad sobre la discapacidad, pero no es posible verificar mediante los test. Dependiendo del nivel de gravedad de la discapacidad cognitiva, el sujeto se puede educar, capacitar y aprender a vivir en la sociedad; puede dominar ciertas habilidades de lectura global (como señalizaciones de tránsito), puede trasladarse a lugares desconocidos o familiares, puede aprender un oficio y trabajar en él, siempre y cuando la sociedad le dé la oportunidad de hacerlo46.
Nosotros, en estas páginas, nos enfocaremos en la discapacidad intelectual media o moderada, que se define con un coeficiente Intelectual que se sitúa entre 35-55. Como pudimos leer en las definiciones de la clasificación presente, las personas con esta condición pueden adquirir hábitos de autonomía personal y social. Pueden aprender a comunicarse mediante el lenguaje oral, pero presentan con bastante frecuencia dificultades para hacerlo, lo mismo que para la comprensión de los convencionalismos sociales (Stefanini,