Perspectivas pragmáticas. Carlos Germán van der Linde. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Carlos Germán van der Linde
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 9789588939742
Скачать книгу
social o político de nuestros actos de habla. Es, por tanto, muy oportuno y nos llena de gusto recibirlo.

      Mauricio Beuchot

      El método pragmático en lingüística filosófica

      Creo, efectivamente, que el “giro pragmático” es la característica más distintiva del pensamiento de Wittgenstein, posterior al Tractatus, si bien no faltan en tal obra indicios que permiten detectar una cierta vacilación entre dos concepciones del lenguaje aparentemente diferenciables y contradictorias.

      Camps

      En este capítulo se presentará, de la mano de Marcela Bertuccelli (1996) y Victoria Camps (1976), un breve recorrido por algunas concepciones fundamentales de la pragmática; en especial, se expondrán los elementos constitutivos de la noción de uso de los autores y sus perspectivas. Pues es ésta la categoría que interesa para relacionar epistemológicamente a la pragmática lingüística con la concepción wittgensteiniana de juegos de lenguaje. Sostiene Betuccelli (1996, p. 71) que el concepto de “uso” lo asume la pragmática lingüística como criterio de identificación de las diversas concepciones y desarrollos de la pragmática. En consecuencia, ésta se entiende como la ciencia del lenguaje que se ocupa del origen y el uso de los signos. En sus últimos desarrollos, la pragmática ha prestado especial interés a los efectos que conlleva el uso de los signos sobre el comportamiento de los intérpretes.

      Frente a la necesidad de plantear una posible teoría del uso lingüístico, varios estudiosos de la etnolingüística y sociolingüística han arrojado como resultado que los esquemas de uso nunca son uniformes y están en relación con la perspectiva etnográfica que se presenta con variaciones de sexo, clase social, relaciones de poder, etc. Y, por tanto, dependen de igual modo del crecimiento y del progreso de cada comunidad y del cambio individual.

      En este marco, se ha asumido la lógica o interacción conversacional como un paradigma pragmático de las situaciones comunicativas efectivas. Para comprobar la pertinencia del paradigma conversacional se debe observar sus implicaciones en pro de una teoría del uso lingüístico que estudie no sólo los procesos inferenciales en los intercambios comunicativos contextualizados, sino y mejor aún, los resultados de las inferencias en las conversaciones, necesarias para que el discurrir comunicativo sea más eficaz e informativo. Lingüistas como Gumperz afirman que los conocimientos permiten la interlocución verbal entre individuos, pero que aún no están claros en los campos sociológicos, gramaticales ni psicológicos. Sin embargo, Bertuccelli (1996, p. 87) extrae del artículo de Gummperz de 1984, “Communicative competence revisited”, la capacidad inferencial, que “está regida por habilidades cognitivas que comparten muchas características con la competencia gramatical. Se trata de procesos de socialización que, una vez interiorizados, se emplean automáticamente sin que exista una reflexión consciente”. Un ejemplo de inferencia automática de corte social se encuentra en la siguiente historieta de Mafalda.

image

      La perspectiva mentalista resulta insuficiente a la hora de dar explicaciones de los resultados en las inferencias posibles y válidas. No sobra decir que la lingüística de corte mentalista ha sido muy útil en diversas esferas de la discusión sobre el lenguaje, por ejemplo, para los procesos de adquisición de lengua, para los recursos de representación simbólica (entre esos, la representación verbal) del mundo exterior, entre otros. Pero a la hora de la comunicación en contextos concretos, como sucede con el ejemplo de Mafalda, se activan de forma mucho más inmediata y natural los dispositivos socioculturales, mejor estudiados por la sociolingüística y que la hermenéutica ha llamado horizonte cultural. Ahora bien, en este instante no se está tratando de crear celdas disciplinares cerradas e inconexas. Alguien puede alegar con toda validez que el aspecto cognitivo también forma parte del horizonte cultural de los hablantes; de la misma manera, se puede alegar que la dimensión sociocultural es parte de un conocimiento adquirido, aprendido y desarrollado en contextos intersubjetivos. Como lo ilustra Victoria Camps, sobre la base de los acuerdos de uso se producen las competencias, ya no reducidamente gramaticales, sino, al decir de Chomsky, “pragmáticas”.

      En suma, cualquiera de los actos, que suelen acompañar al lenguaje puede sustituir[se] y adquirir el mismo significado. Así, también para un niño, el hecho de que le pongan una chaqueta, puede significar que “vamos a la calle”; o que le pongan un babero, lo mismo que “vamos a comer”. El lenguaje se inserta, pues, en una serie de costumbres y hábitos que no pueden ser violados sino con el riesgo de que las palabras se vuelvan incomprensibles. El que un lenguaje cumpla todas sus reglas de uso es lo que lo hace adecuado. El acuerdo tácito, la costumbre que regula la actividad lingüística, nos da la medida de su verdad. ”Entonces, ¿está usted diciendo que el acuerdo humano decide lo que es verdadero y lo que es falso?”. Lo que es verdadero o falso es lo que dicen los seres humanos; y se pone de acuerdo sobre ello en el lenguaje que usan. No se trata de un acuerdo de opiniones, sino de forma de vida”. El pasaje no es excesivamente claro; pero Wittgenstein parece querer decir que la pregunta por la verdad o la falsedad no se puede realizar desde fuera del lenguaje, como si poseyéramos un instrumento para medir hasta qué punto el lenguaje “pinta” los hechos. No hay otra medida que el lenguaje mismo y la forma de usarlo (Camps, 1976, pp. 126,127).

      Otra perspectiva es la abonada por Chomsky (1999). En Aspectos de la teoría de la sintaxis, replantea y analiza la oposición entre “competencia-actuación”, sobre la base de una pragmática, que se entiende como parte integral del conocimiento de la lengua. Según la gramática generativa transformacional, el hablante de una lengua, conoce y posee en su interior la gramática de esta lengua y de igual manera conoce las condiciones para el uso apropiado de frases y objetivos frente a determinadas circunstancias sociales. He aquí la cuota de innatismo y mentalismo (representaciones mentales) que Chomsky hereda de Descartes. Es oportuno, entonces, atender a la distinción entre “competencia gramatical” y “competencia pragmática”, expuesta en Aspectos de la teoría de la sintaxis: la competencia gramatical hace referencia al conocimiento de la forma y del significado, mientras que la competencia pragmática al conocimiento de las condiciones y del modo de uso apropiado según los variados y cambiantes objetivos del hablante y también de conformidad con las institucionalizaciones del y para el habla. En resumen, competencia –en el primer sentido– es el conocimiento de la lengua (entendida como instrumento); en el segundo, es el conocimiento de las reglas de uso de la lengua.

      Las implicaciones ampliamente reconocidas de la teoría generativas son (i) el mentalismo, cercano a una especie de cognitivismo, no fue superado plenamente; y la demostración más clara radica en que, en cada caso –gramatical o pragmático–,la competencia queda definida en términos de una estabilización de estados mentales; (ii) la elaboración de hablantes modelados, abstractos; (iii) la presuposición de estados ideales de lengua, (iv) la estandarización obtenida por las reglas que garantizan el cómputo y permiten los estados ideales, (v) las regularidades e idealizaciones asumieron por costo el sacrificio de las variaciones individuales en el plano del habla (y no de la lengua). Se entiende que (v) hace exactamente las veces del basurero de Frege, cuando éste dejó por fuera aspectos del significado como la acción lingüística, el implícito inferible y el contexto, por considerarlos “no pertinentes” para el estudio de la verdad. Y lo arrojado a la basura fue precisamente la materia del pragmatismo1.

      Hymes usa una expresión muy bella para asegurarse el horizonte sociocultural en la producción e interpretación de sentidos: la comunicación se conquista con esfuerzo, con el sudor de la frente. Las indecisiones o incorrecciones también producidas en el uso verbal, despreciadas por Chomsky, forman parte de la riqueza performativa del lenguaje (el lapsus linguae o error al hablar es materia prima del psicoanálisis). Por supuesto, no se puede olvidar que el habla también es intencionada; por tanto, no es estándar ni plana. Técnicamente, se puede señalar que el habla supone grados de fuerza ilocucionaria (Moreno, 2000, pp. 355-356), que son marcas de dimensiones sociales y psicológicas que revelan una competencia distinta a las expuestas por Chomsky. Una rabieta de niño en el pasillo de golosinas de un supermercado