Compendio de la fe cristiana. John Schwarz. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: John Schwarz
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Религия: прочее
Год издания: 0
isbn: 9781646910885
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lo menos una porción de las Sagradas Escrituras. En lo que a la lengua castellana se refiere, ésta ha sido una de las más privilegiadas, puesto que en ella existen diversas traducciones de las Escrituras. Algunas de ellas han sido hechas por rabinos judíos, otras por eruditos protestantes, y otras por sacerdotes católicos. Existen también traducciones interconfesionales, y versiones de libros o fragmentos de la Biblia hechos por muy destacados escritores como Juan de Valdés, Andrés Bello, Juan Montalvo, Arturo Capdevila, entre muchos otros.

      Se sabe que los más antiguos documentos escritos en castellano, siglo X d.C., son anotaciones colocadas al margen de unas homilías y un penitencial latino. Se trata de las glosas emiliamenses, halladas en el monasterio de San Millán de la Cogolla, comarca de la Rioja, en la provincia española de Logroño. Lo mismo ha ocurrido con las glosas silenses, halladas en Silos, al sudeste de Burgos.

      Las más conocidas versiones de la Biblia en lengua castellana son: la Biblia alfonsina, versión tomada de la Vulgata, concluida en el año 1280 y realizada bajo los auspicios del rey Alfonso X, el Sabio. Es la primera versión conocida de toda la Biblia en castellano.

      Biblia del Oso, llamada también, posteriormente, de Reina Valera. Casiodoro de Reina empleó doce años de incansable labor en realizar esta obra. Se trata de la primera traducción de toda la Biblia al castellano tomada de las lenguas originales: hebreo, arameo y griego. Su autor, un monje del convento de San Isidoro del Campo, cerca de Sevilla, España, convertió al protestantismo. Gracias a su calidad literaria y a las diversas revisiones de las que ha sido objeto, esta Biblia continúa distribuyéndose en gran cantidad.

      La primera edición de la Biblia del Oso, o de Casiodoro de Reina, vio la luz en Basilea, Suiza, en setiembre de 1569. La primera de las diversas revisiones a las que ha sido sometida fue hecha por Cipriano de Valera, amigo y compañero de Reina, publicada en Amsterdam, Holanda, en el año 1602. Por esta razón se le conoce también como Versión Reina – Valera. Otras revisiones han sido hechas por la Sociedad Bíblica Británica y Extranjera y por la Sociedad Bíblica Americana en los años 1708, 1806, 1832, 1850, 1858, 1861, 1865, 1874, 1883, 1886, 1890, 1905, 1909 y 1960. Son múltiples las ediciones que de esta versión han sido hechas hasta hoy; todas ellas por las Sociedades Bíblicas antes mencionadas, por las Sociedades Bíblicas Unidas y otras casas editoriales. Estas han publicado varias Biblias de estudio: Biblia anotada de Scofield (1966); Biblia de Estudio, Editorial Mundo Hispano (1977); Santa Biblia con notas, concordancia y mapas, editorial Caribe (1977). Además, editorial Vida ha publicado diversas ediciones.

      La Sociedad Bíblica Internacional, ha lanzado en 1999 la Nueva Versión Internacional, traducción realizada por un equipo de expertos biblístas de habla española, y que pertenecen a un buen número de denominaciones cristianas evangélicas. La traducción ha sido hecha directamente de los escritos hebreos, arameos y griegos en sus mejores ediciones. Es una traducción que en buena medida aprovechó el trabajo de investigación y exégesis que antes efectuaron los traductores de la New International Version, traducción al inglés ampliamente conocida.

      Existen otras versiones en castellano tales como: Scío de San Miguel, publicada el año 1793. Es una traducción realizada por Felipe de Scío de San Miguel, obispo de Segovia, a solicitud del rey Carlos IV de España; es la primera versión española de toda la Biblia hecha por un erudito católico. Torres Amat, traducción publicada el año 1825. La Versión Moderna, publicada por la Sociedad Bíblica Americana el año 1893. Nácar – Colunga, primera versión católica tomada directamente de las lenguas originales; hecha por Eloíno Nácar Fuster y Alberto Colunga, de la Universidad Pontificia de Salamanca, publicada en 1944.

      La Biblia de Jerusalén, publicada en 1966 bajo el nombre de Edición Española de la Biblia de Jerusalén, producto del trabajo de un equipo de distinguidos lingüistas bajo la dirección del doctor José Angel Ubieta. Dios Habla Hoy, versión popular e interconfesional de la Biblia realizada por Sociedades Bíblicas Unidas. Su primera edición fue publicada el año 1979. Desde un principio circuló dos ediciones, una con el canon hebreo y otra con el canon alejandrino que contiene los libros deuterocanónicos.

      Esta lista es sólo una muestra de lo mucho que en lengua castellana se ha hecho respecto a las traducciones de la Biblia.

       Traducciones recientes

      El siglo XX ha sido testigo de más de un centenar de nuevas traducciones. Hay por lo menos tres razones de esto. La primera es que han descubierto manuscritos más antiguos y más precisos, tales como el Codex Sinaiticus (fechado ca. 325), que es unos ochocientos años anterior al Nuevo Testamento griego de Erasmo utilizado por los traductores de la versión Rey Jaime. En segundo lugar, hubo importantes hallazgos arqueológicos, el más significativo de los cuales es el de los rollos del Qumram, en el Mar Muerto, en 1947, que es el manuscrito más importante que se haya encontrado en el siglo XX (entre unos ochocientos manuscritos), y la Biblioteca de Nag Hammadi, en el Egipto superior, en 1945, que contenía doce códices de papiro en copto, una antigua lengua egipcia, entre los cuales el más valioso es el Evangelio (apócrifo) de Tomás. Estos descubrimientos han dado a los estudiosos de la Biblia una comprensión mucho más profunda del mundo del primer siglo, en el que vivió Jesús, y también del cristianismo primitivo. En tercer lugar, está el deseo de actualizar las palabras bíblicas anticuadas, como el vosotros, y traducir el lenguaje bíblico en un estilo más inclusivo de ambos géneros en lugar de usar lenguaje masculino al referirse a las personas o a la humanidad en forma general.

       REVELACIÓN, INSPIRACIÓN Y AUTORIDAD

      Llamamos a la Biblia “Palabra de Dios”, lo cual es una metáfora o figura del lenguaje, ya que Dios no dictó la Biblia (como los musulmanes creen que ocurrió con el Corán). Dios se comunicó con aquellos a quienes confió la tarea de escribir por medio de visiones y de sueños (ver Nm. 12.6), por medio de experiencias de Dios y por medio de encuentros con profetas y apóstoles llamados a anunciar su Palabra.

      Tres conceptos que se relacionan con la Biblia son revelación, inspiración y autoridad. Estos conceptos están relacionados entre sí, ya que la autoridad de la Biblia proviene del hecho de ser el testimonio inspirado de la revelación de Dios.

       Revelación general y especial

      Se dice que la religión es el esfuerzo de la humanidad por alcanzar a Dios, mientras que el cristianismo consiste en el esfuerzo de Dios de alcanzar a la humanidad. Dios “alcanza” a los hombres y mujeres por medio de su revelación, tanto general como especial. La revelación general se refiere al testimonio de los cielos y la tierra y de la vida sobre la tierra, que no puede explicarse a sí misma: es el testimonio a todo ser humano de que hay un Creador, al que llamamos Dios. La revelación especial se refiere a las revelaciones y manifestaciones específicas, tales como cuando Dios revela su nombre (ver capítulo 2), su llamado y promesas a Abraham liberando los israelitas de su esclavitud en Egipto, la entrega de los Diez Mandamientos a Moisés en el Monte Sinaí, las comunicaciones por medio de los profetas, la venida de Dios a la tierra en la persona de Jesús de Nazaret y el llamado a Pablo en la ruta a Damasco. La Biblia es el testimonio escrito de las revelaciones que Dios hizo a los patriarcas y a profetas de Israel y a los apóstoles y seguidores de Jesús.

       La inspiración de la Biblia

      La Biblia es el vehículo o el medio por el cual nos llega la “Palabra” de Dios. La selección divina de quienes habrían de escribir, y la guía para asegurar la fidelidad al escribir y transmitir su testimonio, se llama inspiración (ver 2 Timoteo 3.16). Los escritores, sin embargo, eran seres humanos; escribieron para diferentes audiencias y contaban con fuentes diferentes,