En la década del 80 se sumaron los estudios sobre las masculinidades, mayormente desarrollados por varones que presentaron una perspectiva crítica sobre los ideales e imperativos que han regido al género dominante. Unos años después, aquellos cuya identidad y sexualidad no se alineaban dentro de los dos casilleros habilitados por el orden sexual binario, inauguraron estudios sobre las diversidades identitarias y deseantes, denominados como Queer Studies, una expresión que manifestó (2) la reapropiación de las denominaciones discriminatorias de las cuales estos sujetos habían sido destinatarios.
Todos estos desarrollos se integran en la actualidad bajo la denominación de Estudios de Género, que engloba y alberga las producciones científicas de las ciencias sociales y humanas, elaboradas por quienes investigan en los campos del Derecho, la Filosofía, la Antropología, la Sociología, la Psicología, la Educación, la Biología, etc., e indagan en aspectos de la experiencia cultural y social que les resultan de interés en función de sus particulares posiciones subjetivas en el campo social. En todos estos estudios, la subjetividad ha dejado de ser considerada como un sesgo para elevarse al nivel de motivación legítima para la investigación. El ideal de conocimiento objetivo se promueve mediante el diálogo intersubjetivo, considerado como una fuente de riqueza, merced a la multiplicidad y diversidad de los puntos de vista allí expuestos.
La investigación que María Gabriela Córdoba expone en este libro es el resultado de su tesis doctoral, lo que garantiza la rigurosidad de la indagación, que ha atravesado por la evaluación académica con gran éxito. La autora se suma con este estudio a la minoría de mujeres que nos hemos animado a indagar sobre los varones, superando el preconcepto existente acerca de que solo ellos estarían autorizados a tomarse como objeto de análisis. Después de largos siglos, durante los que los discursos sobre las mujeres y sobre la feminidad fueron elaborados por sujetos masculinos, esta es una necesaria reversión de la perspectiva, inaugurada por Elisabeth Badinter (3), en Francia, y por Mabel Burin y quien escribe (4), en Argentina.
El foco de su indagación potencia la audacia del estudio, ya que ha explorado temas vinculados con la sexualidad y el cuidado de la salud sexual y reproductiva. No puedo ocultar un cierto regocijo burlón que experimento al observar esta inversión de la mirada tradicional, que ha sido una mirada masculina sobre los cuerpos, placeres y deseos femeninos. Estamos entonces ante una versión de “los pájaros mirando la escopeta”, que resulta seguramente muy saludable para renovar las perspectivas convencionales.
El marco teórico del estudio amalgama, de modo logrado, las teorías acerca de las representaciones sociales con las hipótesis psicoanalíticas integradas con la perspectiva de género. En ese aspecto, el libro ofrece a quienes investigan o se interesan en estos temas una perspectiva sistemática y ordenadora acerca de los desarrollos teóricos que orientan las indagaciones, por lo que puede operar como un recurso valioso para los estudios universitarios que se realizarán en un futuro.
Su caracterización de la masculinidad como un ideal normativo se inscribe en las ideas de Judith Butler, autora para quien el género es considerado como una norma. Lejos de limitarse a elaborar disquisiciones filosóficas distantes de la experiencia cotidiana, ella se compromete con un propósito propio de la política sexual: la democratización de las relaciones de género, tanto en sus aspectos sociales como en los intersubjetivos. Coexisten en el texto una dimensión descriptiva, que refleja el tradicionalismo del contexto cultural tucumano, con otra dimensión prospectiva, que encarna un proyecto de cambio. Las transformaciones sociales coexisten con la revisión crítica de paradigmas teóricos, en especial aquellos que se refieren a los aspectos donde las teorías psicoanalíticas naufragan en el sentido común consensual de los sectores medios conservadores del statu quo.
Como alternativa, la autora sintetiza de modo personal los aportes teóricos de las psicoanalistas con perspectiva de género, tales como Jessica Benjamin y Emilce Dio Bleichmar, entre otras, ofreciendo de ese modo un modelo alternativo en el cual los desarrollos psicoanalíticos contemporáneos sirven al propósito de comprender y modificar las relaciones erotizadas de dominio/subordinación. Su descripción acerca de la manera en que la masculinidad cultural construye subjetividades y, de ese modo, se reproduce a lo largo de las generaciones, es muy elocuente. El rol constructivo del grupo de pares, la fratría viril, se destaca con lucidez como un factor preponderante de presión social masculinizante.
Gabriela Córdoba da cuenta de la tensión inevitable que se plantea en el sector social estudiado entre la persistencia de representaciones y valores tradicionales, que tienden a su autoperpetuación, y las presiones hacia el cambio democratizador que caracterizan a nuestra época. En ese antagonismo se debaten los varones tucumanos, y el estudio ha captado de modo lúcido el modo en que reproducen una tendencia cultural universal y, a la vez, presentan particularidades locales que les confieren su fisonomía peculiar. La localización de la investigación es meritoria, en tanto evita generalizaciones espurias y se acota a dar cuenta de lo observado. Queda por cuenta de quien la lea poder captar el modo en que lo general se expresa de modos particulares, a través de la insistencia de la dominación social masculina.
La tipología que elaboró la autora sobre la base de los hallazgos de su estudio resulta de utilidad para quienes investigan. Se enmarca en una tradición existente en Argentina, donde Mabel Burin ha elaborado una tipología para estudiar a las mujeres (5), y quien escribe ha creado una tipología que permite ordenar la indagación sobre las relaciones de pareja (6). Estas tipologías se estructuran sobre un eje que abarca desde el tradicionalismo hasta la innovación, y si bien aquella creada por la autora da cuenta de tendencias diferenciales al interior del colectivo masculino, también conviene reconocer que estos estilos de masculinidad suelen coexistir de modo inarmónico al interior de cada sujeto, planteando un debate interno entre el conservadurismo y la democratización de las relaciones de género. En relación con esta división subjetiva, Córdoba propone la categoría de “varones supuestamente deconstruidos”, donde no apunta a una impostura masculina, sino a la inevitable incongruencia entre las buenas intenciones manifiestas y la pervivencia latente de esquemas de comportamiento internalizados tempranamente y reforzados por el ambiente social.
La categoría de “impotencia vital”, creada en este estudio, aporta a la comprensión y prevención de la violencia contra las mujeres y su desenlace fatal: el femicidio. Pero no corremos el riesgo de naufragar en la desesperanza, porque la autora reporta la existencia de “varones en proceso más consciente de cambio”, aquellos que aspiran a una paridad que, aunque aún no experimentan cabalmente, vislumbran de modo esperanzado.
Para evitar la monótona reiteración del dominio masculino y la subordinación de las mujeres, María Gabriela Córdoba ha elaborado propuestas que pueden verse reflejadas en estrategias pedagógicas, recursos terapéuticos y políticas públicas relacionadas con los ámbitos sanitarios, educativos y judiciales. De este modo plantea una estrategia activa para potenciar las corrientes de cambio que ya nos engloban y conducen –esperemos que de modo irreversible– hacia una ampliación de la democratización social que incluya la paridad entre mujeres, varones y sujetos no binarios.
Esta obra expone el resultado de un trabajo sistemático, realizado con calidad académica y, a la vez, un compromiso social de la autora hacia la construcción colectiva de un ámbito social más inclusivo y solidario.
1. Por androcentrismo se entiende la prevalencia unilateral de la perspectiva masculina.
2. Queer significa “raro”, y así han sido percibidos los sujetos homosexuales por quienes estructuraron su identidad sexual del modo mayoritariamente establecido.
3. La obra de Elisabeth Badinter es XY La identidad masculina, publicada en español en Madrid, en 1993, por Alianza