Esta tercera edición aparece en el contexto de los profundos cambios que se produjeron en el mundo centrado en la persona durante las dos últimas décadas. En Gran Bretaña, el enfoque está bien consolidado y es aplicado por miles de profesionales. Existen varios cursos muy serios de formación y encontramos profesionales centrados en la persona, especialistas e investigadores en prestigiosas universidades –las más notables son las de Strathclyde y de East Anglia– en las que estos autores han sido responsables del desarrollo de centros reconocidos a escala internacional. También, se produjeron importantes contribuciones al enfoque desde la literatura, ya que hay varios autores centrados en la persona cuyos libros son leídos y apreciados internacionalmente (Merry, 1995, 1999; Keys, 2003; Tolan, 2003; Wilkins, 2003; Sanders, 2006; Tudor y Worrall, 2006). Existen dos asociaciones profesionales florecientes, la Asociación Británica para el Enfoque Centrado en la Persona (BAPCA, por sus siglas en inglés) y su hermana escocesa, la Asociación para la Terapia Centrada en la Persona. El enfoque, también, está admirablemente provisto por PCCS Books Limited de Ross-on-Wye que, bajo el liderazgo inspirado de Pete Sanders y Maggie Taylor-Sanders, está casi completamente dedicada a la publicación de libros centrados en la persona y se han convertido en los principales editores de este tipo de material, no sólo en Gran Bretaña sino en todo el mundo. A su vez, Sage (UK) continúa ocupando un rol central en la publicación de libros (como éste) que abrieron caminos en la tradición centrada en la persona. Más recientemente, se creó la Asociación Mundial de Psicoterapia y Counseling Centrados en la Persona y Experienciales (WAPCEPC, sus siglas en inglés) y su revista Psicoterapias Experienciales y Centradas en la Persona tiene actualmente dos mil subscriptores en todo el mundo.
La rápida expansión y consolidación de este enfoque en Gran Bretaña y en otras partes del mundo también ha asegurado su vitalidad. Se crearon nuevas escuelas de pensamiento que permanecieron fieles a los elementos centrales del enfoque y, a la vez, resaltaron distintos énfasis y abrieron nuevas posibilidades terapéuticas. Nosotros, los autores, damos la bienvenida a estos desarrollos; y, al mismo tiempo, nos mantenemos alertas a desviaciones que amenazan con el abandono de los elementos claves del enfoque. También, revisamos continuamente la base teórica del trabajo centrado en la persona para ver dónde necesita ser extendido o elaborado. Dave Mearns ha sido especialmente activo y su trabajo sobre las configuraciones y el proceso egosintónico resulta particularmente esclarecedor y de relevante importancia en la práctica clínica. Ambos adoptamos el concepto de profundidad relacional como una noción de excepcional utilidad para evaluar la competencia y la eficacia terapéutica del counselor. A Dave Mearns le resulta un concepto valioso para encarar el desafío de la desesperación existencial, mientras que a Brian Thorne le brinda un contexto para explorar la cualidad de la presencia y el movimiento hacia la experiencia espiritual. Desde el comienzo de nuestra amistad y colaboración, que ya lleva treinta y dos años, el hecho de que Dave sea un ateo humanista y Brian un cristiano anglicano del credo católico liberal resultó ser una inesperada fortaleza y dotó a nuestra obra de una energía creativa que parece atraer a una amplia gama de lectores. Quizás, también, refleja el hecho de que los profesionales centrados en la persona tienden a estar divididos en forma pareja entre aquellos que se consideran a sí mismos agnósticos o ateos y aquellos que tienen un sistema de creencias religioso o espiritual que postula algún tipo de poder superior o significado universal.
Dentro de este contexto, tratamos por todos los medios de producir un libro que tanto en estilo como en contenido sea valioso para profesionales cuyo nivel de experiencia puede ser muy diverso. Aquellos que sean nuevos en el enfoque y puedan estar en las primeras etapas de su formación encontrarán en estas páginas una clara exposición de los aspectos claves de la teoría y la práctica. También obtendrán conocimiento de primera mano de la desafiante y, a veces dramática, experiencia diaria de ser un counselor centrado en la persona. Sin embargo, creemos que los profesionales sólidos, y aun los estudiosos experimentados del enfoque, encontrarán mucho que les interese y los estimule. En un libro anterior, Person-Centred Therapy Today (Sage, 2000), intentamos explorar las nuevas fronteras tanto en la teoría como en la práctica y en este volumen se incorporó una introducción a ese libro. Estamos orgullosos, sin embargo, de pertenecer a una tradición que permanece siempre abierta a nuevos insights y posibilidades y en esta nueva edición hay momentos en los que damos pasos tentativos adentrándonos en terrenos poco explorados.
Los lectores de las primeras dos ediciones fueron generosos en sus elogios al libro, que encontraron claro, cautivante, accesible y, a la vez, inspirador de profunda reflexión. También comentaron en muchas oportunidades acerca del placer de estar acompañados por dos autores tan evidentemente diferentes en temperamento y, al mismo tiempo, tan unidos en valores y propósitos. Las dos primeras ediciones vendieron 130.000 ejemplares. Quizás, estemos algo “locos” en hacer esta revisión tan radical en la tercera edición, agregando 20.000 palabras y triplicando las referencias. Aun así creemos que esta nueva edición no perdió nada de la claridad y el fácil acceso de las anteriores y que su contenido será lo suficientemente convincente como para conservar la lealtad de nuestros viejos lectores, al mismo tiempo que les damos la bienvenida a nuevos investigadores. Hay algo de lo que estamos seguros: no nos aburrimos de la compañía mutua y no perdimos la capacidad de sorprendernos el uno al otro con nuestras percepciones diferentes pero complementarias acerca del fascinante escenario de un enfoque terapéutico que, creemos, tiene mucho que ofrecer a un mundo desesperado. Por encima de todo, puede contribuir a restablecer la confianza en la capacidad de los seres humanos de avanzar, a pesar de todo lo que está en contra, hacia un futuro más constructivo.
Profesor Dave Mearns,
Universidad de Strathclyde, Glasgow
Profesor Brian Thorne,
Universidad de East Anglia, Norwich
INTRODUCCIÓN
El 8 de julio de 1997, se fundó en Lisboa la Asociación Mundial de Psicoterapia y Counseling Centrados en la Persona y Experienciales y tres años más tarde, en Chicago, en una asamblea general, se aprobaron por unanimidad sus estatutos. Estos eventos probablemente habrían sorprendido al Dr. Carl Rogers, el pionero creador del counseling centrado en la persona, y quizás hasta lo hubieran horrorizado, ya que sentía un disgusto casi visceral hacia las asociaciones y organizaciones. Para Rogers, tendían a llevar a una forma de profesionalismo atrincherado en el cual resulta muy fácil que las necesidades y los insights de los consultantes sean obscurecidos por formas de conocimiento experto que sirven para reafirmar la importancia, el prestigio y el poder de los terapeutas. Sin embargo, para los profesionales de todo el mundo la formación de la Asociación Mundial marcó un hito importante en la evolución de un enfoque del counseling y la psicoterapia que tenía sus orígenes en el trabajo de Rogers y sus colegas en las décadas de 1930 y 1940. Ofreció la posibilidad de lograr una identidad más firme y una voz más potente en un momento en el cual, como ahora, las ideas y las creencias imperantes eran menos que favorables a muchos de los principios que desde su inicio sustentaron la teoría y la práctica del counseling centrado en la persona.
La verdad central de Rogers era que el consultante es el que sabe mejor. Es el consultante el que sabe qué le duele, dónde siente el dolor y el que a fin de cuentas descubrirá la forma de salir adelante. La tarea del counselor es ser el tipo de acompañante que pueda relacionarse con el consultante de manera tal que éste pueda acceder a su propia sabiduría y recobrar su propia auto dirección. Los diferentes nombres con los que se identificó a este enfoque a lo largo de los años dan testimonio de los principios fundamentales. Rogers comenzó llamando counseling no directivo a su manera de trabajar, enfatizando así la importancia del counselor más como un compañero no impositivo que como un guía o experto en la vida de otra persona. Como los críticos interpretaron la no directividad como una cierta pasividad mecánica de parte del counselor, Rogers posteriormente describió a su enfoque como centrado en el cliente, poniendo así mayor énfasis en la centralidad del mundo fenomenológico del consultante y en la necesidad del counselor de permanecer sintonizado fielmente