En otras palabras, es probable que en este contexto, como sucede a menudo, un gerente se interese más por las recomendaciones de un manager cuya evidencia expuesta sobre el éxito en negocios es en general anecdótica (e incluso impropia ya que se basa en una experiencia personal situacional que resta objetividad a lo realizado) que en la lectura y aplicación de un trabajo académico rigurosamente realizado. Más aún algunos autores sostienen inclusive que directamente las empresas hoy actúan a contrapelo de las evidencias que surgen de la academia provocando desmotivación e ineficiencias. El peso del enfoque profesional en la producción intelectual de la Administración ha llevado incluso a sostener la trivialización de la disciplina. Pero más allá de esta discusión la cuestión central aquí es quién y cómo le resuelve mejor un problema a un gerente y su empresa.
Para algunos autores la práctica diaria de los gerentes no evidencia aplicar los resultados de estas investigaciones que en principio contribuirían a una mejor adaptación al medio y performance. Podríamos preguntarnos aquí entonces ¿qué es lo que ocurre con la investigación en Administración?, ¿qué se está investigando actualmente y en realidad para quiénes? Algunas posibles causas de no aplicar el conocimiento generado podrían ser:
La investigación realizada es relevante y pertinente pero no es adecuadamente difundida y por ende no es conocida en las empresas. Se trata de una deficiencia en la comunicación de sus resultados al ámbito empresario.
La investigación en general no es pertinente o aplicable y solo circula en ámbitos académicos. Se investiga y publica mayormente entre colegas. Es la crítica principal que se efectúa a la investigación en Administración; en este caso se transforma en una acción endogámica entre los académicos sin impacto real en los negocios.
La investigación es relevante y conocida pero sin embargo no es aplicada. Aquí se plantea un dilema. Si la investigación es pertinente, con resultados significativos demostrados y con potencial para mejorar la eficacia y eficiencia organizacional, y además es conocida por los gerentes, ¿por qué no se la aplica?, ¿por qué se continúa haciendo “lo mismo”?, ¿por qué la inercia?, ¿es tan difícil cambiar el management?
En cualquiera de los casos puede afirmarse que existiría una responsabilidad importante de la academia. El descontento a nivel internacional sobre la calidad y relevancia de la investigación en Administración es para muchos indiscutible. La crítica reconocida (por ejemplo del Financial Times y del Wall Street Journal entre otros) abarca también al estado de la educación en negocios y la desconexión entre la investigación y su relación con el mundo empresarial; inclusive la Association to Advance Collegiate Schools of Business (AACBS) sostiene que se produce investigación limitada, irrelevante e impracticable2.
La formación del profesorado universitario en el área también es clave, ya que será determinante de su aplicación en sus clases posteriormente, tanto en grado como posgrado y executive education. Por ejemplo la lectura de los programas analíticos de diferentes asignaturas de grado pertenecientes a Universidades públicas y privadas de nuestro país es reveladora al respecto; se privilegian libros y artículos elaborados en un contexto social, cultural y económico diferente, o bien se utilizan obras generadas localmente pero que reproducen buena parte de aquel conocimiento generado externamente. Si bien asumimos que ciertas prácticas de management pueden ser de aplicación universal, otras ameritan análisis, reflexión y contextualización. En términos de Koontz citado por Weihrich (1990) en su trabajo comparativo entre el management de EE. UU., Japón y China “las diferencias de opinión acerca de la universalidad del management pueden ser probablemente atribuidas al hecho de que este, visto como conocimiento de base científica, tiene una aplicación universal pero su práctica es un arte y como tal debe ser adaptado a cada situación”; cada organización es única; en otro trabajo denominamos a este complejo y unívoco conjunto interno y externo a toda empresa como un rompecabezas a medida de cada una de ellas3.
Es evidente entonces que lo que se impone en primer lugar es la necesidad de intentar realizar trabajos e investigaciones que puedan tener impacto real en la gestión de las organizaciones, que pueda generar nuevas preguntas y nuevas acciones, que haya retroalimentación efectiva entre autores para que pueda avanzarse, que resuelva problemas; incluso más ambicioso aún para algunos autores, que esa investigación pueda cambiar la vida de las personas. En síntesis, que la actividad investigadora:
Genere conocimiento administrativo (tomar lo atípico / aislado y convertirlo en una regla para poder ser aprendido, enseñado y sobre todo aplicado en organizaciones).
Se pregunte por qué sucede algo (¿puede ser replicado? ¿por qué funciona?; poder producir hallazgos replicables).
Vea a la práctica antes que la teoría y evitar la investigación irrelevante (la investigación relevante genera conocimiento que no existía antes. Una buena investigación es una mezcla sobre lo que se sabe y lo que no se sabe).
Implique hablar con empresarios, emprendedores y gerentes, y estar al día en la lectura de revistas de negocios nacionales e internacionales (para los profesores además es importante poder enseñar en cursos executive, a fin de tener contacto directo con empresarios y ejecutivos).
El disparador de cualquier investigación es la curiosidad, hacer mejores preguntas, ser creativo. Hacer preguntas sobre la práctica que se ve en las empresas y explorarlas en forma académicamente rigurosa4.
“Rechazo totalmente la idea de que la investigación deba ser aplicable… pero también rechazo absolutamente la idea que cualquier clase de investigación teórica es aceptable, porque una gran cantidad de estas investigaciones teóricas no tienen ningún interés y nunca ayudarán a alguien”.
HENRY MINTZBERG5
La necesidad de una innovación en prácticas surge cuando un problema no puede resolverse con las teorías o ideas disponibles; es importante por lo tanto no encerrarse en lo que uno piensa sino en los resultados que se obtienen. La tecnología móvil, las redes sociales, la nube y el big data están demandando flexibilizar burocracias y en algunos casos una actualización radical del management como mencionaremos en el capítulo 1 a fin de desplegar todo el potencial de las personas. Para algunos hace falta un tsunami de innovación con gerentes que tengan la capacidad de síntesis ante la complejidad del contexto6.
Planteado esto nos propusimos en esta obra relevar datos del management local desde diferentes perspectivas, “ir a ver qué pasa