Medellín es una ciudad fragmentada. Atrás quedaron muchas de sus prácticas tradicionales, sus calles y espacios públicos ya no son el reflejo del supuesto “empuje paisa” que se construyó como parte del mito de “ser antioqueño”. Los cambios de las últimas dos décadas relacionados con la estructura urbana, las dinámicas de producción, las relaciones públicas y privadas, las políticas de emprendimiento e innovación, etc., se ajustan a una tipología de ciudad despolitizada que se edifica bajo un “discurso social” aparentemente protector de los derechos de sus ciudadanos, pero que, en realidad, depende de las reglas del mercado.
El crecimiento demográfico, los cambios en su vocación económica con la recepción, maduración y crisis del modelo industrial, la entrada de la violencia, el narcotráfico y el proyecto contrainsurgente son algunos de los fenómenos históricos por los que pasó Medellín durante el siglo XX. Hoy, Medellín se ha convertido en un territorio centrado en la economía de servicios, que cambia parte de su apariencia para exponerse como “innovadora”, “emprendedora”, que “trabaja por el desarrollo de su gente”, que tiene la capacidad de sobreponerse a las dificultades y salir “adelante”; pero, asimismo, esconde para el exterior muchas de sus complejas realidades internas.
La lucha popular dentro de la ciudad para que todos sus habitantes sean verdaderos sujetos de derechos, ha necesitado del trabajo colaborativo de las comunidades, organizaciones no gubernamentales (ONG), movimientos cívicos y otras expresiones organizativas sociales; esto, ante la imposibilidad (o, mejor, negativa) histórica del Estado de ser garante de los derechos de todos. En igual sentido, el proceso mismo de construcción social de la ciudad ha sido el fruto de dinámicas de colaboración, conflicto y resistencia entre migrantes, poblaciones de diferentes estratos socioeconómicos, expresiones organizativas de diverso tipo, actores estatales, empresarios, etc., lo que ha mostrado que, ante todo, la capital de Antioquia es una ciudad en disputa, cuyos agentes (usando la terminología de Bourdieu, 2000) emprenden una lucha simbólica por posicionar sus propios sentidos sobre ella. La ciudad para invertir, la ciudad de la innovación y el emprendimiento, la ciudad símbolo del progreso paisa, la ciudad desigual, la ciudad de la periferia pobre y desigual, la ciudad violenta, la ciudad soñada en la que se pueden construir vínculos: son estos solo algunos de los discursos que se enfrentan en la difícil tarea de dotar de contenido a la categoría “ciudad de Medellín”.
Este libro contiene una reflexión derivada de una investigación realizada por el autor desde los primeros meses del 2016 y hasta mediados del 2018. Dicha investigación tenía un objetivo acotado, centrado en los posibles efectos adversos de la implementación de uno de los proyectos bandera de la administración municipal de Aníbal Gaviria (2012-2015): el Cinturón Verde Metropolitano-Jardín Circunvalar, en la comuna 8 Villa Hermosa. Para este análisis se tomaron como base los aportes de tres organizaciones sociales que tienen su rango de acción en la periferia de la mencionada localidad.1
No obstante, el proceso mismo de la investigación (como es común en las investigaciones de corte cualitativo) le enseñó al autor otros caminos, otras inquietudes, que lo llevaron a comprender el problema abordado durante un periodo específico (2012-2015) y en un territorio delimitado como el fruto de una serie de acontecimientos, conflictos y resistencias que hunden sus raíces en un acumulado de hechos y decisiones del pasado que marcaron la elección por la constante modernización de la ciudad y las reacciones a unos cambios que se relacionan con procesos hegemónicos y contrahegemónicos de globalización, con las reconfiguraciones de las espacialidades capitalistas, el reacomodo de un nuevo patrón de acumulación a la suerte de la hegemonía del modelo de desarrollo neoliberal, entre otros procesos, con el fin de fortalecer estructuralmente a Medellín como una ciudad competitiva, que se oferta como cualquier otra mercancía dentro de un mercado mundial de destinos.
Todos estos cambios han llevado a que las cuestiones urbanas se gestionen a la luz de las pautas marcadas por el modelo de desarrollo neoliberal y la influencia de modelos foráneos globalizados. Dentro de las transformaciones posteriores a la crisis del modelo industrial en Medellín, se encuentran: el impulso de políticas de autosatisfacción de derechos individuales por medio del mercado, beneficios a inversionistas extranjeros, desarrollo de complejos empresariales, comerciales, residenciales para las élites, creación de unas condiciones particulares de periferia por parte del Estado basadas en la tensión entre la represión y su “ausencia” o, mejor, “política de no presencia”, construcción de nuevos atractivos de ciudad dirigidos a públicos extranjeros, cambios en las formas de relación entre gobernantes y gobernados (las cuales se centran más en el manejo de las relaciones públicas y el marketing del gobernante presentado como comunicaciones institucionales), entre otros. En este contexto surge y se capitaliza la idea de la construcción de una ciudad emprendedora e innovadora.
Teniendo en cuenta estos presupuestos, y aunque este texto emana de algunas de las reflexiones, hallazgos y provocaciones de la investigación mencionada, se ofrece aquí una reflexión crítica en la que se relacionan el proceso de transformación de Medellín y ciertos hitos históricos que tributaron para que en el imaginario del antioqueño tradicional se impusiera la ideología del “emprendedor” tanto como un “valor inherente” a la cultura paisa como un discurso empleado para fortalecer cierto ideal del ser antioqueño como alguien trabajador, acumulador de riquezas y a la vanguardia del resto de la nación.
Para lograr esta finalidad se tocarán temas relacionados con el desarrollo de la ciudad, el discurso de la innovación y algunas decisiones históricas que marcaron la opción por el progreso, cotejado todo con cifras actuales, extraídas de fuentes secundarias, sobre la pobreza, la desigualdad y otras problemáticas que demuestran que, lejos de ser los más “emprendedores”, son numerosas las necesidades básicas insatisfechas del grueso de la población de Medellín.
Dicho de forma más concreta: en este texto se ahonda en las circunstancias históricas, necesidades y condiciones de posibilidad que llevaron a que el discurso del emprendimiento, la innovación y la transformación urbana fuera aprovechado con fines políticos y presentado como la alternativa para “superar cierto estado de desorden” ocasionado por las conflictividades urbanas, la pobreza, la desigualdad, el crecimiento demográfico, etc., sobre todo desde la llegada al poder de Sergio Fajardo (2004) y hasta el final de la alcaldía de Aníbal Gaviria (2012-2015), gobierno hasta el cual llega este análisis.
En este último periodo, el mandatario local utilizó la máxima “la ciudad más innovadora del mundo” como medio para seguir difundiendo la idea de una urbe que dejaba su pasado violento y se convertía en un “hogar para la vida”, en una “nueva Medellín”, capaz de competir dentro de un mercado mundial de ciudades. En esta obra se revisará el proceso de cambio de esta capital: de una pequeña villa a una ciudad industrial y, de esta, a una ciudad neoliberal.
En el marco de este último modelo de ciudad se hará un análisis de los vínculos que construyeron funcionarios del Estado, actores privados y otras alianzas que, parafraseando a Franco (2006), se podrían definir como parte de una coalición política y económica dominante, gracias a la cual el modelo de “transformación de Medellín” se impuso en el imaginario colectivo sobre ciertas realidades cruentas que padece una parte importante de la población.
Las críticas al modelo de la Medellín “innovadora” y “emprendedora” no han sido pocas; han sido, eso sí, menos visibles por las voces de quienes provienen, sujetos subalternos no públicos que compiten con la plataforma que fue creada para que la supuesta transformación positiva de la ciudad fuera difundida y se convirtiera en hegemónica. Esto evidencia las falencias del modelo y su condición de selectivo hacia los privilegiados.
Empero, esta tensión llevó