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N.º 225 - agosto 2020
© 2011 Rebecca Winters
Un príncipe en el desierto
Título original: Her Desert Prince
Publicada originalmente por Harlequin Enterprises, Ltd.
© 2006 Rebecca Winters
La mujer más adecuada
Título original: The Bride of Montefalco
Publicada originalmente por Harlequin Enterprises, Ltd.
Estos títulos fueron publicados originalmente en español en 2011 y 2007
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Esta edición ha sido publicada con autorización de Harlequin Books S.A.
Esta es una obra de ficción. Nombres, caracteres, lugares, y situaciones son producto de la imaginación del autor o son utilizados ficticiamente, y cualquier parecido con personas, vivas o muertas, establecimientos de negocios (comerciales), hechos o situaciones son pura coincidencia.
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I.S.B.N.: 978-84-1348-625-3
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Índice
Capítulo 1
Montreux, Suiza. Día tres de junio
–NO PUEDO casarme contigo, Paul. Aunque te considero un hombre estupendo, no estoy enamorada de ti.
–Debido a la muerte de tu abuela, estás demasiado triste para saber cuáles son tus sentimientos.
–Pero lo sé. Un matrimonio entre nosotros no funcionaría.
–¿De veras vas a ir a ese viaje?
–Sí. Quiero seguir sus pasos durante una temporada. Es mi tributo hacia ella.
–No deberías ir allí sola, Lauren. Al menos deja que vaya contigo para protegerte.
–¿Protegerme? ¿De qué? No, Paul.
–¿Cuánto tiempo estarás fuera?
–No lo sé, pero no importa. Hemos de decirnos adiós.
El desierto de Nafud. Día cinco de junio
«Vagaron por el desierto, por lugar desolado.
Sedientos, su ánimo desfallecía en ellos».
Lauren Viret recordaba la cita de Los Salmos mientras bebía agua de su cantimplora, contemplando la indescriptible soledad del extenso desierto del norte de Arabia.
Desde que habían salido de la ciudad de El-Joktor, el calor abrasador se había apoderado del grupo de veinte que se adentraba en el corazón del desierto. Cuarenta, si se contaban los camellos.
Lauren era menos que un gránulo en aquella extensión interminable de arena donde uno podía morir en un instante. Antes de emprender ruta aquella mañana, su guía, Mustafa, le había sermoneado acerca de que su camello era más valioso que cualquier humano.
Ella había leído muchas historias reales sobre el desierto como para saber que era cierto. Los camellos, además de ser un medio de transporte, proporcionaban cobijo, protección, e incluso agua y comida en circunstancias extremas.
Mientras ella permanecía pensativa, Mustafa apremió a su animal para que avanzara junto a ella. Él habló con entusiasmo mientras señalaba las enormes dunas con forma de media luna que había en aquella zona del desierto de Nafud. Era cierto