Por su parte, el neuroticismo, es un rasgo psicológico más bien constante, caracterizado por la inestabilidad e inseguridad emocional, la inclinación a la ansiedad, un estado de permanente preocupación y una tendencia al sentimiento de culpa, todo ello unido a alteraciones psicosomáticas consecuentes. Los individuos que posees esta dimensión, presentan una atención que se dirige selectivamente hacia los acontecimientos negativos (sesgo atencional), situación que refuerza sus pensamientos inadecuados y a menudo los deprime. Desde el análisis factorial, este rasgo es dimensional, lo que implica, que casi todas las personas lo poseen en mayor o menor medida, sin llegar a presentar necesariamente un trastorno especifico.
Finalmente el rasgo de psicoticismo, se fundamenta en una propensión hacia las conductas impulsivas, agresivas y de poca empatía hacia los otros, por parte del sujeto que lo exhibe en amplia proporción. Estos individuos aparecen en general como fríos, egoístas e irresponsables, pero también son muy objetivos y realistas a la hora de resolver problemas; los desafíos los vuelven competitivos, críticos y originales, razón por la cual terminan siendo considerablemente eficientes. Según Eysenck, el psicoticismo también es común en la población normal, siempre y cuando se presente con una intensidad moderada (Schmidt y otros, 2010).
Afirmando el mismo paradigma, otro modelo de corte estructural o dimensional que se ha desarrollado a partir de la investigación experimental al respecto del constructo de personalidad de la mano de Tupes y Christal (los cuales encuentran similitud a lo planteado por Gray y Zuckerman) y a los posteriores trabajos de Mc Crae y Costa, es el Modelo de los Cinco Grandes (Big Five), patrón ampliamente difundido en la actualidad, en el que se asevera que los componentes dimensionales de la personalidad son: extraversión, neuroticismo, amabilidad, apertura a la experiencia y responsabilidad (Ter Laak, 1996); dado que estos elementos son dimensionales, se encuentran presentes en todas las personas, en mayor o menor medida. Cada uno de estos factores contiene un conjunto específico de rasgos:
- Extraversión: dimensión que se caracteriza por un alto nivel de sociabilidad, y tendencia a la búsqueda de interacción y contacto; los sujetos que la despliegan tienden a ser alegres, animosos, mostrar excitación frente a los estímulos y requerir constante motivación del medio. Se opone naturalmente a la introversión, que lleva a los sujetos a ser reservados, poco dependientes del contacto social y mostrar gusto por la soledad.
- Apertura: referida a la viva imaginación, la sensibilidad estética, el monitoreo de las experiencias internas, la curiosidad intelectual y la independencia de juicio. Quienes la tienen son abiertos e imaginativos, poseedores de una rica vida interior y también se muestran curiosos ante las nuevas ideas o los valores no convencionales. Se contrapone a la convencionalidad que gusta de la comodidad que otorga lo familiar.
- Responsabilidad: ligada al auto-control, la planificación y la manifestación de la función ejecutiva. Por tanto, este factor está relacionado con el “potencial de motivación al logro” (Beltrán Llera & Bueno Alvarez, 1995, p. 230) y la posibilidad de consecución de metas; se relaciona con la responsabilidad, la confiabilidad, la voluntad y la determinación de propósitos claros. Se opone a la laxitud, la informalidad y el descuidado de los principios morales.
- Amabilidad: quienes poseen esta dimensión presentan una tendencia al altruismo, la solidaridad y la consideración; la amabilidad se identifica con la complacencia amistosa, más como una forma de docilidad, que como la capacidad para establecer relaciones interpersonales amistosas. Lo señalado se contrapone al egocentrismo, el escepticismo y la competitividad, o no-complacencia hostil.
- Inestabilidad Emocional o Neuroticismo: dimensión de personalidad que tiende a la inestabilidad emocional y la ansiedad, acompañada de una baja tolerancia al estrés, una conducta inconsistente y la inclinación hacia la preocupación. Esta dimensión es mantenida por personas caracterizadas por una percepción sesgada de la realidad, que favorece las situaciones negativas y tiñe a la realidad de desvelos superiores a las que realmente reporta.
Como puede apreciarse, a partir de la cronología y la progresión propuesta, la concepción de la personalidad ha evolucionado de lo simple a lo complejo, de lo rígido a lo flexible, de lo segregacionista a lo incluyente; proceso de desarrollo que no solo responde a los avances propios de la ciencia, sino también a los cambios socioculturales que propenden al pensamiento complejo, la flexibilidad y tolerancia frente a nuevas formas de vida y a la inclusión social. Este proceso se encuentra lejos de terminar y cada vez cobran mayor vigencia las teorías que apoyan la permanente capacidad de la personalidad para construirse y deconstruirse de manera casi ilimitada y permitir al sujeto evolucionar hacia mayores niveles de adaptación y desarrollo.
2 Término polisémico que hace alusión a la identidad o personalidad de un individuo
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