34. La minoría dirigente de Ámsterdam era insólita en la Europa de su tiempo debido a su interés hacia las ciencias naturales. Puede verse una breve pero informativa exposición de su interés por la novedad, que el autor califica acertadamente de “virtud emprendedora”, en Peter Burke, Venice and Amsterdam: A Study of Seventeenth Century Elites (Londres, Temple Smith, 1974), pp. 76-78. Se ha sugerido que incluso Christiaan Huygens compartió las inclinaciones prácticas de sus compatriotas. En su resumen de la reciente conferencia internacional, A. R. Hall señala que “de las principales figuras de las ciencias físicas en el siglo XVII, Galileo, Gassendi, Pascal, Descartes, Huygens, Leibniz y Newton, el holandés es el único que no fue netamente filósofo. Aplicarle un término como ‘positivista’ sería naturalmente un anacronismo, por lo que diré sencillamente que su inteligencia prefirió, al parecer, lo concreto y lo objetivo, y evitó la metafísica y las especulaciones de carácter general”. A. R. Hall, en Studies on Christiaan Huygens (Lisse, Swets and Zeitlinger, B. V., 1980), p. 304.
35. A. G. H. Bachrach, Sir Constantine Huygens and Britain: 1596-1687 (Leiden, University of Leiden Press, 1962; Londres, Oxford University Press, 1962), p. 7. En su obra más reciente, Bachrach parece haber desarrollado significativamente su idea sobre Huygens para dar también cabida a la atracción de este por Bacon y Drebbel. Sin embargo, al insistir en la mentalidad emblemática, teatral y filosófica de esos personajes, Bachrach vuelve a confundir, creo yo, las bases de la atracción de Huygens hacia ellos. Véase su contribución a Studies on Christiaan Huygens, pp. 46-48.
36. La publicación de A. J. Worp de este poema en De gedichten ha quedado superada por una nueva edición anotada, Dagh-werck van Constantijn Huygens, ed. a cargo de F. L. Zwaan (Assen, Van Gorcum and Comp. B. V., 1973). Usaré como referencia los números de los versos y los correspondientes comentarios de Huygens, que son comunes a ambas ediciones.
37. Daghwerck, comentario en prosa de Huygens a los versos 550-558.
38. lbid., vv. 562-565.
39. Huygens, De briefwisseling 1, p. 94. Este elogio del aparato no se contradice, como a veces se ha dicho, con la extensa crítica con que Huygens denigra el uso de la cámara oscura por parte del artista holandés Torrentius. Lo que Huygens censura es el secreto de la operación, no el uso del aparato en sí.
40. El párrafo lo cita, en traducción, Rosalie L. Colie en Some Thankfulnesse to Constantine (La Haya, Martinus Nijhoff, 1956), p. 97.
41. El primer estudio moderno dedicado a este género es el de R. Wishnevsky, “Studien zum ‘portrait historié’ in den Niederlanden” (tesis doctoral, Múnich, 1967). Véase también Alison McNeil Kettering, “The Batavian Arcadia: Pastoral Themes in Seventeenth Century Dutch Art” (tesis doctoral, Universidad de California, Berkeley, 1974).
42. Christian Tümpel ha sostenido que el cuadro de Rembrandt es su versión particular de la escena bíblica de Isaac y Rebeca mediante una selección (“Herauslösung”) de las figuras principales del episodio. H. H. Fuchs, defendiendo un punto de vista formal o retórico (lo que él llama “voordracht”) en lugar de iconográfico, propone que Rembrandt se valió del episodio bíblico para realzar lo que de hecho es un retrato. Véase Christian Tümpel, “Studien zur Ikonographie der Historien Rembrandts: Deutung und lnterpretation der Bildinhalte”, Nederlands Kunsthistorisch Jaarboek 20 (1969): 107-198; R. H. Fuchs, “Het zogenaamde Joodse bruitje en het probleem van de ‘voordracht’ in Rembrandts werk”, Tijdschrift voor Geschiedenis 82 (1969): 482-493.
43. Daghwerck, vv. 250-253.
44. Ibid., comentario a los versos 1140-1157.
45. Ibid., comentario a los versos 1192-1195.
46. Huygens, De Gedichten 2, p. 236.
47. Ibid.
48. Worp, “Fragment eener Autobiographie”, p. 120. Colie fundamenta, además, las actitudes racionalistas de Huygens en su breve estudio sobre su ataque a los malos presagios que se interpretaron en la aparición del Gran Cometa en 1681. Véase Rosalie L. Colie, “Constantijn Huygens and the Rationalist Revolution”, Tijdschrift voor Nederlandse Taal en Letterkunde 73 (1955): 193-209.
49. Daghwerck, comentario a los versos 1198-1200.
50. Francisco de Holanda, Da pintura antiga (Lisboa, 1983), p. 235.
51. Leon Battista Alberti, Sobre la pintura, ed. y trad. de Joaquim Dols Rusiñol (Valencia, Fernando Torres Editor, 1976), p. 103.
52. Ibid., p. 104.
53. Worp, “Fragment eener Autobiographie”, p. 75.
54. Tácito, Anales 4.58.3.
55. Daghwerck, vv. 560 y ss.
56. Acerca del interés de Huygens por las ciencias naturales, véase Ignaz Matthey, “De Betekenis van de Natuur en de Natuurwetenschappen voor Constantijn Huygens”, en Constantijn Huygens: Zijn Plaats in Geleerd Europa, ed. a cargo de Hans Bots (Ámsterdam, Amsterdam University Press, 1973), pp. 334-459.
57. Hoy en día los artistas, haciendo mapas, documentos fotográficos y arte ecológico, desbordan esta diferenciación y dan al problema del arte y su naturaleza dimensiones inimaginables en el siglo XVII.
58. Thomas S. Kuhn, “Mathematical versus Experimental Traditions in the Development of Physical Science”, en The Essential Tension: Selected Studies in Scientific Tradition and Change (Chicago, University of Chicago Press, 1977), pp. 31-65. Sobre la tesis de Merton, véase R. K. Merton, Science, Technology and Society in Seventeenth Century England (Brujas, St. Catherine Press, 1938).
59. Erwin Panofsky, Early Netherlandish Painting, 2 vols. (Cambridge, Mass., Harvard University Press, 1953), 1, p. 182.
II
“UT PICTURA, ITA VISIO”: EL OJO SEGÚN KEPLER Y EL MODELO NÓRDICO DE REPRESENTACIÓN VISUAL
Quiero ahora pasar del papel cultural general de las imágenes en los Países Bajos a un aspecto más específico: su apariencia