Te ruego que seas prudente y consideres el resultado de llevar una vida sin freno, no gobernada por el Espíritu de Dios. “No os engañéis, nadie puede burlarse de Dios. Todo lo que el hombre siembre, eso también segará. El que siembra para su carne, de la carne segará corrupción”.2 Por amor a tu ser, por amor a Cristo, quien se dio a sí mismo para salvarte de la ruina, detente en el umbral de tu vida y pesa bien tus responsabilidades, tus oportunidades, tus posibilidades. Dios te ha dado la oportunidad de cumplir un elevado destino. Tu influencia puede dar testimonio de la verdad de Dios: puedes ser colaborador de Dios en la gran obra de la redención humana...
Llamados a un elevado destino
¡Ojalá los jóvenes apreciasen el elevado destino al cual son llamados! Examinen bien el sendero que siguen sus pies. Comiencen su obra con elevado y santo propósito y determinen que, por el poder y la gracia de Dios, no se apartarán de la senda de la rectitud. Si empiezan a ir en la dirección equivocada, cada paso estará lleno de peligro y desastre, y seguirán desviándose del camino de la verdad, la seguridad y el éxito. Ustedes necesitan que el poder divino fortalezca su intelecto y avive sus energías morales.
La causa de Dios requiere las facultades más elevadas del ser, y en muchos campos hay necesidad urgente de jóvenes que tengan aptitudes literarias. Hay necesidad de hombres a quienes se pueda confiar el trabajo en campos extensos que hoy están blancos para la cosecha. Los jóvenes de aptitudes comunes, que se entreguen completamente a Dios, que no estén corrompidos por el vicio y la impureza, tendrán éxito y serán habilitados para hacer una gran obra para Dios. Atiendan los jóvenes la amonestación, y sean de mente sobria.
¡Cuántos jóvenes han malgastado en insensateces y disipación la fuerza que Dios les ha dado! ¡Cuántas historias dolorosas recuerdo de jóvenes que, por entregarse a hábitos viciosos, han llegado a ser mental, moral y físicamente náufragos humanos! Sus organismos están arruinados, y la utilidad de su vida grandemente menoscabada por haberse entregado a placeres ilícitos.
Jóvenes indiferentes y descuidados de hoy, les ruego que se conviertan y lleguen a ser colaboradores con Dios. Sea el tema de estudio de su vida beneficiar y salvar a otros. Si buscan la ayuda de Dios, su potencia, obrando en ustedes anulará todos los poderes opositores y serán santificados mediante la verdad. El pecado prevalece de una manera alarmante entre los jóvenes de hoy día, pero sea el propósito de ustedes hacer cuanto puedan para rescatar a las personas del poder de Satanás.
Ser portadores de luz
Lleven la luz a dondequiera que vayan; muestren que tienen fortaleza de propósito, que no son indecisos, ni se dejan llevar fácilmente por las persuasiones de los malos compañeros. No den presto asentimiento a las sugerencias de los que deshonran a Dios; antes bien, traten de reformar, restaurar y salvar a las personas del mal.
Recurran a la oración, persuadan con mansedumbre y humildad de espíritu a los que se oponen. Un ser humano salvado del error y puesto bajo el estandarte de Cristo producirá gozo en el cielo y añadirá una estrella a la corona de regocijo de ustedes. El ser salvado, mediante su influencia piadosa traerá a otros al conocimiento de la salvación, y así la obra se multiplicará y sólo las revelaciones del día del juicio pondrán de manifiesto su extensión.
No vacilen en trabajar por el Señor porque les parezca que es poco lo que pueden hacer. Hagan ese poco con fidelidad, pues Dios obrará junto con sus esfuerzos. Él escribirá en el libro de la vida los nombres de ustedes, como nombres de quienes son dignos de entrar en el gozo del Señor. Roguemos fervientemente a Dios porque se levanten obreros, pues los campos están blancos para la siega; la cosecha es grande y los obreros son pocos...
Tener ideas amplias
Los jóvenes deberían tener ideas amplias, planes sabios, para sacar el mayor provecho de sus oportunidades e imbuirse de la inspiración y el valor que animaban a los apóstoles. Juan dice: “Os escribí a vosotros, jóvenes, porque sois fuertes, la Palabra de Dios mora en vosotros y habéis vencido al maligno”.3 Se presenta a los jóvenes una norma elevada, y Dios los invita a emprender un verdadero servicio por él. Los jóvenes de corazón recto que se deleitan en aprender en la escuela de Cristo, pueden hacer una gran obra por el Maestro si tan sólo quieren prestar oído a la orden del Capitán, tal como ha resonado a lo largo de las filas hasta nuestro tiempo: “Portaos varonilmente, y esforzaos”.4
Ustedes han de ser hombres que anden humildemente con Dios, que permanezcan delante de él con la virilidad por él impartida, libres de impureza, libres de toda contaminación, de la sensualidad que corrompe a esta época. Han de ser hombres que desprecien toda falsedad y maldad, que se atrevan a ser veraces y valientes, que mantengan en alto el estandarte ensangrentado del Príncipe Emanuel. Sus talentos aumentarán a medida que los usen para el Maestro y serán considerados preciosos por aquel que los compró a un precio infinito. No se sienten ni dejen de hacer algo simplemente por no poder hacer algo grande; antes bien, hagan todo lo que les viniere a la mano para hacer, en forma cuidadosa y enérgica...
El llamado a alistarse
Cristo pide voluntarios que se alisten bajo su estandarte y sostengan ante el mundo la bandera de la cruz. La iglesia languidece por falta de la ayuda de jóvenes que den un testimonio valiente, que con celo ardoroso aticen las indolentes energías del pueblo de Dios, y aumenten así el poder de la iglesia en el mundo. Se necesitan jóvenes que resistan la marea de mundanalidad y eleven una voz de advertencia contra los primeros pasos de la inmoralidad y el vicio.
Pero los jóvenes que quieren servir a Dios y entregarse a su obra, deben primero limpiar el templo de su ser de toda impureza y entronizar a Cristo en el corazón; entonces estarán habilitados para poner energía en su esfuerzo cristiano y manifestarán celo entusiasta para persuadir a los hombres a reconciliarse con Cristo. ¿No quieren los jóvenes responder a la invitación de Cristo y contestar: “Aquí estoy, envíame a mí”?5 Jóvenes, pónganse resueltamente a la vanguardia, y muéstrense como colaboradores de Cristo, emprendiendo la obra donde él la dejó, para llevarla a su terminación (Review and Herald, 16 de junio de 1891).
Elementos esenciales del carácter
Dios no ordena que los jóvenes tengan menos aspiraciones. Los rasgos de carácter que dan éxito y honores a un hombre entre sus semejantes; el deseo inextinguible de algún bien mayor; la voluntad indomable; los esfuerzos arduos; la perseverancia incansable, no deben eliminarse. Por la gracia de Dios, deben encauzarse hacia fines que superen los intereses egoístas y temporales como los cielos son más altos que la Tierra (Patriarcas y profetas, pp. 651, 652).
2 Gálatas 6:7, 8.
3 1 Juan 2:14.
4 1 Corintios 16:13.
5 Isaías 6:8.
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