En el camino con Jesús. Harold Segura. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Harold Segura
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Религиозные тексты
Год издания: 0
isbn: 9789972701870
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del que poco o nada se podía esperar en asuntos de fe.

      Leví lo dejó todo por Jesús. Sólo conservó, aunque no se sabe por cuánto tiempo, a sus amigos, los tramposos publicanos. Y con esos amigos hizo la primera celebración de su nueva vida. ¡No podemos imaginar aquella fiesta! Lo único seguro es que fue una fiesta a la manera de los publicanos.

      Este breve relato de la conversión de Leví se puede resumir en cuatro escenas: se levantó, dejó todo, lo siguió e hizo una fiesta en honor del Maestro. Todo cuanto era Leví y cuanto tenía en aquel momento, lo ofreció en honor de Jesús.

      Es necesario pensar en cómo expresamos cada día nuestro compromiso con Jesús. De esta revisión de vida depende la calidad de nuestra fe y la radicalidad del evangelio que anunciamos. Sin radicalidad, el discipulado pierde su verdadero sentido y se diluye en un mar de trivialidades dogmáticas. Se pierde el sabor de la fiesta en honor a Jesús y la fe se trasforma en religión estéril.

      Para seguir pensando

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      “Porque nadie puede decir que conoce a Cristo, a menos que en la vida lo siga”.

      — Hans Denck (teólogo menonita, 1495–1527)

      Vale que nos preguntemos

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      En las siguientes semanas, ¿qué cosas podría hacer en honor a Jesús? ¿De qué manera puedo alentar en mi propia vida la profundidad de mi compromiso con Jesús y con su reino de vida?

      Oración

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      Señor, me has invitado a seguirte y yo te he dicho que sí. Necesito que, por el aliento de tu Espíritu, reanimes cada día mi compromiso contigo y la pasión por tu reino.

      Quiero hacer de mi vida una permanente fiesta en tu honor. Amén.

      Anotaciones

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      Día 5

      “No nos metas en tentación”

      Finalmente el diablo lo llevó a un cerro muy alto, y mostrándole todos los países del mundo y la grandeza de ellos, le dijo: —Yo te daré todo esto, si te arrodillas y me adoras. Jesús le contestó:

      –Vete, Satanás, porque la Escritura dice: «Adora al Señor tu Dios, y sírvele solo a él».

      — Mateo 4.8–10

      Las tentaciones de Jesús se presentaron después de su bautismo y antes del anuncio de su ministerio en la sencilla sinagoga de Nazaret. Viéndolo así, se podría decir que muchas veces las tentaciones nos ofrecen la oportunidad de confirmar nuestra entrega y de afirmar nuestro llamamiento.

      Pero, un momento, ¿de qué tentaciones estamos hablando? Porque casi siempre que decimos la palabra tentación, la interpretamos como si significara de manera exclusiva pecado sexual o escándalo moralista.

      Pero las tentaciones tienen que ver con algo más, con mucho más, que con las conductas sexuales. En el caso de Jesús, el Tentador le propuso asuntos relacionados con el individualismo egoísta, con las ansias de resolver los problemas de manera espectacular y con el abuso del poder.

      En nuestro mundo, dentro y fuera de los círculos cristianos, el egoísmo, la manipulación del nombre de Dios y el abuso del poder siguen ocasionando grandes desastres. ¡Esas son las grandes tentaciones!

      En el monte de la tentación se representa la condición de todo ser humano enfrentado a su vulnerabilidad moral. Pero también allí se demuestra la grandeza de la que todo ser humano es capaz: la de vencer el mal con el bien (Romanos 12.21), la de apelar a las Escrituras para cobrar aliento y afirmar su compromiso con Dios y con su reino. Es el antiguo dilema de escoger entre la vida y la muerte.

      Jesús nos recuerda que la opción por la vida es, además de urgente, posible.

      Para seguir pensando

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      “Se me ha advertido de serias amenazas… temo por la debilidad de mi carne, pero pido al Señor que me dé serenidad y perseverancia. Y también humildad, porque siento también la tentación de la vanidad”.

      — Monseñor Oscar A. Romero (1917–1980)

      Vale que nos preguntemos

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      ¿De qué manera y en qué forma se presenta en mi vida la tentación del orgullo, la vanidad y el abuso del poder? ¿Cómo las enfrento?

      Oración

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      Tú, Señor, entiendes de tentaciones porque las viviste; hoy te busco para que me auxilies en las mías. Ayúdame a actuar con solidaridad cuando me asalte el individualismo, a respetar tu Nombre y a seguir tu ejemplo de servicio cuando lleguen las tentaciones de actuar según las ambiciones del poder egoísta. Amén.

      Anotaciones

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      Día 6

      Jesús está enfermo

      Entonces los justos preguntarán: «Señor, ¿cuándo te vimos con hambre, y te dimos de comer? ¿O cuándo te vimos con sed, y te dimos de beber? ¿O cuándo te vimos como forastero, y te dimos alojamiento, o sin ropa, y te la dimos? ¿O cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?»

      — Mateo 25.37–39

      Las personas que hacen estas preguntas son los justos. ¿Lo observaron? Sí, fueron ellos los que atendieron a los hambrientos, recibieron a los forasteros, les dieron ropa a los andrajosos y fueron a las cárceles para visitar a los que estaban presos. Todo eso lo hicieron sin darse cuenta de que en cada persona necesitada se habían encontrado con Jesús. ¡Cuando lo supieron se sorprendieron!

      Las preguntas son hechas por el grupo de los solidarios, los generosos y filántropos. Sirvieron a la humanidad sin percatarse de que habían servido a Jesús, quien está presente en el rostro de las personas que sufren. Verdad profunda que amerita más que una breve meditación.

      El otro grupo que se presenta más adelante hace las mismas preguntas (25.44–45), pero las hace como una excusa endeble por su falta de solidaridad.

      Los primeros recibieron en propiedad el reino que estaba preparado para ellos y se les invitó a vivir cerca del Señor (Venid, benditos de mi Padre), a los otros se les negó esa presencia (Apartaos de mí). A los primeros se les dio como recompensa la presencia de Dios… de la que ya habían disfrutado mientras servían, aunque sin ser conscientes de ella.

      Surge la pregunta, entonces, acerca de dónde podemos experimentar hoy la presencia de Dios en este mundo. Hay quienes piensan que está en el templo; allí acuden para encontrarse con Él. También hay quienes opinan que se encarna en personas especiales que han recibido