Cuando comenzamos a fijarnos en otras personas solo valorando qué necesidades pueden cubrir en lugar de como personas completas en sí mismas, iniciamos el camino de tratar a las personas como cosas. Una persona con la que estás solo porque consigues cubrir una necesidad cuando insertas monedas de tiempo-y-atención no es una relación romántica con quien compartirás la vida. Lo que no quiere decir que todo intento de cubrir diferentes necesidades con diferentes personas nos lleve en esa dirección. Una amiga de Franklin necesitaba determinadas prácticas sexuales no convencionales que su marido no cubría, y ella ha conseguido encontrar amantes que comparten esa necesidad con ella. Pero sus amantes son relaciones románticas por derecho propio, valoradas por razones que van más allá de ayudar a cubrir esa necesidad.
Algunas necesidades, de todos modos, no es posible buscarlas en otro lugar. Las necesidades de intimidad, de comprensión o de compañía a menudo están ligadas a las personas con quienes tenemos una relación; aunque esas necesidades nos las cubra Alice, puede que necesitemos que esas necesidades las cubra también Bob.
Relaciones que crecen
Puesto que no existe una plantilla estandarizada para el poliamor, es raro ver dos relaciones que parezcan iguales. Hemos observado, de todos modos, que las relaciones sólidas, exitosas, tienden a tener las mismas cosas en común. Volviendo a nuestra metáfora del huerto, no hay dos que parezcan iguales pero todos los huertos necesitan ciertas cosas para crecer: Luz solar, aire, tierra, la cantidad adecuada de agua. ¿Qué necesitan las relaciones poliamorosas para crecer y prosperar?
Algo que hemos oído a menudo es «Cuando comencé a explorar el poliamor, las cosas que creía que eran importantes eran muy diferentes de las que resultaron ser importantes». Hemos visto que las relaciones poliamorosas prosperan fácilmente cuando tienen libertad para cambiar y adaptarse. Cuando las personas en una relación son más importantes que la estructura de la relación –cuando son libres para defender sus propias necesidades, para crecer incluso de maneras inesperadas, cuando tienen una sensación de empoderamiento personal sobre sus relaciones– las relaciones mismas tienden a ser fuertes, resilientes y felices.
Como tratamos en los capítulos 4 y 8, puede resultar tentador, especialmente si has comenzado recientemente en el poliamor, intentar marcar un guión sobre cómo será la relación –decidir por adelantado qué tipo de personas situarás en cada rol. La gente hace eso para evitar enfrentarse a cuestiones como la inseguridad o el miedo a que les dejen de lado. Esta aproximación trata a las personas como piezas intercambiables en lugar de como seres humanos con sus propias necesidades y deseos. Cuando tratamos a las personas como piezas que deberán encajar en determinados roles que hemos diseñado para ellas, es probable que sientan que se les resta autonomía, lo que siembra las semillas para problemas de todo tipo.
Lo que casi invariablemente sí funciona es tener una actitud abierta a una amplia variedad de posibles configuraciones de las relaciones y desarrollar herramientas para una comunicación abierta, para defender tus necesidades y para actuar de manera ética y empática, independientemente de la forma que esas relaciones puedan adoptar. Como dice Eliezer Yudkowsky: «Es tu responsabilidad tener más ética que la sociedad en la que creciste».
#ALGUNAS PREGUNTAS QUE PUEDES HACERTE
Una buena herramienta para encontrar, desarrollar y mantener buenas relaciones es pensar en las relaciones que deseas desde la perspectiva de las personas que te gustaría atraer. La otra cara de la moneda es preguntarte qué les estás ofreciendo. Algunas preguntas que te podrían ayudar son:
• ¿Cuáles son mis necesidades en las relaciones? ¿Están relacionadas con personas concretas? Es decir, ¿necesito esas cosas de manera habitual o las necesito de determinadas personas en concreto?
• ¿Qué configuraciones aceptaría? ¿Estoy buscando una configuración concreta porque me da miedo que otras alternativas sean más amenazantes?
• ¿Soy flexible respecto a lo que voy buscando?
• Si mi relación cambia, ¿me parece bien? ¿Me puedo adaptar al cambio incluso cuando es inesperado o cuando es un cambio que no me gusta?
• Cuando visualizo el tipo de relación que quiero, ¿cuánto espacio deja para que las nuevas relaciones adapten la relación a sus necesidades?
• ¿Me estoy concentrando más en una fantasía idealizada que en hacer conexiones orgánicas con personas reales?
• ¿Qué sucede si conecto con alguien de una manera diferente a cómo yo quiero que sea mi relación poliamorosa? ¿Qué mensaje envía eso a alguien que no encaja perfectamente en mis fantasías?
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Poliamor ético
El derecho más fundamental
es el derecho a amar y a que nos amen.
Emma Goldman
No vamos a enseñarte la manera fácil de ser una persona poliamorosa. Las herramientas que te recomendamos parecen complicadas, porque, al principio, lo son. Como siempre que hacemos algo por primera vez, poner en práctica el poliamor tiene una larga curva de aprendizaje, y requiere un montón de trabajo duro, según vas adquiriendo nuevas habilidades y cuestionas las anteriores formas de pensar. Nuestro objetivo es equiparte con las herramientas que necesitarás para crecer dentro de relaciones sólidas y amorosas.
La ética es fundamental en las relaciones poliamorosas, y creemos que vale la pena desarrollar una brújula ética para que nos oriente. Eso no debería ser una afirmación controvertida, pero lo es: mucha gente cree que la ética no existe en un sentido absoluto, que es determinada culturalmente. Aceptemos, incluso, que ese sea el caso: con el poliamor estamos construyendo una nueva cultura. ¿Qué tipo de cultura queremos construir? Esa es nuestra ética. La ética de las relaciones no convencionales es un tema tan inmenso que aquí solo podemos rozarlo. Pero todo este libro trata sobre cómo manejar las relaciones poliamorosas de manera ética, por lo que debemos explicar qué queremos decir con eso.
¿Poliamor correcto y poliamor equivocado?
Una de las cosas que le oímos decir a mucha gente poliamorosa es que «no hay una manera correcta de tener una relación poliamorosa». Eso es cierto. Hay muchas maneras de «practicar el poliamor» (vivir poliamorosamente) que te permiten tener relaciones felices, satisfactorias y significativas con pocos conflictos. Pero cuando la gente dice «No hay una manera correcta», a veces parece que quieren decir que no hay maneras equivocadas de ponerlo en práctica. No estamos de acuerdo. Hay muchas opciones que es probable que te causen dolor, estrés, drama y lágrimas. Hay maneras de practicarlo que ponen en una sola persona la mayor parte del riesgo emocional inherente a toda relación íntima. Hay maneras de practicarlo que está comprobado que causan sufrimiento.
Parece bastante apropiado decir que los planteamientos que probablemente te causarán dolor a ti y a las personas a las que quieres no son buenas estrategias. Incluso nos resulta fácil llamar «equivocadas» a esas maneras de ponerlo en práctica, aunque tenemos cuidado con la palabra «equivocada», que tiende a poner a la gente a la defensiva. Al final, todo el mundo estamos intentando hacerlo lo mejor posible. Elegir una estrategia equivocada no convierte a alguien en una mala persona; en nuestro caso hemos seguido algunos de esos caminos. Todas las personas estamos esforzándonos para cubrir los mismos derechos humanos básicos. La gente comete errores porque está intentando resolver un problema, y muchos de los planteamientos menos exitosos en el poliamor prometen una solución rápida, pero pagando el precio de serios daños ocultos.
Todo el mundo hemos hecho cosas terribles. Todo el mundo hemos herido a otras personas aunque creíamos estar haciendo lo correcto o, al menos, no estar haciendo algo malo. Probablemente estamos intentando cubrir nuestras propias