Las diatribas terminológicas
Paralelamente a la aparición de las primeras manifestaciones artísticas de Internet fueron creándose una infinidad de términos, acuñados tanto por los propios artistas como por la crítica internacional, para identificar estas emergentes experimentaciones creativas: online art, net.art, net art (sin punto), net-art, Net-based art, Internet art, Internet based art, web art, etc. Un conjunto de denominaciones cuyo empleo ha sido enormente arbitrario, tanto en inglés como en sus traducciones y variaciones en otros idiomas (así como ha sucedido con muchas de sus derivaciones como net-artist, web.ar-tist[18], etcétera).
Aunque sin entrar ahora en una discusión en profundidad acerca de los matices particulares atribuidos a cada uno de estos términos a lo largo de la historia de estas investigaciones artísticas, sí que debemos mencionar algunas consideraciones que justificarán el empleo que, a lo largo de este texto, vamos a hacer de algunos de ellos. La primera es la planteada por aquellos autores[19] para quienes el término net.art (cuya acuñación se atribuye generalmente a Vuk Ćosić[20] en 1995) representaría las contribuciones de la primera ola de artistas que trabajaron durante los años noventa, liderada por Ćosić, Alexei Shulgin, Jodi.org, Heath Bunting y Olia Lialiana, un grupo al que frecuentemente se identifica como el net.art group[21]. Por supuesto, la restricción a considerar como net.art exclusivamente las obras realizadas entonces por este pequeño grupo de artistas europeos ha sido muy cuestionada, por reduccionista e incluso «sectaria»[22]. No obstante, aquí sí la asumiremos, prefiriendo el empleo de la expresión net art (sin punto) para referirnos, a nivel general, a todas aquellas obras para las que las tecnologías basadas en redes de telecomunicación (no sólo Internet) son condición suficiente y necesaria para su existencia, siendo imprescindible acceder a alguna de esas redes para poder experimentarlas (obviamente también se incluyen en este grupo las que desde un posicionamiento terminológico más restrictivo serían identificables como net.art). No estaríamos, por lo tanto, a favor de las definiciones más amplias que se han planteado del término net art, como la propuesta por Andreas Brøgger, por ejemplo, para quien «el net art es arte que trata con “la red” y con todo lo que la red consiste […] con independencia del medio»[23], o la planteada por el propio Ćosić en 1997, quien ampliaba excesivamente el significado del término net.art al caracterizarlo como un proceso específico de producción en red de diálogo e ideas[24].
Ha habido también, sin embargo, otras definiciones más específicas. Joachim Blank, por ejemplo, había afirmado en 1996 que «el Netart funciona sólo en la red y elige la red o el “mito de la red” como tema»[25], caracterizando así este conjunto de prácticas artísticas en relación a lo que él consideraba como su eje temático principal, insistiendo en un aspecto que nos parece de enorme interés: el carácter del net art como actividad analítica de la propia red, como arte «de» la red y que trata o reflexiona «acerca de» la red.
Por nuestra parte, con el término «arte de Internet» señalaremos todas aquellas manifestaciones de net art para las que el acceso a Internet resulta imprescindible para la experimentación o participación en la obra.
En términos generales, podemos decir que, en la mayoría de los textos que han abordado el análisis de este tipo de experiencias creativas, se ha hecho un uso del término net art (sin punto) aplicándolo fundamentalmente a todas las manifestaciones del arte de Internet[26], tanto las realizadas por el pionero net.art group como por cualquiera de los muchos artistas que hicieron de la red y de sus tecnologías su principal campo de investigación creativa. Sin embargo, las diatribas terminológicas acontecidas en torno a ese punto situado en medio de las palabras net y art en el término net.art han sido tan numerosas que incluso han llegado a ser tematizadas artísticamente en diversas ocasiones, como sucedía, por ejemplo, en la muestra «Written in stone, a net.art archaeology» (2003) comisariada por Per Platou en el Museet for Samtidskunst de Oslo, en donde se exhibió el punto del término net.art en una vitrina, materializado como una bola dorada expuesta sobre una almohada de terciopelo[27].
No obstante, en las recientes revisiones históricas realizadas en inglés de este tipo de prácticas artísticas está cobrando cada vez más presencia la expresión Net-based art[28], empleándose habitualmente con la misma significación que aquí daremos a net art, así como algunos otros términos que se abren a un espectro de significación mucho más amplio y de los que, en ocasiones, se hace un uso excesivamente ambiguo, como networked art[29] o network-art[30].
De forma más concreta, con el término web art nos referiremos a lo largo de este libro a todas aquellas obras que, dentro del marco general del arte de Internet, operan con el sistema de documentos de hipertexto y/o hipermedios enlazados y accesibles a través de Internet que constituye la World Wide Web, siendo estas tecnologías condición necesaria para la existencia de la obra, así como el acceso a la web imprescindible para poder experimentarla. Evidentemente, y puesto que una gran parte de este estudio se orientará al análisis de obras que hacen uso o tematizan el empleo de otros muchos servicios y protocolos en Internet distintos a la web, como los de transmisión de archivos, los juegos en línea, etc., nunca emplearemos los términos net art o «arte de Internet» desde una perspectiva restringida sólo a aquellas propuestas artísticas que sean experimentables exclusivamente a través de la web, empleando para éstas, por regla general, el término web art.
Los rasgos distintivos del primer net art
Ya desde los primeros momentos de esta nueva vía de la creación artística resultaba evidente su vinculación con algunos de los movimientos de vanguardia y neovanguardia que habían propuesto un profundo replanteamiento (si no un radical cuestionamiento) de las formas de producción y experiencia de «lo artístico». La recuperación de aquel espíritu propio de los movimientos de vanguardia de principios del siglo XX fue especialmente obvia[31] en el pionero net.art group, conformado por un conjunto de jóvenes artistas que publicaba manifiestos colectivos, ironizaba sobre las instituciones artísticas y que llegará, incluso, a definirse como los «hijos ideales de Duchamp»[32]. Pero, probablemente, donde el sesgo vanguardista del net art va a hacerse más evidente es en la recuperación de muchas de las propuestas teóricas realizadas en los años treinta por autores como Bertolt Brecht o Walter Benjamin, sobre todo. Ciertamente, en los gestos de apropiación de la red como espacio para la intervención artística veremos una clara apuesta por situar la actividad del artista dentro de los propios procesos de producción (ya eminentemente informacionales a finales del siglo pasado), de manera muy cercana a lo planteado por Benjamin en su texto El autor como productor (1934). Muchas de las vías del emergente net art harán suya la reclamación lanzada por Benjamin de una «función organizadora» de la práctica artística, basada en la modificación de formas e instrumentos de producción en el sentido de una «inteligencia