Cosas nuevas y viejas (apuntes sevillanos). Manuel Chaves Rey. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Manuel Chaves Rey
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 4057664160584
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en nuestra ciudad en 1468, perteneciendo su linaje á gente bien acomodada y que de antiguo tenían su asiento y residencia en la población, debiendo desde su primera juventud consagrarse al estudio y cultivo de las musas, pues á la edad de veinticinco años, cantó en un poema las hazañas del famoso don Rodrigo Ponce de León, poema titulado Laberinto del marqués de Cádiz, que fué impreso en Sevilla por Ungut y Polono en 1493.

      Esta obra estaba dedicada á la duquesa de Arcos; se componía de unas cien coplas, y según hace constar en su Tipografía Hispalense don Francisco Escudero, no existe hoy de ella ejemplar alguno.

      El Laberinto es la única producción que de Juan de Padilla se conoce, escrita siendo seglar, pues las otras salieron de su pluma cuando ya era monje en el monasterio de la Cartuja, donde, según expresión de Fernández Espino, «pasó su vida en el solitario claustro... consagrado al estudio, á la contemplación del Altísimo y á ensalzar sus maravillas.»

      De esta sosegada y pacífica existencia resulta, que la vida de nuestro poeta tiene en verdad pocos incidentes variados y no ofrece más interés que los de cualquier vulgar y oscuro fraile de aquellos que retirados en sus conventos veían deslizar los años iguales y monótonos.

      Al cartujano Juan de Padilla se debe el poema Retablo de la vida de Cristo, que terminó en Diciembre del año 1500, cuya lectura no resiste hoy el más cachazudo lector y que fué obra impresa en Sevilla entrado ya el siglo XVI.

      Diez y ocho años más tarde, y cuando fray Juan de Padilla contaba 50 de edad, ponía término á otro poema titulado Los doce triunfos de los doce apóstoles, que es la principal de sus producciones, y acerca de la cual ha escrito el autor del Curso histórico-crítico de la literatura española:

      «Donde halló Padilla libre campo á sus estudios literarios y para gloria de Jesús mismo y de sus discípulos fué en Los doce triunfos. La intención de seguir las huellas de Dante vese tan marcada en este poema, aun más que en el Laberinto de Juan de Mena. Pero el asunto del vate cartujano dábale material más apropósito para seguir la imitación de la Divina Comedia. Aunque llena también su mente de las bellezas virgilianas, más ascético que Dante, si lo imita con frecuencia, no escogió un gentil como éste para guía, sino á san Pablo, quien le dirige y acompaña por los lugares en que los apóstoles ilustraron su vida con su elocuente palabra, con sus virtudes y aun con el martirio. Conducido siempre por san Pablo, entra en las regiones donde sufren tormento los idólatras, los nigromantes, los hechiceros y otra multitud de réprobos, partiendo de allí á la santa Jerusalén, mansión de los bienaventurados.»

      Como muestra del estilo del poema, copio estas estrofas sacadas al azar del Triunfo noveno, no desemejante á todos las demás:

      «Yo que lo alto del cielo miraba

       bien, como hace el astrónomo sabio,

       cuando resguarda por el astrolabio

       lo que del polo saber deseaba,

       vi que de parte del Euro botava el gran Sagitario, con arco tirando saeta de fuego, que pasa vibrando los aires, y nuve que dura hallaba, siendo la causa que crepa tronando. Y vi que tenía de dentro patente, el grado primero d'aqueste centauro, al Fi de Latona con rostro de auro, según se nos muestra contino nitente. El gran Ofiulco, con él de presente, con la Serpiente yo vi que salía; y, por el contrario, cansado caía el can á la parte de nuestro occidente, ya que la Liebre se nos escondía. Aqui tiene casa por la delantera Júpiter alto por cosa preciosa; en esta se goza y en otra reposa poco, teniéndolo por lo trasera. Contempla, contempla la causa primera, me dijo mi Guía muy súbitamente; esto perquiere la estólida gente dando cien vueltas al polo y esfera, que fueron criados del Omnipotente. Miran á veces las Exaltaciones los Trinos y Cuartos, y más los Sextiles, y las Conjunciones con buenos oviles, malas hallando las oposiciones, asi que mirando las constelaciones, y augurantes á do no conviene; por el contrario, su punto les viene de lo que piensan en sus corazones, de bien ó de mal que'lefecto contiene. Asi que, tú mira por lo que subsiste, y deja la casa del sexto planeta; verás otra muy más que perfeta de uno que gloria muy grande se viste. Basta que digas de como ya viste subir por lo bajo de vuestro orizon, este que dicen el sabio Chiron, maestro d'Archiles, según más oiste d'aquellos que fingen medio sermón.» etc.

      Fray Juan de Padilla falleció antes de mediar el siglo XVI; su nombre figura con elogio en las páginas de la historia crítica de nuestra literatura, y Sevilla, que lo tuvo por hijo, deberá siempre consideración y respeto al nombre de este poeta, de quien sólo he intentado trazar un ligero apunte.

       Índice

      De las más antiguas fiestas de toros de que en Sevilla hay documentadas noticias, son las verificadas en el año 1405 para celebrar el natalicio del infante don Juan, hijo de don Enrique III el Doliente, infante que nació en Toro en 6 de Marzo del citado año.

      Según asiento de los libros de Mayordomazgo del Archivo municipal, fecha de 20 de Mayo de 1405, se mandó al Mayordomo Juan Martín «que comprase ciertos toros para lidiar,» y el 10 de Noviembre se pagaron «á Miguel André, vecino de las Cabezas de San Juan, cuatrocientos é cinquenta maravedis que ha de aver por apreciacion que fué fecho por juramento que tomaron por un toro que traxeron aquí á Sevilla para lidiar por las alegrías que Sevilla mandó fazer por el nacimiento de nuestro señor el infante don Juan, fijo del Rey don Enrique, nuestro señor, que Dios mantenga.»

      En el mismo año consta también que se abonaron el importe de otros dos toros á Antón Martín, y el de otros á Salvador Díaz, á Lope Ruiz Galego, de Alcalá, y á Juan Fernández, jurado, de la collación de San Juan.

      Estas reses es probable que se lidiaran en diversos días de los festejos organizados por el natalicio del hijo del monarca castellano; y aunque son oscuras y escasísimas las noticias que de aquellas lidias existen para poderlas detallar en estos apuntes, he de consignar, sin embargo, que para las tales corridas la ciudad construyó plazas y tablados frente la Catedral y el Alcázar.

      Las fiestas de toros celebradas en la capital de Andalucía fueron muchas durante la mayor parte del siglo XV, siendo de las más famosas las que en 1477 y 1478 se verificaron.

      En el año primeramente citado visitaron á Sevilla los Reyes Católicos don Fernando y doña Isabel, permaneciendo en esta ciudad hasta después de mediar el de 1478, y en 1.º de Julio de este último, dió á luz la reina un hijo varón (el príncipe don Juan), cuyo nacimiento se celebró en la ciudad con públicos festejos, entre los cuales hubo fiestas de toros, acordando la ciudad lidiar veinte, según consta en los cuadernos sueltos de actas capitulares del Archivo municipal.

      Ya anteriormente habíanse celebrado en aquel año otras corridas de toros, como sucedió el 23 de Abril, cumpleaños de la reina, corriéndose ocho cornúpetos en el Alcázar, y con la asistencia de la soberana, aunque es sabido cuánta repugnancia demostró por la lidia de reses bravas.

      También el 24 de Junio del citado año de 1477, hubo corrida en la plaza de San Francisco, repitiéndose otra el día de Santiago, y costando las reses quince mil maravedís, según las cuentas que aún se conservan.

      En un folleto publicado por D. José Gestoso, con el título de Los Reyes Católicos en Sevilla, en el que se insertan interesantes documentos sobre la permanencia de los monarcas castellanos en nuestra población, se leen los siguientes acuerdos, relativos á fiestas de toros del año 1478 con motivo del bautizo del Príncipe don Juan.

      Mandamiento de la Ciudad á su mayordomo 23 de Diciembre de 1878: «Et otrosy vos mandamos que dedes e paquedes al dho. pedro diaz o al que por el los oviere de aver 2.520 mrs. que nos acordamos e ordenamos en el nuestro cabildo debe mandar dar de cierto gasto que por nro. mandado fiso en facer las talanqueras é barreras para los toros que se corrieron por el parto de la Reyna nra. sra. por el batiço del