Cosas nuevas y viejas (apuntes sevillanos). Manuel Chaves Rey. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Manuel Chaves Rey
Издательство: Bookwire
Серия:
Жанр произведения: Документальная литература
Год издания: 0
isbn: 4057664160584
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UN INQUISIDOR HUMILLADO

       LAS TAPADAS

       EL MAESTRO VILCHES

       UNA FUGA DE PRESOS

       LAS RONDAS DE NOCHE

       EL CONTADOR DE LA CONTRATACIÓN

       DON BERNARDINO Y SU MASTÍN

       EL CABILDO ECLESIÁSTICO Y LAS FIESTAS DE TOROS

       EL HIJO DE MURILLO

       LA EMBAJADA JAPONESA

       COFRADES Y TOROS

       EL OBISPILLO

       DUQUE CORNEJO

       LOS MONEDEROS FALSOS

       EL LOCO AMARO

       FRAY PEDRO DE SAN JOSÉ

       LAS DANZAS DEL CORPUS

       LAS PROCESIONES DEL ROSARIO

       LA BEATA BRIGUELA

       EL VERDUGO AZOTADO

       LOS HERMANOS DEL PECADO MORTAL

       UN PARTIDARIO DEL ARCHIDUQUE DE AUSTRIA

       PROFANACIÓN

       TRAJES Y ADORNOS

       TORIBIO DE VELASCO

       LA FIESTA DE LOS SASTRES

       CON LUZ... Y Á OSCURAS

       UN HOSPITAL DE PERROS

       LA ROSA PÉREZ

       CÓMO EMPLEÓ UN DÍA EL REY JOSÉ

       BENEFICENCIA INVASORA

       LAS LECTURAS PÚBLICAS DEL CAFÉ DEL TURCO

       LAS DAMAS SEVILLANAS Y LA BANDERA LIBERAL

       LAS DELICIAS

       MONSIEUR THIERS EN SEVILLA

       LA INAUGURACIÓN DEL TEATRO DE SAN FERNANDO

       Índice

      En el viaje que en 1455 hizo á Sevilla Enrique IV, El Impotente, acompañábale con su corte—dicen los autores—un número considerable de moros principales y ricos, los cuales gozaban de gran favor con el veleidoso monarca.

      Mandóse alojar á aquéllos en las casas de nobles y de acaudalados sevillanos, tocando á D. Diego Sánchez de Orihuela, hospedar uno llamado Monjarras, que era hombre joven, apuesto y de violento carácter, y el cual hubo de enamorarse de una hija soltera que D. Diego tenía.

      Esta parece que correspondió al fin á los deseos del hijo del Profeta: pero el bueno de Monjarras, no contento con ello, la robó de la paterna casa y la sacó de Sevilla casi por la fuerza, y sin pararse en melindres, como persona apasionada y de alientos que era.

      Y sucedió luego que, cuando Sánchez de Orihuela y su esposa acudieron al Alcázar á pedir justicia al rey, éste los recibió con enojo y tuvo la frescura de decirles que, en vez de venir á quejarse, debieran haber guardado más á la hija: contestación villana que causó la indignación de cuantos la oyeron.

      Mandó luego D. Enrique que nunca más volviera á su presencia la afligida madre, y divulgadas las noticias de estos actos por la ciudad, el pueblo se irritó muchísimo y comenzóse á reunir gente delante del Alcázar en actitud nada pacífica; mas esto, lejos de variar la opinión del rey, le llevó hasta querer salir á desafiar al pueblo, cosa de que le hizo desistir el prudente consejo del conde de Benavente.

      El resultado de todo fué que Monjarras quedó sin ningún castigo, pues ninguna diligencia se hizo contra él; que los padres quedaron sin recibir satisfacción á su deshonor, y que el monarca procedió en aquella ocasión de la más indigna manera: lo cual no era extraño, tratándose, como se trataba, de un rey cuya figura es de las más antipáticas en la historia.

       Y SUS HAZAÑAS

       Índice

      Al año de 1480 se remonta la fundación en Sevilla del tribunal de la Inquisición, año en que el Papa dió, á instancia de los Reyes Católicos, la bula autorizando aquel establecimiento, y en 27 de Diciembre mandó Fernando V á las autoridades de nuestra ciudad, que protegiesen á los señores del Santo Oficio, que se disponían á pasar á ésta para purgar de herejía á cuantos cogiesen por delante.

      Y en efecto, á los pocos días llegaron á Sevilla los primeros inquisidores, que fueron el provincial fray Miguel, el vicario fray Juan, del orden de Santo Domingo, y el doctor Medina, clérigo de San Pedro, los cuales eran tres mozos como escogidos de intento para la misión que se proponían llevar á cabo.

      Tan listos anduvieron