1.1. La desglaciación
El incremento de un grado en la temperatura de la Tierra en los últimos sesenta años determinó la pérdida de masa glaciar debido al calentamiento global (Pascal, 2010, p. 65; Vuille, 2007). Este incremento ocasionó la pérdida de entre el 10% y 30% de los glaciares, que al derretirse produjeron miles de lagos que a su vez afectaron tierras cultivables, pastizales y vegetación. En los próximos ochenta a 150 años, el Ártico, Groenlandia y el Polo Sur se habrán derretido lo suficiente como para que se incremente el nivel del mar en dos metros.
Se estima que en los últimos sesenta años la elevación del nivel del mar fue de entre 30 y 49 cm, lo suficiente para inundar ciertas áreas costeras o islas ubicadas casi al nivel del mar (Black y otros, 2011, p. 77). Esto está sucediendo con las islas de los indígenas kuna de Panamá, quienes viven en decenas de islas que están casi al nivel del mar. De los 50 000 indígenas kuna, casi la mitad ha migrado a las ciudades4. Se pronostica que entre los próximos 30 a 59 años la mayoría de esta población se habrá desplazado a las ciudades de Panamá y Colombia. Igual sucede con los atolones del Pacífico sur, que también están casi al nivel del mar, muchos de cuyos habitantes están migrando o ya migraron a Australia, Nueva Zelanda, Filipinas, Indonesia o Malasia y Singapur, principalmente. Los casos de Maldivas en la India y la isla Tuvalu en el Pacífico sur son ejemplos que muestran este tipo de migración. En Bangladesh, durante las inundaciones en tiempo de lluvias, muchas personas se desplazan a lugares más seguros, aunque retornan en épocas de sequía. Igual proceso se da con los habitantes que viven en las riberas del río Ganges en la India y con aquellos que viven a orillas del Nilo en Egipto.
Fotografía 3. Pérdida de glaciares en la sierra peruana
Fotografía: Teófilo Altamirano, julio de 2013.
La Cordillera Blanca, en el Callejón de Huaylas, ha merecido la mayor atención de los glaciólogos, periodistas e investigadores por tener la mayor cantidad de glaciares en el mundo (Kaser & Georges, 2003; Morales Arnao, 1998; Oliver-Smith, 1986). El 60% de los glaciares tropicales están en el Perú, lo que lo convierte en uno de los cuatro países más vulnerables al cambio climático. Solamente la Cordillera Blanca tiene seiscientos glaciares y 374 lagos de origen glaciar (Carey, 2005).
Carey sostiene que la falta de prevención se agrava tanto por razones culturales de las comunidades campesinas que pueblan las zonas cercanas a los lagos glaciares como por las políticas ambientales de los gobiernos, la falta de confianza de la población en los investigadores, la escasa o contradictoria información existente y las cifras diversas. Consecuentemente, los planes de adaptación y mitigación son grandes obstáculos. Como sucede con frecuencia, tiene que ocurrir un desastre para que se discutan los orígenes y las consecuencias, en particular de las avalanchas. Carey afirma que el caso peruano es similar a los del Himalaya en Asia y el Kilimanjaro en África.
1.2. La abundancia de lluvias
La abundancia de lluvias como consecuencia del aumento de la temperatura en las aguas del mar, lagos y lagunas eleva el nivel de los ríos, lo que genera mayor cantidad de deslizamientos en las partes altas de la cordillera andina y del Himalaya. Se prevé que la ausencia de glaciares permitirá que las neblinas que provienen de la selva amazónica lleguen a la costa, produciendo lluvias que en la actualidad son casi inexistentes en la costa peruana. En el Perú, los migrantes de la sierra y algunas zonas de la costa, al igual que la costa norte chilena, la costa ecuatoriana y la colombiana, se han instalado en zonas costeras que alguna vez fueron quebradas y que hace unos cuatro mil años eran zonas tropicales con lluvias. Estas zonas son vulnerables a inundaciones y, consecuentemente, a migraciones forzosas.
Mapa 4. Cambios porcentuales anuales de precipitaciones (1961-1990)
Porcentaje de precipitación extrema anual de acuerdo al escenario A1B. Se define como precipitación extrema anual al máximo de volumen de precipitación durante cinco días dentro de un año determinado. La figura muestra ese cambio de porcentaje en treinta años para el periodo 1961-1990.
Fuente: Instituto Max Planck. Recuperado de: www.wbqu.de
El mapa 4 muestra las regiones más vulnerables frente a la abundancia o incremento de lluvias: las zonas tropicales de América del Sur, la región centro-occidental del África, el subcontinente asiático, Indonesia, Filipinas y el Caribe. En estas zonas, hay una elevada densidad poblacional y, además, en ellas viven poblaciones económicamente vulnerables, por lo que la migración forzosa será mayor en estas regiones. La abundancia de lluvias también afecta a los lagos y lagunas, los cuales incrementan su volumen e invaden los bordes y dañan los pastizales, las plantas y, en algunos casos, las viviendas con sus respectivas parcelas agrícolas. Esto sucede en épocas de lluvia, entre los meses de noviembre y marzo de cada año en el hemisferio sur, en particular en los países tropicales y subtropicales; y también en verano, cuando el Caribe y los países del Pacífico sur experimentan huracanes, tornados y ciclones que acumulan grandes cantidades de nubes y vientos. Los ejemplos del río Nilo y los deltas de Bangladesh son también representativos, porque desplazan todos los años poblaciones de manera temporal y, en algunos casos, de forma permanente. Los países de la cuenca del Amazonas —como Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela y Brasil— sufren inundaciones anuales como consecuencia de las lluvias en los Andes, las mismas que desplazan poblaciones de las riberas de los ríos hacia zonas más elevadas.
De igual manera, junto con las desglaciaciones, los ríos que desembocan en el mar contribuyen a la elevación de su nivel en algunos milímetros al año, como afirma el portal Swissinfo5, una organización dedicada al monitoreo de la subida del nivel marítimo. Esta misma organización afirma que unos 150 millones de habitantes residen por encima de 1 msnm y 600 millones, a menos de 10 msnm. Aquellos países más pobres son los que ya experimentan o experimentarán más impactos; sin embargo, los países ricos tienen medios de contingencia para mitigar los efectos de la subida del mar (por ejemplo, el caso de Holanda).
No hay consenso sobre el número de migrantes forzosos debido a la elevación del nivel de mar y tampoco sobre el número de desplazados por las inundaciones en las orillas de los grandes y medianos ríos, pues las cifras fluctúan de un año a otro. No obstante, lo cierto es que cada año hay más migrantes climáticos por ambas razones. Las inundaciones y la subida del mar, así como sus consecuencias, tienen otros efectos en la salud de la población (nuevas enfermedades, por ejemplo), a la vez que producen cambios en la productividad agrícola y pecuaria. A esto se agrega el poco interés de las Naciones Unidas y de los países en crear medios de alerta temprana, mitigación, adaptación y desplazamiento forzoso.
1.3. Estrés hídrico y sequías
El estrés hídrico es un fenómeno contrario a la abundancia de agua. Afecta a los países tropicales y subtropicales, así como los desiertos, debido al calentamiento global, en particular en épocas de sequía, como sucede en el Himalaya y los Andes, que son las principales fuentes de provisión de agua para ocho países, en el caso del Himalaya (India, Pakistán, Bangladesh, Birmania, Bután, Nepal, China y Myanmar), y siete, en el caso de los Andes (Argentina, Brasil, Chile, Perú, Ecuador, Colombia, Bolivia). En el caso de los países andinos, la escasez de lluvias afectó a sus puquios o bofedales y lagos, que proveen a la población de agua para los animales y para el consumo humano. En Bolivia y Perú, la falta de agua y la desaparición de pastos para la ganadería en alturas mayores a 3500 msnm ya es una razón para emigrar6.
Mapa 5. Distribución global del estrés hídrico
Distribución global del estrés hídrico, definido como la evacuación del 40% de las aguas renovables.
Fuente: WWAP, 2003.
El cambio climático altera los periodos de lluvia y seca,