"Sí", dijo Falus. "Interceptamos a los halcones".
Tirus asintió con la cabeza.
"Están en mi castillo. Llévenselos a ella. Díganle que son recientes y sean convincentes. Ella nunca sabrá de cuándo eran – y todo estará acabado".
Karus y Falus finalmente asintieron, sonriendo, dándose cuenta de la profundidad de la astucia y sabiduría de su padre.
Tirus les sonrió por primera vez en mucho tiempo.
"Nuestra isla resucitará".
CAPÍTULO ONCE
Thor estaba sentado sobre su caballo, yendo al mando de las filas de los reclutas de La Legión, todos los chicos ansiosos estaban alineados, en posición de firmes ante él, en la nueva arena de la Legión.
Thor miraba a las docenas y docenas de nuevas caras, examinando a cada uno cuidadosamente, y sintió el peso de la responsabilidad. Los nuevos reclutas habían llegado de todo el Anillo, todos deseosos de unirse a la Legión recién reconstruida. Era una tarea titánica elegir a la nueva cosecha de guerreros, a los hombres con quienes el Anillo contaría en los próximos años.
Una parte de Thorgrin sentía que él no merecía estar aquí; después de todo, no hacía tantas lunas atrás que él mismo esperaba ser seleccionado por la Legión. Cuando pensaba en ello, sentía que había ocurrido hacía mucho tiempo, antes de conocer a Gwen, antes de que hubiera tenido un hijo, antes de que se hubiera convertido en guerrero. Ahora se encontraba aquí, para reconstruirlo, para encontrar reemplazos de todas las almas valientes que habían muerto defendiendo el Anillo.
Mientras Thor miraba a los muchachos, vio el cementerio que había erigido, a todos los postes surgiendo de la tierra, brillando en los soles de la tarde, recordándoles siempre de la Legión que habían conocido. Había sido idea de Thor enterrarlos aquí, en la periferia de la nueva arena, así podrían estar siempre con ellos, siempre serían recordados y vigilarían a los nuevos reclutas. Thor podía sentir sus espíritus flotando encima de él, ayudándole, instándole.
Sabiendo que sus hermanos de la Legión, Reece y Conven y Elden y O'Connor, estaban en toda el Anillo en diversas tareas, Thor se sentía cómodo, al menos, de ser el único que permanecía aquí, cerca de casa, para concentrarse en esta tarea. Él también había sido capitán de la Legión, así que parecía normal ser el encargado de reconstruirlo.
Thor miró las decenas de muchachos ante él, y tenía grandes esperanzas para algunos, pero no para otros. Hicieron todo lo posible para cuadrarse mientras él se acercaba, y podía notar que algunos de ellos simplemente no eran guerreros; otros podrían serlo, sin embargo, necesitaban mucho entrenamiento. Había una mirada de carácter en todos sus ojos, una mirada de ansiedad, de miedo de lo que estaba por venir.
"¡Señores!", gritó Thor. "Porque son todos hombres ahora, independientemente de su edad. El día que empuñen las armas para defender a su patria, para arriesgar su vida con sus hermanos, se convierten en hombres. Si se unen a La Legión, lucharán por el honor, por el valor. Eso es lo que constituye a un hombre, no su edad. ¿Entendido?".
"¡SÍ, SEÑOR!", respondieron todos.
"He luchado con hombres del doble de mi edad que han muerto a mi lado", continuó diciendo Thor. "Ser mayores no los hizo más hombres que yo. Tampoco los hizo mejores guerreros. Te conviertes en hombre al asumir las funciones masculinas; y te hace un mejor guerrero.
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