Esta noche estarÃa visitando un club nocturno popular para cazar su presa y necesitaba estar seguro de que sus âhijosâ estuviesen bien cuidados. La âNoche de chicasâ estaba siempre lista para la selección y era un bufé de carne interminable para los caminantes nocturnos.
Hyakuhei era un poderoso señor vampiro y nadie se atreverÃa a hacerlo enojar ni a cuestionar su fuerza. El placer ha sido su único deseo por más de cien años, pero ahora querÃa más. QuerÃa lo que era suyo por derecho. Un ceño fruncido arruinó su rostro mientras reflexionaba acerca de su misión, el objeto que se habÃa vuelto su obsesión en tanto que esperaba que renaciera en el mundo de nuevo. El legendario Corazón de Cristal del Guardián.
El Cristal sagrado era una joya del que se decÃa que era capaz de darle a un vampiro la habilidad de caminar más allá de la noche hacia la luz del dÃa. En la leyenda se dice que una chica con sangre inmaculada y el corazón de una niña, poseerÃa la joya dentro de su cuerpo. Ella serÃa una Sacerdotisa de la más alta clasificación y poder, la protectora y guardiana del Corazón de Cristal del Guardián.
Su oscura mirada volvió al cielo nocturno donde una luna rojo sangre se avecinaba en lo alto. â Te he perdido una vez, querida Sacerdotisa, pero no cometas errores: te encontraré de nuevo. â Sus ojos se entrecerraron mientras prometÃa a la noche. â Esta vez los poseeré a ambos, a ti y al Cristalâ¦
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Suki habÃa llevado a Kyoko de compras el fin de semana pasado por esta misma razón, solo que no le habÃa dicho a su amiga para qué habÃa sido. Suki también se habÃa comprado un atuendo. Sacándolo del closet, se contoneó dentro de él emocionada. Era un vestido completamente negro y pegado al cuerpo. Se habÃa enamorado de él desde el momento en que habÃa puesto los ojos sobre él.
â Qué bueno que Shinbe no está cerca â, pensó Suki para sà con una sonrisa sabionda mirando el vestido en el espejo. Era bastante corto pero no mostraba demasiado, solo lo suficiente para provocar y dejar vagar la imaginación. Halando su cabello oscuro hacia atrás con una goma elástica negra a juego, Suki aplicó algo de maquillaje y agarró sus llaves, rumbo al apartamento de Kyoko, al lado.
Kyoko salió de su habitación esperando tener tiempo de comer algo antes de salir, pero antes de que siquiera llegara a la cocina alguien golpeaba la puerta.
â Dios, espero que no sea Toya â, dijo y se preguntó si siquiera deberÃa responder. Aún tenÃa 20 minutos antes de que fuera tiempo de encontrarse con Suki, asà que Kyoko escogió ignorar los golpes de la puerta por el momento por el temor de la persona que estuviera al otro lado.
Es increÃble cómo el miedo te hace sentir de cinco años. La ceja de Kyoko se alzó mientras aguantaba la respiración.
El golpeteo se volvió un poco más fuerte, pero esta vez seguido de una voz. â De acuerdo, Kyoko, sé que estás ahÃ. ¡No me hagas tirar la puerta! â esto lo dijo con una risita.
Kyoko volteó los ojos pensando que Suki sonaba como la ley. Abrió la puerta a su mejor amiga sonriente, quien inmediatamente la agarró del brazo y la sacó del apartamento.
â Vámonos. Tengo un mal presentimiento de que si no nos vamos ahora, Shinbe aparecerá o algo â. Kyoko apenas tuvo tiempo de cerrar la puerta con llave antes de que Suki la empujara hacia afuera.
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Kyou apartó las pesadas cortinas negras de la ventana ahora que el anochecer habÃa llegado. Su largo cabello plateado blanquecino se abanicó a su alrededor mientras abrÃa la ventana, permitiendo al venidero viento nocturno acariciar su rostro angélico. Vestido de negro, daba la apariencia de un ángel caÃdo.
El dinero le habÃa traÃdo la libertad de establecer su propio horario y el poder aseguraba que no serÃa perturbado. Comprar el último piso del hotel más costoso de la ciudad le dio la soledad y la vista que querÃa. Mirando al otro lado de la calle, él podÃa ver una fila que se habÃa comenzado a formar en el Club Medianoche, el club más popular de la ciudad. Era el lugar perfecto de las creaturas de la noche para alimentarse.
La fila llena de gente estaba llena de jóvenes chicas universitarias y los jóvenes punk que las seguÃan. Los obsesivos ojos de Kyou brillaron con desdén mientras comenzaba a escanear la fila preguntándose cuál de ellas atraerÃa la atención de aquel a quien él cazaba. ¿Quién serÃa la próxima vÃctima de Hyakuhei?
Kyou podÃa sentir a Hyakuhei dentro de la ciudad y se preguntó si Hyakuhei podÃa sentir la muerte acechándolo. Esta vez las cosas eran diferentes. Kyou lo habÃa encontrado con mucha facilidad, como si Hyakuhei hubiese dejado un rastro para que él lo siguiera. Las muertes y desapariciones de estudiantes universitarias locales era una descarada tarjeta de presentación para Kyou, apuntando a una sola persona.
No le gustaba pensar que Hyakuhei lo estaba guiando hasta aquÃ. â Ya no estoy bajo tu control â, gruñó Kyou mientras sangre caÃa entre sus dedos apretados y sus ojos se tiñeron de rosa. â Tú no tienes ningún poder sobre mÃ⦠¡no más! â calmando su creciente ira, Kyou dibujó de nuevo la máscara sin emociones en sus rasgos, ocultando su aura. Era tiempo de que el depredador se volviera presa.
Si podÃa sentir la fuerza vital de Hyakuhei, Kyou necesitarÃa prudencia para evitar que su creador lo sienta a él también.
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Kyoko estaba sorprendida por lo realmente grande que era el club nocturno. Sus labios se separaron cuando Suki entró al estacionamiento masivo. Suki querÃa llegar un poco temprano para evitar la lÃnea, pero por lo que Kyoko pudo notar, una fila ya habÃa comenzado asà que se apresuraron a salir del auto. Kyoko podÃa ver rostros familiares de la universidad a la que iban, y sonrió cuando notó que su viejo amigo Tasuki era uno de ellos.
Tasuki localizó a Kyoko y a Suki desde su lugar entre la multitud. HabÃa dejado que sus amigos lo convencieran de venir y, como no tenÃa nada mejor que hacer ahora que los finales habÃan terminado, voluntariamente habÃa aceptado. Era bien parecido y corpulento, con cabello marrón a la altura de los hombros y ojos marrón chocolate que derretÃan los corazones de todas las chicas.
Tasuki también era uno de los chicos más populares en el campus, pero era más conocido por las notas altas que recibÃa en todas sus clases y era más amable que la mayorÃa de los chicos del campus. Por supuesto, como era uno de los más adinerados de la academia, aunque no actuaba como tal, eso también subÃa su estatus.
Zigzagueando alrededor de la horda de gente, Tasuki se acercó a Kyoko con una sonrisa genuina. La habÃa conocido desde la secundaria y siempre tuvo un encaprichamiento con ella. HabÃan salido por temporadas, pero nada serio⦠más como mejores amigos en realidad y habÃa pasado un tiempo desde que habÃan hecho eso.
Ãl le pedirÃa salir más a menudo, pero ese chico Toya o el jefe de seguridad de la escuela siempre estaban cerca de ella últimamente. PodrÃa jurar que escuchó un gruñido la última vez que se le acercó a ella cuando estaba con uno de ellos.
Con eso en mente, escaneó nerviosamente el área esperando que estuviera sola. No es que les tuviera miedo a ninguno de ellos⦠no⦠nuncaâ¦
Suki pudo ver el nerviosismo de Tasuki y se rio en voz alta. â Está bien, Tasuki. Vinimos solas.
Suki sonrió a la mirada confusa de Kyoko, luego agarró a Tasuki por el hombro halándolo a la fila con ellas. Ella y todo quien lo conociera estaba al tanto del hecho de que sentÃa algo por Kyoko. Bueno, es decir, todo el mundo