Descubrámonos juntas, con historias y anécdotas de las diversas fases que se superan durante el camino hecho de opciones, remordimientos, satisfacciones, renuncias y placeres.
"Lo peor del trabajo doméstico es que todo lo que hagas, se destruye, tirado o comido dentro de las próximas veinticuatro horas".
Alexandra Hasluck
No me parece que mi sueño de niña era convertirme en ama de casa. Recuerdo mi deseo recurrente de ser:
PASO 1 Encontrar a un hombre enamorado y posiblemente rico. Entonces, bien pensado, tal vez deberÃa decir un hombre rico y quizás enamorado. Bueno, la sustancia no cambia.
PASO 2 Encontrar un trabajo maravilloso, que me diera muchas satisfacciones, tanto en el plano personal como en el económico.
Habiendo decidido que estos dos pasos tendrÃan que volverse esenciales y complementarios para vivir una vida serena, ahora, quisiera saber cuándo exactamente, es que brilló en mi cabeza la idea de querer ser un ama de casa. Pudo haber sido un pensamiento que surgió de mi inconsciente a lo largo de los años.
A los cinco años querÃa ser modelo, a los nueve, azafata de vuelo, luego reportera y arqueóloga.
Entonces, durante los estudios de secundaria, pensé incluso en algo más grande. Iba a abrir todo un estudio, una tienda de ropa interior, una empresa de catering.
Trabajo, trabajo, trabajo. SÃ, sÃ, porque es asÃ, parecÃa todo muy factible. Sin embargo, en la práctica, vemos lo que sucedió después de estos pocos años de despreocupación inconsciente ...
Después de la escuela, afortunada e inmediatamente encuentro mi otra mitad de la manzana y me caso.
¡Primer paso del proyecto realizado! ¡Bieen!
De repente comienzo a trabajar, un trabajo real, de aquellos que a fin de mes te pagan, ¡ni hablar!
¡Segundo paso, hecho! ¡Hurra! ¿Tan fácil? ¡No lo puedo creer!
De acuerdo con mis cálculos, mis expectativas se habÃan cumplido, y ahora ¿qué hago? Si la historia termina aquà ¿qué vamos a hacer con las otras 100 páginas de este libro?, de hecho, una serie de circunstancias fortuitas y en espiral pronto alterarÃan el equilibrio que fue tan fácil de encontrar.
HabÃamos estado en el matrimonio mi bombero, yo y el trabajo que, de alguna manera, aunque no lo supiera en ese momento, se volverÃa muy útil más adelante.
A partir de ese momento, todo fue una sucesión de eventos: la casa, la hipoteca, las facturas por pagar, el gasto, el automóvil. Por supuesto, con el entusiasmo de una mujer joven, parecÃan pequeños detalles que superar. "Lo importante es organizarme bien y aprender a cocinar temprano", pensé dentro de mÃ, ignorante de lo que sucederÃa poco después.
De hecho, inmediatamente me di cuenta de que no podÃa permitirme quedarme en casa disfrutando de sofás, las tiendas y los regalos de boda. No, debo contribuir activamente y, sobre todo, hacer que el presupuesto familiar se haga realidad.
TodavÃa recuerdo con una sonrisa avergonzada la primera compra en el supermercado. Aquella en la que "llenas" el aparador de la cocina que todavÃa huele a pintura fresca en las paredes, acabando de regresar de nuestra luna de miel con sus gastos, para entendernos, la escena será memorable por años.
Mi esposo y yo parecÃamos dos niños en un parque de atracciones. Llevados por el entusiasmo de llenar la despensa, nos perseguÃamos el uno al otro en cada departamento del supermercado y, enfáticamente, yo propuse: "- ¡toma la Nutella, el frasco más grande, asà tendremos por mucho tiempo!" y luego nuevamente, sin prestar la más mÃnima atención a las ofertas y las etiquetas de precios, señalando a la estanterÃa de "comida chatarra" me sugirió con un guiño de quien sabe mucho sobre el tema: "- ¡toma las papas fritas que, si alguien viene, podemos preparar un aperitivo y hacemos una figurón!". Luego vaciamos los estantes de las bebidas, de alimentos congelados (para las existencias), paquetes y más paquetes de pasta y diversos alimentos enlatados, parecÃa que Ãbamos a enfrentar una guerra termonuclear mundial poco después.
Al regresar a casa, la euforia de organizar las bolsas de compras no nos hizo conscientes de lo que faltaba, es decir: ¡lo esencial!
Y fue asà como esa noche comimos papas fritas empacadas y pan al horno con Nutella. ¡Al dÃa siguiente tuve que correr al supermercado cercano a casa para comprar aceite, sal, azúcar, y naturalmente, a costos prohibitivos!
Tomó meses de adaptación para asegurar que, al menos en apariencia, nuestra casa comenzara a funcionar correctamente.
Aprendà a preparar platos que cocinaba periódicamente, La lavadora de ropa, después de todo, no era tan difÃcil de entender. Solo debÃa estar atenta a los colores y sobre todo a no usar cloro, no podrÃa hacer demasiado daño. Dediqué a mi amiga de confianza, la tabla de planchar, aproximadamente dos noches a la semana, frente al televisor, después de cenar. En el transcurso de un par de pelÃculas, las camisas, suéteres y fundas de almohadas estaban bien planchados. Me gustaba entonces, arreglar en los cajones la ropa limpia, perfumada y doblada. En resumen, también estaba bastante satisfecha con mis éxitos como esposa, ama de casa y trabajadora.
Trabajaba desde la mañana hasta el final de la tarde, pero todas esas horas en la oficina me parecieron realmente desperdiciadas. ¡DebÃa hacer tantas cosas para hacer que nuestra casa estuviera ordenada y acogedora, que el trabajo empezaba a apretar!
Entonces traté de optimizar los tiempos. Durante el descanso del almuerzo aprovechaba a ir al supermercado que estaba cerca de la oficina. Mientras estaba en el auto, en el camino de regreso, organizaba la cena mentalmente, tratando de tomar una decisión sobre los ingredientes disponibles en el refrigerador y lo que deberÃa haber descongelado. Oh sÃ, porque solo después me convertà a la comida fresca y de temporada.
Además, al regresar a casa, imaginaba en mi corazón que un equipo de elfos, mientras tanto, al menos habrÃan arreglado las camas. ¡Mujer ilusa! Las camas, deberÃas saberlo todo ahora, ellas no se hacen solas y si esperas la contribución de tu esposo (¡incluso si es ideal!), en realidad serÃa pedir demasiado.
En cierto punto, cuando creÃa que habÃa alcanzado un equilibrio, relativamente aceptable, el primer niño llegó. ¿Es suficiente uno sabes? No una manada. Es suficiente que solo tengas uno para volver a poner todo en discusión: las facturas, las compras, el trabajo. Incluso el auto ya no es bueno, es demasiado pequeño, ¡muy deportivo! ¿El scooter? Ni siquiera lo pienses, ¡Ve! Vendido. ¡Antes de que llegue!
Los ritmos, los tiempos, el dÃa tÃpico. Todo lo que habÃa organizado y los objetivos que con esfuerzo apenas habÃa alcanzado, todo se trastornó con su nacimiento. Aún más, la gestión económica de nuestro presupuesto familiar se vio comprometida.
Antes de su llegada, el salario de ambos era suficiente para ir de compras y salir a cenar, o para un cine de vez en cuando, ir de vacaciones a la playa, algún regalo, la Navidad, los amigos. En definitiva, con un poco de atención se podrÃa hacer cuadrar todo, o casi.
Sin embargo, las matemáticas nos enseñan que un solo elemento además, no puede multiplicar las sumas. Sin embargo, te juro que gastarás más en un solo mes, mucho más de lo que gastarÃan los dos juntos en seis meses.
¿Sabes cuánto cuesta un paquete de pañales? No, digo... ¿lo sabes? Bueno, te diré: ¡35 euros! Cada paquete contiene unos 100 pañales. Y él, esa pequeña criatura indefensa, hará todo lo posible para utilizar seis al dÃa. Haciendo un balance, ese paquete de pañales será suficiente para unos quince dÃas o menos. ¿Y queremos hablar del destete, el liofilizado, la leche en polvo, la fruta