A partir de ahora, quédate cerca de mÃ. Ãl observó sus labios por un minuto, no le gustaba el hecho de que Kyou los habÃa besado cuando no lo habÃa hecho. Lo estaba volviendo loco y el hecho de que lo estaba volviendo loco, lo estaba poniendo más loco. Ãl inhaló su olor otra vez; Oler la inquietante presencia de su hermano y eso tampoco lo hacÃa feliz.
"Kyoko, ve a tomar otro baño," Toya dijo un poco ásperamente, atontando a Kyoko y pinchando su carácter.
"¡Sólo tomé una!" Sus ojos esmeraldas le lanzaron chispas.
Toya sonrió por dentro. No querÃa nada mejor que enfadarla porque se veÃa tan linda cuando era asÃ. Pero volviendo a olfatear, le informó: -¡Estás apestando!
"¡Toya!" -gritó Kyoko mientras sus manos se cerraban a los costados-.
Toya sintió que su cuerpo se ponÃa pesado y se fue. Dios, lo odiaba cuando usaba ese hechizo de domesticación contra él. "Kyoko, ¡para eso!" Ãl la miró fijamente. "¡Maldición!"
"¡Bueno... eres grosero! ¡No apesta! "Kyoko lo fulminó con la mirada, deseando que todavÃa estuviera de pie para poder hacerlo de nuevo.
Sintiendo que los efectos del hechizo se desgastaban, Toya lentamente se levantó, esperando que ella no usara el hechizo de domesticación otra vez. "Kyoko, escucha, por favor, toma otro baño, no lo hueles, pero yo puedo", trató de explicar, pero ella lo cortó.
"¡Toya!" Kyoko siseó mientras volvÃa a caer al suelo. Tuvo la suerte de que no le diera patadas.
Se quedó allà un momento mientras Kyoko lo miraba con furia. Lentamente, él la miró y susurró: -Hueles como él. Luego se puso de pie, sus ojos de plata fundido ocultos bajo su flequillo oscuro, haciendo que los reflejos plateados brillaran a la luz del sol. ¿No entendÃa que no podÃa soportar el hecho de que llevaba el perfume de Kyou y no el suyo?
Toya se volvió y regresó al bosque, lejos de ella... dejándola allà confundida. HabÃa parecido tan triste cuando lo habÃa dicho. Kyoko bajó la cabeza, sintiéndose como el idiota más grande del mundo, ambos mundos. Ella sabÃa de todos sus hermanos, el que no podÃa llevarse bien era Kyou... incluso si ambos estuvieran del mismo lado. Siempre luchaban cuando se veÃan uno al otro.
"Oh Toya, lo siento." Susurró en el aire vacÃo que habÃa dejado atrás. Volviendo al agua, se desnudó y volvió a lavar el aroma de Kyou.
Ella sonrió pensando... No le gusta el perfume de Kyou. ¿Será que está celoso? Ella suspiró repensando... ¿O es sólo porque no le gusta Kyou? Recordando lo que habÃa ocurrido antes mientras ella estaba sola, Kyoko se apresuró y se lavó, no queriendo arriesgar a más visitantes no deseados durante su baño. Volviendo rápidamente, se vistió y volvió al campamento.
Kyoko entró en el claro donde sabÃa que Toya la estarÃa esperando, y lo estaba.
Ella realmente no querÃa estar a solas con él ahora después de la manera en que las cosas se dieron en las aguas termales. Rápidamente exploró el área para Kamui pero no lo vio.
"Toya, ¿dónde está Kamui?" Preguntó Kyoko nerviosamente.
Toya la habÃa estado esperando para volver, aunque sólo hubiera vuelto un par de minutos antes que ella porque habÃa estado vigilándola⦠asegurándose de Kyou no se mostrara de nuevo hasta terminar lo que habÃa empezado.
Se encogió de hombros como si no importara cuando contestó a su pregunta: "Fue a visitar a Sennin y regresará por la mañana para que podamos salir."
Realmente habÃa enviado a Kamui con el anciano para preguntarle si habÃa obtenido más información sobre dónde encontrar los talismanes. En algún lugar en el fondo de su mente, Toya sabÃa que era sólo una excusa para estar a solas con Kyoko por un tiempo... pero él no le dirÃa eso.
Kyoko suspiró mientras se sentaba, cerrando los ojos y relajándose contra el árbol. Maldita sea, estaba de vuelta en la misma posición que habÃa estado evitando cuando se marchó para caminar. Tratando de distraerse, la primera cosa que entró en su mente fue Kyou, sus brillantes ojos dorados mostrando un parpadeo de emoción. Era la primera vez que lo veÃa mostrar alguna emoción, además del inexpresivo rostro de aburrimiento que llevaba o la ira de la batalla. Y la habÃa besado.
¿Por qué la habÃa besado asÃ? ¿Y por qué no habÃa intentado detenerlo? Era como si hubiera sido incapaz de pensar, apenas capaz de sentir. Aunque todavÃa tenÃa mucho miedo de él, se habÃa sentido segura al mismo tiempo. Después de todo, él era uno de sus guardianes. No la lastimarÃa... ¿verdad? Fue su primer beso y uno que nunca olvidarÃa. Miró a Toya y le atrapó mirándola de nuevo.
Toya habÃa estado observando las emociones parpadeando en su cara y se preguntaba en qué estaba pensando. ParecÃa que tenÃa un secreto y luego notó que el leve rubor cruzaba sus mejillas y sabÃa que tenÃa razón. ¡Estaba pensando en Kyou! PodÃa oÃr el gruñido fuerte dentro de su cabeza. Cuando se volvió para mirarlo, él la miró. Se volvió y miró hacia el otro lado, cruzando los brazos al frente y dejándola mirar confundida a su espalda.
Kyoko frunció el ceño y le gritó. De repente, un escalofrÃo bajó por su espina dorsal y su corazón empezó a golpear fuerte contra su pecho... Mal. Levantando la cabeza Cerró los ojos y sintió que la oscuridad se acercaba a ellos... Era un mal, y tenÃa en su interior un pedazo destrozado del guardián del corazón de cristal.
Toya sintió que el latido de Kyoko se aceleraba y se volvÃa para mirarla. "Kyoko, ¿qué es?" Su voz estaba ahora llena de preocupación cuando instantáneamente se olvidó de estar enojada con ella.
"Un talismán, muy fuerte y oscuramente viciado. Avanza rápidamente⦠De esta manera," Ella señaló a la izquierda y ambos se pusieron en pie y empezaron a correr en esa dirección. No habÃan ido muy lejos cuando oyeron que algo se estrellaba entre los árboles, dirigiéndose directamente hacia ellos.
El cuerpo de Toya se movÃa por su propia cuenta, sus antebrazos palpitaban a sus lados como para llamar su atención al poder que allà estaba escondido. Con un movimiento de su muñeca, la daga de fuego se deslizó de su carne y saltó frente a Kyoko, empujándola detrás de él con su otra mano. Se preparó mientras el bosque frente a ellos tomaba vida propia. Los árboles y el follaje se estrellaron alrededor de ellos cuando un enorme demonio tronó hacia ellos.
Kyoko tragó el nudo en su garganta mientras miraba al demonio. Era unas diez veces más alto que cualquiera de ellos y muy desagradable. PodÃa ver el bello cielo por encima y se preguntó si alguna vez se acostumbrarÃa al hecho de que los demonios vivÃan aquÃ. Ella retrocedió cuando sus horribles ojos rojos se fijaron en ella y Toya.
Toya olfateó el aire, haciendo una mueca. La cosa olÃa como si hubiera sido enterrada y dejada a pudrirse mucho tiempo antes de arrastrarse de su tumba. HabÃa apostado su vida que Hyakuhei estaba controlando esto porque no habÃa sentido tanto poder dentro de un demonio en mucho tiempo.
"Otro de su maldito engendro, âse burló Toya, y luego oyó que la risa burlona provenÃa de lo profundo del pecho del demonio.
Hablaba en una voz