- No creo. ¿Qué libro?
- Un libro de poemas que ganó un premio.
- De eso no me acuerdo.
3.
El día siguiente, al salir de casa, los pasos me llevaron al Jordán. En menos de veinte minutos estaba ya allí. Para mi sorpresa me dejaron entrar sin preguntarme nada y hasta llegué al lobby del inmueble sin que nadie me molestase. No tenía idea por quien preguntar, pero enseguida lo vi allí en una sala enorme en la que estaban sentado pacientes y se paseaban enfermeras. Todo tenía más bien un aspecto de hotel de cuatro estrellas. Miré a mi alrededor y ya pensaba preguntar a una de las enfermeras (¿preguntar qué? No lo sabía muy bien, ¿Preguntar por un escritor sin nombre?, ¿Por un tal Pablo?) Cuando él mismo me reconoció y se dirigió a mí como nos dirigíamos en ese tiempo remoto entre nosotros. "¡Hola pibe!", si siempre nos hablábamos así ¿cómo puede uno acordarse de los nombres?
- Hola, ¡Qué alegría verte!
- Venid, ven, sentáte acá.
No me acordaba del todo que era argentino, y no creo que lo era, aunque empezó por hablarme en argentino.
En seguida se puso a alabarse.
- Bueno, es que ya no somos los majaras de antaño, ya soy un escritor famoso, soy Person, no el Ruiz que tú conocías, un simple Ruiz, todos los doctores aquí me llaman el Señor Person, o el escritor Ruiz Person.
No me sonaba nada a su nombre, a lo mejor era un nombre de pluma que se había inventado.
- ¿Ruiz es un apellido?...
- Je je, claro, son mis dos apellidos, mi nombre propio lo guardo para mis amantes. Ese no lo sabe nadie. Y lo que yo digo es que hay que escribir con los cojones, no con el lápiz, ni con el ordenador. Por eso mi mejor novela se llama "Pijas y huevos", eso es escribir con los cojones. ¡Cojones!
Y gritó y todos lo escucharon pero nadie se permuto por esa palabra. Todos seguían muy tranquilos. Lo que le daba al ambiente un aire un tanto cinematográfico o risueño.
- ¿Y a qué viene eso?
- Así nos metemos en directo en la entrevista, porque me imagino que vienes a entrevistarme. A mi solo vienen a entrevistarme, o a entrevestirme, así que entre rápidamente en caliente. ¿Qué te parece? Venga... las preguntas. A mí me gustan las preguntas.
- ¿Cuando naciste?
- Eso es una pregunta que nunca hay que preguntar a un escritor. Deberías saberlo antes de venir. Bueno, nací hace poco y soy muy viejo. ¿Qué te parece esa respuesta? Jejeje, es muy poética, y política, qué más político que eso.
- ¿Y qué está usted escribiendo ahora?
- Otra mala pregunta. Yo ya hace años que no escribo nada, solo doy entrevistas, así vendo más libros y no tengo que escribir. Todo lo imagino. Que escriban los periodistas.
- ¿Crees en el futuro de la novela?
- Ah! Eso sí. Si que creo en el futuro de la novela.
- ¿Pero no crees que los medios electrónicos van a matar a la novela?
- Sí. En eso también creo. Pero es que hay que matar diariamente a la novela para que tenga futuro. Buena frase. ¿No?
Las verdad es que menos mal que no venía a entrevistarlo, porque se volvía cada minuto más insoportable.
- ¿Qué personaje te gustarás ser?
- Todos. Pero sobre todo la conductora rubia esa que sube a Jack Kerouac en autostop. Esa más que ningún otro personaje.
- ¿Y quién es esa?
- Bueno en uno de sus libros, que se llama Blonde algo, se sube en un coche en el que conduce una rubia. Me encanta esa rubia, y le cuenta que está casada, lo cual es mentira, pero a la rubia esa, que es muy inteligente, le gusta jugar.
- Pero de los personajes de sus libros,
- Ninguno de ellos, soy todos ellos y por lo tanto los odio, pero ellos son partes de mí que siguen existiendo en los libros cuando ya se han muerto en mí.
- ¿No quisieras resucitar a alguno de ellos?
- Sí, a muchos, sobre todo a la cocinera de la novela "El viento y su pimiento" que ni siquiera me acuerdo de su nombre para que me prepare una buena paella.
- ¿Le gusta la paella?
- Y leer también. Me gusta leer.
De pronto sonó un timbre y todos se levantaron y se dirigieron en una misma dirección.
- Es la hora de la medicina y después del almuerzo.- Dijo.- si quiere vuelve usted esta tarde.
- O mañana.
- O mañana. Mejor mañana. Porque después quiero hacer la siesta. Ninguna siesta es un acto perdido. Nunca se pierde el tiempo haciendo una siesta. Mejor una siesta que una fiesta. La siesta es el mejor momento del día. Sin siesta no hay vida.
Y desapareció.
4.
No volví ese día, me fui a casa, bajé al sótano a buscar los libros de Ruiz Person, no tenía ninguno. Llegué a conectarme difícilmente al internet con el wifi, porque estaba demasiado lejos del router, y lo busqué, aparecía un Ruiz Person en wikipedia.
Nacido en Las Pampas en 1967 y muerto en Irxal en 1999. Escribió dos libros: "La pija y los huevos", y "Sueldos para soldar".
Eso era todo lo que decía. Aunque estaba claro que se hablaba de un mismo libro, estaba claro que no era. Y que además, intuía que no existía y que tal vez era una broma del mismo Pablo. Así que me puse a buscar por "La pija y los huevos" Y allí lo encontré. Sí que lo encontré. Ruiz Person era un personaje de una novela de Pablo Piscis, escritor nacido en La Torreta y muerto en Irxal en el 2006. Eso de muerto era tal vez un tanto exagerado. O una broma de algún enemigo o amigo o del mismo Piscis.
Y están las obras novelísticas. Además de libros de poemas, cuentos, ensayo, filosofía, había escrito treinta y siete novelas. Solo algunas aparecían en wikipedia:
El bebé sin vida
El asesino de nadie
Las cosas tienen su encanto
La crisis de los tártaros.
La Trilogía de Destar: Milón, Melón y Milonga.
El Cuarteto de Minoestar: "Luces y más luces", "Lunes y otros Domingos", "Martes ojalá te hartes" y "El escudo del jabalí".
5.
En el sótano, así me acostumbre a llamar a mi oficina, de unos 15 metros cuadrados, que podría ser un cuarto de estudiante, encontré uno de sus libros, "El bebé de nadie", lo ojeé e hojeé y enseguida me acordé de que ya lo había leído y de qué trataba. Era sobre una mujer que tenía un bebé de seis meses y que un día paseándose al lado del mar se puso a llover, la madre lo tapa y se dirige rápidamente a casa de su madre, pero al llegar no hay ningún bebé en el coche donde estaba y para su gran sorpresa la madre le pregunta qué hace con un coche de bebé si no tiene hijos. El marido no recuerda nunca haber tenido un hijo ni nadie alrededor de ella. La madre del bebé sin bebé empieza a volverse loca y a vivir entre la paranoia y la esperanza, los loqueros y los investigadores. Se trama una organización internacional de secuestradores de niños, que no se sabe si de verdad existe o es pura imaginación de la madre.
La segunda página indicaba que había sido publicada en 1984, aunque no precisaba si era una reedición o una primera edición. Cuando lo leí no me gustó mucho. Ni siquiera estoy seguro de haber llegado hasta el final. Me pareció una novela un tanto comercial y que no llegaba a ningún lado. Parecía una película alemana de los años veinte. Daba miedo pero no llegaba a asustarte, ni había forma de identificarse con ninguno de los personajes. Me acordé