– Una última pregunta: ¿Qué le gusta hacer a Miguel? – Aparte de hacer el tonto en la televisión piensa Roberto.
– Ay pues no sé… Lo típico: jugar al golf, al póquer, salir de fiesta, ir a la playa, tomar el sol y entrenar como un loco en el gimnasio, casi todos los días va a un gimnasio que se llama «Sparta».
Los dos policías se levantan de sus sillas, Roberto guarda su libreta y Manuel se despide.
– Muy bien, hemos terminado por ahora, con esto ya tenemos información para empezar la investigación, estamos en contacto por teléfono. Recuerda no hablar con nadie sin llamarnos antes a nosotros.
00:42
Los dos agentes se dirigen hacia la comisaría en el coche de Roberto y discuten sobre la conversación que han tenido minutos antes. El capitán es ahora quien hace las preguntas.
– ¿No te parece extraño? Natasha y el «Mimi» se van a casar el próximo mes pero la chica todavía no conoce a la familia de su futuro marido.
– Muy extraño. – Responde Roberto. – Pienso que ella…
Manuel interrumpe4 a su compañero con otra pregunta.
– Y… ¿No te ha parecido una muy buena actriz que nos ha contado lo que ha querido?
– Sí, la verdad es que… – Roberto intenta responder a la pregunta de su capitán, sin embargo no tiene éxito porque Manuel continua con sus preguntas.
– ¿Quién son los principales responsables de los crímenes en parejas jóvenes?
Por tercera vez el inspector quiere responder a la pregunta de su jefe. – Pues normalmente familiares y ami…
– Los familiares y los amigos. – El capitán parece que está hablando solo. – Hay que investigar a esa Natasha, creo que no nos ha dicho toda la verdad.
– Si capitán, yo pienso que…
– ¿Y por qué nos ha hablado mal del dueño de la discoteca Mermelada?
La conversación continua, Roberto no consigue responder a ninguna de las preguntas, no puede imaginar cómo su compañero ha llegado a ser capitán de policía sin escuchar a nadie. Llegan a la comisaría en poco más de 10 minutos, el capitán baja del coche y se despiden. Roberto compra un Red—Bull en una máquina de refrescos, odia esa bebida, sin embargo no ha dormido mucho y piensa que esto le puede ayudar a estar despierto y continuar con la investigación.
01:00
Zona de discotecas, puerto de Alicante
Los siete días de la semana hay fiestas en Alicante. El inspector Sánchez está enfrente de la puerta de la discoteca Mermelada, puede ver como cientos de personas de su edad se divierten, un grupo de jóvenes bromean en la salida del club, parece que se lo están pasando bien. Hace tiempo que Roberto no ve a sus amigos de Pamplona, es difícil cuando vives a cientos de kilómetros de ellos, les echa de menos.
Los dos gorilas de la discoteca ponen mala cara cuando el inspector de policía les dice que quiere ver a Andrei Antonescu, parecen dos bulldogs humanos, uno de ellos tiene tatuado un dragón que le sale por el cuello, el otro todavía menos discreto luce un tatuaje estilo Mike Tyson en plena cara.
El del dragón en el cuello avisa a su jefe por radio de la presencia del inspector y en menos de un minuto le invitan a entrar, «Mike Tyson» le acompaña hasta una de las salas VIP de la discoteca.
– Max, hoy es la última vez, si vuelves a llegar tarde al trabajo te despido. – Andrei Antonescu hace su papel de jefe y ejerce su autoridad sobre el gorila que ha acompañado a Roberto.
– Lo siento jefe, no va a volver a pasar. – Max mira al suelo, delante de su jefe no parece tan duro como aparentan sus músculos y su tatuaje en la cara.
– Buenas noches agente, ¿en qué puedo ayudarle? – Andrei tiene una sonrisa desafiante, de estas que parece estar diciendo «soy mejor que tú». Es un hombre alto, fuerte y parece evidente que va al gimnasio con frecuencia, tiene letras chinas en los dos brazos y un pendiente de oro en la oreja izquierda.
Roberto comienza con sus preguntas.
– Tengo entendido que Miguel Fernández el «Mimi» ha trabajado aquí. ¿Cuándo le has visto por última vez?
Andrei susurra5 algo al oído de su guardaespaldas y contesta a la pregunta.
– Miguel Fernández… pues sí, ha trabajado aquí, es un tío guapo sin cerebro, las chicas ven sus ojos azules y se vuelven locas. Ahora mismo no recuerdo muy bien pero estoy seguro de que este año no le he visto.
– ¿Por qué ya no trabajáis juntos?
– Se cree que es una estrella de Hollywood y lo único que hace es salir en los programas del corazón para las niñas tontas. Nunca me ha gustado la gente como él, yo sólo quiero lo mejor para mi negocio y si el público quiere al «Mimi» pues yo les doy al «Mimi».
– Vamos a hablar de ti. ¿Qué has hecho hoy? ¿Has estado aquí toda la noche?
– Toooooda la noche. – Responde el rumano con una sonrisa en la cara. – He venido a las 20:00 y aquí sigo. No sé qué ha pasado ni quiero saberlo, pero sé una cosa, aquí no están las respuestas que buscas.
– Una última pregunta: ¿Conoces a la novia del «Mimi»?
Andrei se levanta de la mesa y levanta los brazos.
– ¡Ahora ya está todo claro! ¡Natasha! ¡Por eso la policía está en mi local! Esa mujer es un tornado, un huracán, la caja de Pandora, un imán del caos, una granada sin anilla. Todo lo que hay cerca de ella se convierte en problemas, lo mejor que puedes hacer es estar lejos de esa mujer. ¿Has visto su antigua casa en San Vicente? Si quieres conocer a Natasha tienes que ir allí.
Roberto escribe todo en su libreta como siempre, se despide del rumano y del gorila Max «Mike Tyson».
De camino a la salida pregunta a dos camareros para estar seguro de que Andrei ha estado allí toda la noche, los dos confirman la historia, dicen que su jefe ha llegado a las 20:00 y ninguno de ellos le ha visto salir del local.
El joven inspector vuelve al coche con más dudas que respuestas, no ha conseguido demasiada información y esto le cabrea.
01:19
Roberto repasa sus notas una y otra vez en el aparcamiento, parece que Andrei Antonescu tiene una buena coartada6, sin embargo no quiere quitarlo de la lista de sospechosos. El rumano no es el tipo de delincuente al que le gusta mancharse las manos, parece de esos que prefieren contratar a unos matones para los trabajos sucios.
Cuando un inspector necesita información lo mejor es llamar a la comisaría, donde la simpática Cristina siempre contesta al teléfono con dulces palabras.
– Buenas noches amor, ¿qué haces trabajando a estas horas? Hoy, si no recuerdo mal, tienes la noche libre.
Roberto arranca el coche al mismo tiempo que habla por el «manos libres».
– Pues el capitán me ha despertado, tenemos un caso de secuestro y parece que soy el único inspector en el universo.
– A ti te voy a secuestrar yo un día si no paras de trabajar.
Cristina es lo más parecido a una