Cuando crezca, se irá enfrentando a miedos reales que asociará a estos miedos imaginarios, lo que es muy positivo. ¡Entonces, verá cómo los relatos de miedo se vuelven a solicitar con mucho énfasis!
Me dicen que lo protejo demasiado…
¡Simón tiene suerte! Su padre es bombero, un auténtico bombero, con un casco brillante y que conduce un camión rojo. A los siete meses, Simón todavía no se imagina el éxito que tendrá entre sus compañeros cuando cuente que su padre se sube a lo alto de la gran escalera. Por el contrario, lo que siente confusamente Simón es que todo lo que emprende es un potencial peligro, ya que su padre ha visto muchos accidentes… ¿Su hermano está comiendo? ¡Cuidado, podría atragantarse! ¿El baño? Prudencia: uno se puede ahogar tan rápido… ¿Se pone de pie? Cuidado, se va a caer… ¡Y, seguramente, Simón se cae, ya que su papá lo ha previsto!
El padre de Simón, como todo papá (o mamá) «gallina», está movido por las mejores intenciones del mundo… Pero este exceso de precaución, en lugar de dar confianza al niño, le proporciona la sensación de que el mundo es una amenaza, y que el peligro está en todas partes, lo que contribuye a reforzar su sentimiento de inseguridad. ¡Y también aquí las palabras tienen su importancia! Cuando el padre de Simón le dice: «Te vas a caer», ¿es una orden o un aviso de alerta? Sería mejor que dijera: «¡Cuidado, puedes caerte!», ya que esto no le obliga a obedecer…
♦ No anticiparlo todo
Para cada padre resulta, por tanto, de suma importancia encontrar el nivel de protección normal que permita al niño experimentar con su cuerpo en diferentes situaciones.
Si a los dieciocho meses siente ganas de acariciar a un gato, se le puede dejar que lo haga estando siempre cerca de él, sin asegurarle: «¡Ten cuidado, te va a arañar!». Hacia los dos años, si le dice que tiene mucho calor y quiere quitarse su chaleco, puede darle un voto de confianza, ¡salvo en el caso de temperaturas extremas!
No intente siempre anticipar lo que puede sentir. Para desarrollarse en armonía, el bebé debe poder experimentar e innovar. Afortunadamente, en una pareja, raramente ambos son hiperprotectores. Uno de los dos puede acompañar al niño en sus exploraciones más aventuradas.
Tal vez aquellos que insinúan que usted protege demasiado a su hijo no tengan necesariamente razón. En este ámbito, también, existen modas e ideas heredadas, y esto sin contar a aquellos que creen que lo saben todo porque han criado cuatro hijos o han hojeado unos libros sobre el tema… Usted no está obligado a sintonizar con su madre en lo referente a la educación de su bebé. Sin embargo, si oye con mucha frecuencia que lo protege demasiado, puede haber un fondo de verdad… ¿Tal vez le duele verlo crecer y alejarse de su lado?
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