¿Hay que coger al bebé en brazos cuando llora? Proporcionarle tranquilidad y confianza de 0 a 2 años. Marie Auffret-Pericone. Читать онлайн. Newlib. NEWLIB.NET

Автор: Marie Auffret-Pericone
Издательство: Parkstone International Publishing
Серия: Así es la vida
Жанр произведения: Воспитание детей
Год издания: 2016
isbn: 978-1-68325-125-5
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sentimiento de seguridad interior en los más pequeños.

      Antes, en estas instituciones tan rígidas, los equipos responsables de los niños trabajaban por turnos. Los bebés nunca eran lavados, alimentados, acostados o levantados por la misma persona, que habría podido desarrollar un papel más «maternal». Emmi Pickler puso en evidencia que este ambiente de gran inestabilidad acentuaba la angustia de estos pequeños, ya de por sí con mucho sufrimiento. Entre los principios que han dirigido su investigación, ha demostrado lo fundamental que era, para el equilibrio del niño, que se estableciera una relación regular y privilegiada con un adulto de referencia. También en Lóczy se destacó la importancia de estimular la actividad autónoma de todo pequeño, para ayudarle a tomar conciencia de sí mismo y de su entorno… Todo ello sin olvidar su buen estado de salud física, lo que allí estaba lejos de ser una evidencia.

      Gracias a una nueva organización, precisa y adecuada para los más pequeños, así como a los cuidados de calidad donde el bebé es realmente considerado como una persona, los niños criados en estas condiciones pueden desarrollarse en armonía en una situación considerada «de riesgo»: la de un bebé criado exclusivamente en una colectividad. A este respecto, no sorprende que el «estudio Lóczy», realizado hace más de cincuenta años, haya llevado sus frutos más allá de la frontera húngara y a situaciones menos extremas.

      La experiencia de las guarderías

      Hoy en día, los responsables de las guarderías generalmente tienen establecido un sistema de referentes. Cada bebé suele ser confiado a una persona bien identificada, que tiene a su cargo a un número limitado de niños y que es presentada al niño en el momento en que toma contacto con la guardería por primera vez. Día tras día, y semana tras semana, este adulto de referencia, educador o auxiliar de puericultura, le va a garantizar los cuidados básicos y va a animar al bebé en sus progresos. Esta persona también es interlocutor privilegiado de los padres, a los que contará los pequeños y grandes acontecimientos de la jornada vividos por el niño.

      Ciertamente, la cuestión de las referencias se presenta de una forma menos aguda si el pequeño es cuidado en casa, pero en cualquier caso, a través de los pequeños rituales cotidianos de la guardería o de la casa (cambios de pañal, comida, siesta…), va a comprender de la misma manera que esos acontecimientos de su día a día se encadenan de forma regular. Al cabo del tiempo, estas señales lo tranquilizarán y le permitirán establecer su seguridad interior. Proporcionándole estas referencias, usted ayuda a que su bebé avance y progrese en la vida.

      Una llave hacia los aprendizajes básicos

      Andar, hablar, reflexionar… ¡Pronto su bebé sabrá hacer todo esto! Ahora bien, según la opinión de los especialistas en desarrollo infantil, la seguridad interior es fundamental para estos aprendizajes básicos. El ejemplo del caminar es muy sorprendente en los bebés de origen africano. Estos niños, acostumbrados a ir pegados al cuerpo de la madre, se comportan desde muy pronto como pequeños acróbatas. Andan, escalan y tienen una seguridad corporal mucho mayor que la de sus compañeros europeos. ¿Por qué? Sin duda porque estos bebés, acurrucados contra su madre, han descubierto el mundo desde el puesto de observación más tranquilizador. Confiados en su capacidad de explorar, estos pequeños no dudan, ya que se sienten capaces a la hora de lanzarse a caminar.

      Ciertamente, hay muchos elementos que se inscriben en los genes, pero ¿cómo podría un niño tener ganas de lanzarse a descubrir su universo con serenidad si siente que aquellos a los que más quiere no creen en él? Sin duda, sus tentativas estarán llenas de fracasos. Pero cuando un bebé sabe que están preparados para sujetarlo cuando fracasa, para permitirle empezar de nuevo, acaba por conseguir su objetivo de una forma natural, con una sonrisa de oreja a oreja.

      Un buen «capital salud»

      El encadenamiento de etapas es idéntico para la adquisición del lenguaje. Si, desde los primeros balbuceos, reafirmamos a nuestro bebé en su capacidad para hacerse comprender y para comunicar, tendrá ganas de experimentar las múltiples combinaciones de palabras sin temor y con satisfacción.

      Creer en sus posibilidades, animarlo cuando esboza la intención de llevar a cabo una acción, siempre que no conlleve ningún peligro, contribuirá a que el bebé progrese y se abra poco a poco ante el mundo.

      Sin esta sensación de seguridad interior, el niño puede tener dificultades o sufrir un retraso en sus primeros aprendizajes. Por el contrario, un bebé reafirmado en sus capacidades para superar, una a una, las etapas de la vida tiene todo a su favor para convertirse en un niño, y después en un adulto, dotado de un «capital salud» muy satisfactorio, tanto en el plano físico como psicológico. ¡De ahí la importancia de apostar por esto!

      Lo esencial

      • Reafirmando a su bebé y aportándole referencias lo motivará para progresar, avanzar en la vida y descubrir el mundo.

      • Confiado en su capacidad para superar, una a una, las etapas de la vida, tiene todo a su favor para convertirse en un niño, y después en un adulto, con menos probabilidades de sufrir angustia.

      • Un bebé que se siente seguro se muestra tranquilo, sonriente…, ¡lo que cualquier padre soñaría para su hijo!

      Capítulo 2

      Falsas pistas y buenas ideas

      Lo coge, lo acuna, le da el pecho… Y luego vienen las dudas. Entre los comentarios agridulces de su madre y los consejos estrafalarios de sus compañeras, se pregunta si sus cuidados son los más adecuados…

      Si llora, ¿debo cogerlo siempre en brazos?

      «¿Todavía lo coges en brazos? Lo vas a acostumbrar mal…». ¿Ha oído alguna vez esta reflexión? ¡Seguro que sí! Pero eso no impide que la pregunta nos dé vueltas en la cabeza: ¿estaremos malcriando al niño?

      ♦ Hasta los seis meses

      Seamos claros. Hasta los seis meses, si acude a coger a su bebé en brazos cuando comienza a llorar, nadie puede acusarle de alimentar su debilidad. A esta edad, el número de elementos físicos que pueden molestarle es muy importante (cólicos, sed, hambre, sensaciones de sus límites corporales). Cogerlo en brazos es, por tanto, la mejor manera de tranquilizarlo. La prueba: su llanto se atenúa o cesa de inmediato cuando está en brazos. Sin embargo, cuando lo acueste, déjele protestar unos minutos antes de ceder, para luego volver a acostarlo. Estas lágrimas de cansancio son a menudo necesarias para que se duerma. De la misma manera, los llantos nocturnos, que pueden producirse durante su sueño, no justifican que acuda.

      Antes de los seis meses, por tanto, no creará en él malos hábitos. Lo ayudará a sentar las bases de su seguridad interior, no a convertirse en un futuro tirano.

      ♦ Entre seis y doce meses

      A esta edad comienza a tener ya algunas manifestaciones de potentado y a probar cuál es su poder. Es normal. Si protesta porque tiene hambre, puede, sin temor a traumatizarlo, dejarlo que proteste (¡incluso vigorosamente!) mientras le habla para demostrarle que ya lo ha oído y entendido: «¡Ya te estoy preparando el biberón! ¡Ahora voy!». En estos casos, sus lloros son una simple manifestación de impaciencia, y se detendrán en cuanto se calme su apetito.

      Por el contrario, si se ha caído, si se ha hecho daño, si está inquieto o si afronta algunas etapas difíciles (entrada en una guardería, vacuna en el médico, etc.), ¡no lo dude! En sus brazos encontrará la fuerza necesaria para superarlo todo.

      ♦ Más de un año

      Transcurridos sus doce primeros meses, resulta más fácil comenzar a entender sus emociones. ¿Siente pena? ¿La noche le angustia? Es importante consolarlo, y los brazos son la mejor manera de conseguirlo.

      ¿Tiene un arrebato? Todo depende de él… y de usted. Cogerlo en brazos puede calmarlo, pero también puede no querer eso y seguir con el arrebato para mostrarle su desacuerdo. En este caso, no insista: el niño necesita llorar delante de usted. ¿Cabe la posibilidad de que no necesite una caricia, sino que usted juegue con