Salta a la vista la gran cantidad de sectores servicios que claramente no son industriales y que empiezan a dar un indicio de las dificultades que el sector industrial afronta y de las dificultades de crecimiento que tienen en comparación con otros sectores.
Por otro lado, en términos de capacidad de dispersión de efectos, en el periodo 2005-2010 sigue la tendencia que empezó a medidos de los noventa, pues la economía sigue perdiendo sectores impulsores de forma constante, lo cual indica un debilitamiento de los encadenamientos por el lado de la oferta, especialmente en la primera década del siglo XXI.
FIGURA 7
COMPOSICIÓN SECTORIAL CHERNEY-WATANABE (PERIODO III)
Para 2010, los sectores que se registran como impulsores son: animales vivos y productos animales, electricidad y gas de ciudad, metales comunes y productos metálicos elaborados, pasta de papel, papel y cartón, productos de molinería y almidones, productos químicos básicos y elaborados, servicios a las empresas (excepto servicios financieros e inmobiliarios), productos de vidrio y otros productos no metálicos. En el mismo periodo de tiempo se presenta un incremento de sectores claves que reciben influencia de la recuperación del sector de construcción, tanto de edificaciones como de obras civiles, y del sector financiero, sumado al gasto público por medio de los servicios que presta la Administración pública. Estos sectores recuperan sus encadenamientos hacia atrás y su capacidad dinamizadora de la economía vía demanda.
Es importante notar que uno de los sectores que se encuentra catalogado como independiente es el del petróleo crudo y petróleo refinado; esto obedece al gran encadenamiento que tiene por la oferta, pero que muestra un encadenamiento mínimo por el lado de la demanda.
FIGURA 8
COMPOSICIÓN A LA RASMUSSEN (PERIODO III)
Esto implica que, aunque el sector de los hidrocarburos es un insumo crucial para el resto de los sectores de la economía al ser un insumo esencial en sus actividades, lamentablemente no está interconectado vía demanda de insumos con el resto de la economía. Ante esta circunstancia, la falta de encadenamientos hacia atrás del sector petrolero, a pesar de sus crecimientos o mayor demanda de bienes, y de su buen desempeño, no impacta el grueso de la economía, salvo aquellos sectores estrechamente relacionados. Los grandes incrementos de demanda de este sector no se traducen en significantes crecimientos de la producción de otros sectores y, a la inversa, la reducción de la demanda de este tampoco genera reducciones significativas en la producción del resto de sectores.
El efecto real del sector petrolero y refinamiento de petróleo está en sus encadenamientos hacia adelante, es decir, si la oferta de combustibles se incrementa, el resto de los sectores sí reciben este efecto, en tanto en cuanto se constituye en insumo esencial para toda la actividad económica. El impacto de este sector, entonces, tiene la capacidad de incentivar o desincentivar la producción de otros sectores en su relación con los impactos que hace en los costos de producción que tiene para los demás sectores de la economía colombiana.
4. CONCLUSIONES
Al observar la serie completa se tipifican tres periodos de tiempo en los que las relaciones interindustriales tienen comportamientos que las caracterizan, los cuales son 1969-1985, 1990-2000 y 2005-2010.
En el periodo 1969-1985 se observa un proceso de integración y, simultáneamente, un desarrollo económico estrechamente ligado a la industria y al sector agrícola. En este periodo resalta la relevancia de los sectores: agropecuario, metálicos de base y elaborados, papel e imprenta, textil y confecciones, y químicos y caucho. Su relevancia responde a que son los sectores de mayor encadenamiento y mayor capacidad dinamizadora de la economía colombiana, tanto por demanda como por oferta.
De otra parte y por sus encadenamientos en el lado de la demanda, resaltan los sectores de la construcción, en el sentido más amplio, y de los servicios de gobierno. Por el lado de la oferta se encuentran los sectores de bancos, seguros y servicios a las empresas; electricidad, gas y agua; minería; y refinación de petróleo.
Este periodo de tiempo muestra un mercado interindustrial en integración y estable, donde se observa un país con tendencia de vocación a la producción de bienes finales y una lenta transición hacia la producción de bienes intermedios, especialmente en la industria en proceso inicial de encadenamiento con la misma industria y el sector primario.
Con la apertura económica empieza un proceso de transformación del aparato productivo de Colombia que afecta las relaciones intersectoriales y parte su historia económica en dos. Este se sitúa en el periodo de 1990 a 2000, que, a su vez, culmina con la crisis económica de fin de siglo.
El periodo de 1990 a 2000 es de transición en sí; es un momento de grandes cambios y procesos de adaptación de las empresas a la nueva realidad de una economía abierta y menos regulada.
A diferencia de los años previos y posteriores, este periodo de tiempo, por su característica de grandes cambios, dificulta definir sectores claves o determinantes para la economía colombiana. Las relaciones entre los sectores cambian drásticamente de un año a otro del análisis, cuyos cambios que se deben principalmente a la llegada de importaciones que compiten por el mercado nacional, pero también y al mismo tiempo, por un proceso de cambio técnico que impacta modificando las funciones de producción de las firmas y cambiando sus demandas de insumos de forma acelerada.
De igual forma, este periodo 1990-2000 se caracteriza por el crecimiento notable del sector servicios y la perdida de la importancia relativa del sector industrial en el mercado intersectorial; es decir, modifica la capacidad de cada uno de ellos para ser un sector dinamizador de la economía. No obstante, a pesar de lo explicado, los sectores industriales logran finalmente adaptarse y reconvertirse recuperando sus encadenamientos.
En el escenario de grandes cambios de la última década del siglo xx, los sectores industriales que logran mantener sus encadenamientos o integrase más a la economía son: pasta de papel, papel y cartón; productos de molinería y almidones; productos químicos básicos y elaborados; refinados de petróleo; y metálicos de base y elaborados. Igualmente, otros sectores logran integrase de una forma que no tenían previamente, y por ello ganan nueva importancia como actor económico, como es el caso del sector de las comunicaciones.
El tercer periodo de estudio es para años más cercanos y abarca desde 2005 a 2010. Se caracteriza por la recuperación posterior a la crisis de finales del siglo XX, en un proceso que estabiliza la economía y hace menos necesarios grandes cambios en la matriz de requerimientos. Este periodo tiene la característica particular de que Colombia, por primera vez, no tiene una clara vocación de producción de bienes finales, pero tampoco tiene una producción dedicada estrictamente a la generación de bienes intermedios.
También se caracteriza por el auge del sector servicios y la consolidación de la importancia de este en las relaciones intersectoriales, desplazando a sectores industriales tradicionales, por ser el subsector de la banca y los servicios de intermediación financiera el que adquiere de mayor relevancia dentro del sector de servicios.
Para 2010, los sectores impulsores eran: electricidad y gas de ciudad; metales comunes y productos metálicos elaborados; pasta de papel, papel y cartón; productos de molinería y almidones; productos químicos básicos y elaborados; servicios a las empresas; y productos de vidrio y otros productos no metálicos. Dichos sectores tienen gran incidencia tanto por la oferta como por la demanda. Mientras, por el lado de la demanda están: trabajos de construcción y edificaciones; trabajos y obras de ingeniería civil; servicios de hotelería y restaurante; y café transformado. Por el lado de la oferta: aceites, grasas animales y vegetales; café sin tostar no descafeinado; hilados e hilos; tejidos de fibras textiles; petróleo crudo y gas natural; productos de caucho y productos plásticos;